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TEA Tenerife Espacio de las Artes invita a ‘sentir’ el paisaje sentimental de Carmen Cólogan a través de Bosque de islarios

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EBFNoticias.- TEA Tenerife Espacio de las Artes presentó ayer jueves  la exposición Carmen Cólogan. Bosque de islarios, en la que la artista tinerfeña invita al espectador “a viajar, a recorrer pero sobre todo a sentir” su paisaje sentimental a la vez que ofrece una reflexión sobre los territorios acotados, sobre las islas. El director insular de Cultura y Educación, José Luis Rivero; el comisario, Eliseo G. Izquierdo, y la propia Carmen Cólogan fueron los encargados de dar a conocer los detalles de esta nueva propuesta expositiva, que se inaugura mañana [viernes 16] a partir de las 20:00 horas y que podrá visitarse hasta el 20 de noviembre, de martes a domingo de 10:00 a 20:00 horas.

José Luis Rivero, tras dar las gracias a la artista por el trabajo realizado, destacó que este Bosque de islarios, la primera individual de la artista en TEA, “es realmente interesante”. En ella, “la luz y el poder de la mirada y la contemplación juegan un papel fundamental”, señaló Rivero. “Carmen Cólogan ofrece una reflexión profunda sobre la insularidad a la vez que ahonda en el individuo como parte de un colectivo, de una sociedad, y lo hace haciendo uso de una metáfora, la del árbol-isla”, agregó el responsable de Cultura quien valoró “el trabajo titánico que ha realizado la artista” para levantar este Bosque de Islarios en el corazón de TEA.

Además de ello, Rivero resaltó que Carmen Cólogan otorga en esta nueva propuesta expositiva un papel destacado al espacio y al vacío, lo que ayuda a la contemplación de la obra y, por ende, a poder sentirla mejor. Por su parte, Eliseo G. Izquierdo recordó que en esta muestra -fruto de tres años de trabajo- la artista “huye de los excesos, de estridencias” y recurre a la sencillez, a la concentración de elementos mínimos”, a la esencia de su idea y de lo que quiere transmitir. Bosque de islarios, añadió, “combina a la perfección belleza y sencillez”.

También Izquierdo hizo alusión a la idea del vacío que habita en esta muestra dando a la “contemplación” el espacio que se merece. “Las lecturas que ofrece este Bosque de islarios son tantas como tantos espectadores puedan existir”, señaló el comisario quien además indicó que “el pensamiento oriental es clave en su forma de trabajar. Eliseo G. Izquierdo apuntó que árbol e isla, elementos que han estado muy presentes en sus obras anteriores, se funden aquí en una especie de ser único. Recordó por último que en esta exposición -tan llena de ideas metafóricas- “lo fundamental es la contemplación”.

Carmen Cólogan quiso también agradecer a TEA la oportunidad que le ha brindado de “exponer aquí su trabajo, su obra, su vida”. Y es que esta muestra, aseguró, ha sido para ella “una experiencia vital”. “Deseo que el espectador experimente la pintura”, señaló la creadora quien para lograr este cometido ha despojado a su obra de todo lo innecesario y se ha centrado en la esencia de la obra así como en el vacío. “Para mí lo más importante es que el espectador disfrute, viva, camine y sienta esta obra que está plagada de sentimientos”, agregó Cólogan. “He volcado mi vida en este gran lienzo. Quiero que mis obras hagan latir el corazón de quien la ve, quien las siente”, dijo la artista que ha querido hacer de esta muestra “una experiencia vital, sensitiva”.

Bosque de islarios es, ante todo, la metáfora del tiempo y del espacio que transcurre en las periferias. En esta individual, los árboles son la metáfora de un paisaje interior, habitado por cuerpos de islas. Esta arquitectura vegetal, este bosque que asciende y que se estremece en cada nuevo instante desde las raíces hasta las últimas hojas, no es un bosque real ni es una representación estética sino moral. Mediante este bosque, Cólogan trata de recuperar un mundo perdido a través de la imaginación.

Un proverbio chino, que dice que a medida que pintamos un árbol debemos sentir que nos vamos elevando, da la bienvenida a esta muestra. Y es que esta idea de elevación, de alcanzar la luz, está presente en esta individual. La artista subraya el hecho de que mediante los ojos vemos la luz, metáfora de vida. De ahí que considere que la iluminación es presencia y la presencia pintura.  Pese a que esta luz -la luz ciega del interior- es imposible de alcanzar, es objeto de su búsqueda constante. La obra de Carmen Cólogan descubre un paisaje idealizado desde la realidad presentando de este modo su propio imaginario y partiendo desde la experiencia interior. Bosque de islarios son adquisiciones de su memoria, rastros del mundo vivido por la artista.

Asimismo, este Bosque de islarios trata del mundo exótico y a la vez complejo de la insularidad. Crea un binomio que podría llamarse isla-árbol mediante el cual reflexiona sobre territorios acotados por la luz siempre viniendo desde dentro hacia fuera. De modo que son los suyos paisajes del interior habitados por cuerpos de islas. La muestra, producida por TEA y que intenta romper con la idea de lo que es una exposición entendida en el sentido más tradicional. Bosque de islarios es, según detalla la propia artista, más una instalación que una muestra al uso. No obstante, todo este proyecto pivota en torno a una sola obra, una gran pintura de siete metros de largo donde el vacío forma parte de la misma.

Este proyecto se presenta en TEA estructurado en tres partes. En la primera de ellas se descubre la obra central: un gran cuadro. Sobre sus seis paneles de madera se recogen 61 árboles pintados al óleo, árboles exóticos que habitan en islas de todo el mundo (e incluso Cólogan añade alguno más fruto de su propia imaginación). Estos árboles -que ella misma denomina, sentimientos-paisajes- son un pretexto para transmitir el sentimiento de la elevación en un sentido místico. Bosque de islarios trata de descubrir la luz a través de su imaginario simbólico. En él habitan árboles como el cacao, el olivo, el baobab, el del pan o el drago (tan apegado a su obra). Árboles que idealiza y que ha conocido en persona o a través de fotografías dada su lejanía. Para su ejecución empleó una amplia paleta de colores, todos ellos personales.

En la sala siguiente se ha montado una instalación: Un bosque de lonas dispuesto en forma de laberinto. Son dieciocho árboles que permiten al espectador caminar por ese paisaje sentimental. Es como una especie de juego que la artista ha ideado para hacer que el visitante entre en la propia obra. Cierra este proyecto un vídeo de José Carlos Pérez Díaz, de 11 minutos de duración, en el que se combinan infografías 3D con grabaciones de vídeo y fotografías. Esta pieza cuenta con la música y los efectos sonoros de Juan Belda. La obra consta de dos partes: Dentro, que ofrece una recreación artística libre inspirada en el  proceso de gestación del Bosque de islarios; y Fuera, un making off con vídeos, fotos y stop-motion del proceso de creación de este mural.

 

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