FIRMAS Francisco Pomares

A babor. La Carta. Por Francisco Pomares

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Está el Gobierno de Canarias, muy pero que muy preocupado por la carta del señor Rajoy al señor Juncker, presidente de la Comisión Europea. Una carta enviada a principios de mayo, pero que se filtró hace dos días, en la que Rajoy jura y perjura a Europa que -ahora sí- contendrá el déficit, reducirá la deuda, y hará todo lo que haya que hacer para cumplir con los compromisos del Plan de Estabilidad, pero por favor, por favor, no me multen antes de que empiece la campaña electoral.

Esa es -en realidad- la clave de la epístola en cuestión: que la Comisión retrase la «multita» de 2.100 millones de euros que va a caerle a España porque nuestro Gobierno se gastó 10.000 millones más de lo que el «presupuesto no intervenido» tenía «autorizado» gastar. Si la multa llegase durante la campaña electoral, sería bastante difícil sacar de la ecuación el hecho demostrado de que el reformador Rajoy ha mantenido el déficit en el 5,1 por ciento, cuando se comprometió a dejarlo en el tres por ciento, y además no ha logrado contener la deuda -la ha casi duplicado en cuatro años, hasta superar el PIB, por primera vez en más de un siglo-, y además se ha comido la mitad del fondo de reserva de las pensiones. En la campaña de diciembre pasado, el PP presentó el balance de su extraordinaria gestión del gasto público, que había logrado sacar de la crisis a la economía española. Ahora sabemos que ocurrió justo al revés, que si la economía española se sostiene es por los brutales recortes laborales y salariales, y a pesar de que el PP no supo o no pudo cumplir sus compromisos en materia de gasto, sino todo lo contrario.

En Europa están bastante alarmados con el panorama: por eso piden que el Gobierno de la Nación meta un recorte de 8.000 millones en dos años, y una reducción presupuestaria de en torno al uno por ciento del PIB en los cuatro próximos años. Más «sangre, sudor y lágrimas» para la sufrida sociedad española, pero en vez de heroísmo tenemos mentiras sobre lo bien que va todo, y en vez de a Churchill tenemos (y probablemente así vamos a seguir) a un registrador de la propiedad que le dice al europeo ése con nombre de termo que la culpa de lo que ocurre en este país es de las comunidades autónomas y los ayuntamientos, que no hacen bien la parte que les toca.

Y eso es lo que ha dejado en estado de «shock» al Gobierno de Canarias: llevan un año creyendo a pies juntillas las promesas de Rajoy y sus ministros sobre la condonación del IGTE, la tarifa plana más residencia, la nueva financiación o el techo de gasto, y ahora resulta que lo que nos va a llegar son más recortes.

¿Peligran las promesas del Gobierno de España? En realidad, peligra eso y todo lo demás. Porque el Gobierno del señor Rajoy nos ha colocado de nuevo en la casilla de salida. No es alarmismo: es lo que hay. Si uno mira con detalle el reajuste del plan de Estabilidad presentado por el Gobierno a Bruselas, verá que la previsión para los próximos cuatro años es reducir todas las partidas (menos Defensa y Seguridad, que apenas se tocan) y meterle mano al saco del Estado de Bienestar, reduciendo en las transferencias en Sanidad, Educación y Asuntos Sociales, con recortes de miles de millones.

Un horror difícil de soportar para una sociedad ya exhausta.

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