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217 Aniversario de la visita del naturalista Humboldt a la Isla de Tenerife

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Durante su estancia en la isla, de una semana de duración, conoció las bellezas, de Santa Cruz de Tenerife, de La Laguna, de la comarca de Tacoronte-Acentejo, del valle de La Orotava, del Puerto de la Cruz, de las Cañadas del Teide

ASSOPRESS.- Después de pernoctar una anoche en el puerto de Santa Cruz de Tenerife, se acercó hasta el valle de La Orotava donde permaneció durante varios días. Se alojó en el Puerto de la Cruz, en  la casa de la familia Cólogan.

La vocación europea del Puerto de La Orotava de aquella época era clara. Las relaciones internacionales de algunas familias portuenses posibilitó al célebre naturalista alemán conocer la sociedad de algunos pueblos de Tenerife, particularmente del Puerto de la Cruz y de La Orotava.

Humboldt se acercó hasta el Jardín Botánico, que mandara construir el Rey Carlos III en 1788, teniendo en cuenta los excelente factores bioclimáticos del entonces Puerto de La Orotava.

Humboldt cantó las excelencias del clima del valle y se acercó a conocer en La Orotava el famoso Drago, cuya fama llegaba hasta el Jardín Botánico de Berlín.

Humboldt conoció la naturaleza de esta parte de la isla y subió hasta sus cubres a lo largo del gradiente vertical del valle, desde el nivel del mar, en el Puerto de la Cruz, hasta los 3717 metros del pico del Teide. 

Y describió los pisos y las formas de vegetación que encontró en relación con la altitud, para más tarde aportar sus conocimientos a la comunidad científica internacional.

En el primer piso, el basal, la llamada primera zona, la de las viñas, que tan buen vino produjera a lo largo de la historia; luego, el piso del bosque húmedo de laureles, donde los vientos alisos depositan las gotas de agua del océano atlántico enriqueciendo las fuentes y manantiales del norte del valle. 

Más arriba, el bosque de pinos, que crece sobre suelos volcánicos, para llegar a las cumbres, por encima de los 2000 metros, para encontrar un mundo de vegetación de alta montaña; y por último sobre las laderas del volcán, descubrir entre la piedra  pómez, la diminuta violeta del Teide.

Humboldt comparte con la sociedad portuense y extranjera afincada en la ciudad de pescadores y comerciantes, las delicias del verano, su temperatura, su humedad, su atmósfera, la pureza de su aire; las fiestas, la gastronomía y las costumbres locales. 

Disfruta de la amabilidad del Puerto de la Cruz en las noches de San Juan cuando le  invitan a conocer los Jardines de Sitio Litre. le encanta el paisaje del valle, la puesta del sol, el espectáculo del Teide, las laderas del Tigaiga y las de Tamaide.

Humboldt sube hasta los jardines de la familia Valois, en la Paz, sobre el acantilado de Martiánez, para conocer la flora canaria.

Humboldt regresa a Santa Cruz para embarcarse, camino de la América hispana del siglo de la Ilustración. Venezuela y Cuba le esperan.

Humboldt escribió páginas brillantes de Tenerife, del norte de la isla y del Valle en general, cuando regresó a Europa años más tarde.

En su libro «Viaje a las regiones equinocciales del nuevo continente» y en su monumental obra «Cosmos», dejó constancia de lo que vio, conoció y disfrutó en la isla de Tenerife.

También las cartas a su hermano Guillermo y a su amigos lo atestiguan.

Con el paso de los años, en 1907, el Gran Hotel Taoro, construido, en el Puerto de la Cruz, sobre el volcán, deja de llamarse English Gran Hotel para llamarse Humboldt Kurhaus y ocupa el primer lugar del ranking de los establecimientos turísticos de Tenerife.

217 años después, Tenerife, el valle de La Orotava y el Puerto de la Cruz, donde la industria del turismo inicia su andadura, le invitan a que conozcan su clima y su naturaleza, su historia y su cultura.

También la hospitalidad, la tolerancia y el interés de sus gentes de ofrecerles lo mejor de su casa.

Recientemente se ha constituido en el Puerto de la Cruz una Fundación canario-alemana que lleva el nombre del ilustre naturalista alemán, de carácter cultural y privado, entre cuyos objetivos figura promover las relaciones culturales entre los pueblos de Canarias y Alemania, así como la cooperación al desarrollo.

Una buena manera de conocer las huellas de Humboldt en las Islas es visitando Tenerife, aceptando la invitación que le formula el Cabildo Insular de Tenerife y el Ayuntamiento del Puerto de la Cruz.

Que disfruten de la visita, en buena compañía.

 

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