Para formar Gobierno. Lo improbable. No creo que debamos especular con una abstención en masa en la izquierda que aúpe al PP a una nueva mayoría absoluta. Ni tampoco concluir que la inacción del amortizado Rajoy desmovilice el voto de derechas en el mismo momento en que explote la conexión venezolana, por decir algo, que desprestigie definitivamente a Unid@s Podemos, alineación planetaria que impulsaría a Pedro Sánchez al estrellato: imposible. Imposible también que cualquiera de los grandes partidos constitucionales se pliegue a cerrar acuerdo de gobierno con la izquierda integrada por declarados independentistas. Igual de inverosímil que la gran coalición a la alemana renegada tres veces por manifiesta incompatibilidad. Se acerca la segunda vuelta con los mismos actores -reflejo de la falibilidad del oráculo- y los mismos argumentos que a nadie interesan ya, ni actores ni argumentos. Más de lo mismo, por desgracia, repetiremos además sin entusiasmo alguno, todos suspenden: votaremos solo para impedir que salga ese otro candidato que nos gusta menos aun.
Para poder gobernar. Transigir como única opción. Gestionar las minorías pero sin reproches y sin acritud, que la lista más votada forme Gobierno y que someta su gestión e iniciativas legislativas al escrutinio de la Cámara, día a día. Que la oposición actúe como tal para construir, no para destruir, como viene siendo habitual. Requiere que inhibirse en la sesión de investidura sea entendido como lo que es, no como un apoyo a la causa, sino como voluntad de desbloqueo y que la responsabilidad sea asumida por todos los elegidos y no solo por parte de los integrantes de esa inalcanzable mayoría. Abandonar la cantinela electoral, ejercicio inútil a estas alturas, y empezar a buscar soluciones con acuerdos o desacuerdos sobre cuestiones concretas. Y que cada cual explique el porqué de este o aquel posicionamiento político y justifique cada bloqueo o cada consenso. Eso es democracia, de la buena, menos descalificación, menos discrepancia peregrina y más búsqueda de soluciones prácticas.
En Canarias. Treinta y cuatro años de autonomía, siete islas sobre el mismo mar, felicidades.
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