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El Seguro de Vida, ¿para que sirve? Por Arsenio Martín Mangas

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El seguro de vida no es un invento surgido por casualidad, es un invento de la humanidad como lo es el fuego o la rueda, creado para su servicio y en respuesta a la búsqueda constante de seguridad.

Trabajamos para conseguir alimento, vestido y vivienda como necesidades primarias, pero hay circunstancias que nos obligan a dejar de trabajar y faltan los ingresos necesarios para mantener todo lo que hemos conseguido.

Si compramos bienes para vivir mejor, y gastamos en vacaciones, diversión, viajes de placer,… ¿Por qué no vamos a comprar un Capital para sustituir los ingresos que proceden del trabajo cuando ocurre una invalidez o un fallecimiento? Si queremos el bienestar de nuestros hijos y les pagamos colegios, universidades,… y les compramos juguetes, ordenadores, tablets y teléfonos, ¿Por qué no vamos a comprarles un Capital para que puedan seguir estudiando y disfrutar de todo esto cuando no podamos proporcionárselo más a causa de un fallecimiento o invalidez?

Este es el instinto previsor que tenemos y nos llevó a inventar el Seguro de Vida! Uno de los mejores inventos de la humanidad. Siempre buscamos la mejor protección para los nuestros y para uno mismo. Y es que estamos expuestos a muchos riesgos diariamente: accidentes como peatón o en la carretera, viajando, haciendo deporte,… todos los días nos acechan, así como todas esas enfermedades incurables que llevan la desgracia a una familia.

Nuestra seguridad depende de la posibilidad de trabajar y estamos continuamente expuestos a una muerte prematura que además sufrirán nuestras familias. Con una invalidez nos encontraremos además en una situación en que aumentarán los gastos mientras vemos disminuir nuestros ingresos, y todo esto podemos compensarlo teniendo comprado un Capital para cuando acontece la enfermedad o el accidente.

Si ponemos nuestra inteligencia al servicio de nuestras necesidades, optaremos por la solución ideal: El Seguro de Vida. Con él se puede dejar a la familia lo que uno quiera, no lo que haya tenido tiempo de ahorrar. Eliminamos la incertidumbre.     

Una cruel enfermedad o un inesperado accidente destruyen hogares, dispersan a los miembros de las familias dejándolas en muchas ocasiones con agobiantes penurias. Han visto desaparecer bruscamente la fuente de ingresos que garantizaba su bienestar. Y además, truncando los planes para el futuro.

La idea de seguridad va unida a la persona de manera inconsciente. Los psicólogos señalan la seguridad como una necesidad básica. Todos queremos tener la tranquilidad de que nuestros seres queridos, a los que ahora les proporcionamos alimentación, vestidos, vivienda, colegios, universidades… van a seguir disfrutándolo si nos ocurre algo, incluso los planes que teníamos para ellos.

Pero el deseo inconsciente de seguridad no se manifiesta en todas las personas en igual grado, pues unas veces porque la vida ha perdido su dureza y otras porque la persona no se detiene a reflexionar, ese deseo no sale de lo inconsciente. Solo cuando se utiliza la inteligencia para razonar, nos damos cuenta conscientemente de que las necesidades de protección no se pueden dejar al azar.

A veces es necesario que alguien nos ayude a reflexionar, convirtiendo lo inconsciente en consciente, haciéndonos ver que los riesgos existen y que hay una solución. Todos correríamos a salvar a una persona en trance de perecer ahogada porque no sabe nadar, pero mejor hubiera sido que alguien le hubiera enseñado.

Pues ese «alguien» es el Agente Profesional de Seguros, que pone sus conocimientos al servicio de los demás, aconsejando y analizando sus necesidades de previsión.

Cierto que aún no estamos al nivel de países más desarrollados como Reino Unido, Dinamarca o Suecia, pero  nos vamos acercando, pues tenemos un crecimiento superior cada año, signo claro de nuestro desarrollo, denotando Canarias un aumento del interés por el Seguro de Vida.

Al fin y al cabo, es un seguro más barato de lo que uno piensa, no sale más que dos cervezas semanales. De media, para una persona de 40 años cuesta unos 10€ al mes asegurando un capital de 100.000€, y si le incluimos la invalidez, unos 15€ al mes.

Hoy en día se han modernizado mucho, y ya disponen de otras coberturas como enfermedades graves, anticipando parte del capital, rehabilitación cardíaca, segundo diagnóstico, servicio de orientación médica telefónica, consulta telefónica de asesoría jurídica, servicio  de testamento online y gestión de borrado de la vida digital en caso de fallecimiento.

 

Fuente: ASSOPRESS

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