FIRMAS Marisol Ayala

Los que han fracasado, son ellos. Por Marisol Ayala

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Políticos de chuflas, acosados por una febril ambición han escenificado el peor fracaso pre electoral que se recuerda. Produce vergüenza, bochorno y es desmoralizador vernos en la orilla inhóspita a la que nos han llevado sus ambiciones; la de todos, la de los cuatros contendientes y sus sucedáneos. Enfrentamientos, mentiras y evidente irresponsabilidad. A estos “salva patrias” solo les importa ellos, sus despachos y tocar cielo y moqueta. Lo han demostrado. Desde ayer martes la indignación social en la sociedad española es tanta que si pudiéramos eludir sin sentir vergüenza nuestra responsabilidad cívica de acudir a las urnas el 26 de junio personalmente no iría. Me produce tal rechazo sus alegatos, sus mentiras, sus disculpas, sus medias sonrisas, su escenificación del bla, bla, bla, su parálisis, su puesta en escena de falsos pijos que no soy capaz siquiera de culpar más a uno que a otro. O si, mira. Creo que sí. Unos más que otros. Primero pongo la mirada en el ojo estrábico de Rajoy cuyo miedo a las alfombras/minas que pisa hace dos años le tiene contra las cuerdas. Hace tiempo que Mariano es un obstáculo para todos; para su PP y para el país. El mejor servicio que le haría a la sociedad es irse a casa, apartarse de la cabecera de la gaviota azul y dar paso a otros, a esos que le esperan en la azotea apuntándole con una escopeta de balines, lo que ya es un clamor. Pero nadie aprieta el gatillo de “qué te vaya bonito” .Tienen miedo. Lógico. Pero deja que Mariano, el líder tontorrón del PP coja puerta para irse y verán cómo su imagen y compostura no la va a conocer ni la madre que lo parió. El miedo es libre y aunque es cierto que cada vez son más los que comparten su guarida pero le tienen ganas, todavía cuenta con amigos/tapaderas que están agradecidos con un jefe que hace tiempo que tienen la colchoneta inflada por si hay que lanzarlo por la fachada.

Pero si lo de Rajoy es de nota lo de Pedro Sánchez, cuya dignidad ha quedado reducida a cotas mínimas de la velocidad del viento, tampoco es flojo. Y miren que el hombre puso empeño para mantenerse a flote hasta llegar a tierra; lo que no sabemos es si el líder socialista eligió la mejor barca, la más consistente para superar unas aguas revueltas en la que a los tiburones los alimentan su propia gente. Coquetear con Rivera e Iglesias a la vez no parece que haya sido la mejor decisión de su vida. Lo sabíamos todos menos él y los suyos. Sánchez se ha arrastrado ante Podemos con tal exposición mediática que ha sido capaz hasta de arrugar su impecable traje oscuro. Su gran error ha sido no conocer cómo se las gasta la arrogancia y la soberbia de Iglesias. Por eso el día, recuerden, que al tiempo que Pedro se reunía con el niño perdido –Pablo se extravía siempre; en la cita última con el Rey, hace unas semanas en otro encuentro y hace menos en el congreso, por desconocer la dinámica de la conformación de mesas- se puso la chaqueta y corrió en brazos de Albert Rivera (Ciudadanos) en la habitación de al lado cual si entrara a un zulo; ese encuentro le tocó la coleta a Pablo y desde ahí se entregaron las cartas y el rosario de su madre.

Sigo con Sánchez. Creo que su ambición es enorme pues de otra manera no se entiende la sucesión de ridículos a los que le han sometido –y él ha permitido- una tropa armada hasta los dientes, liderada por la Margaret Thatcher de Andalucía, Susana Díaz, que una semana te quiero y otra te odio. En fin, fracasos clamorosos y actitudes que le han pasado factura y que el guapito de cara no ha sabido o no le han dejado poner freno. Me temo que si de los cuatro alguien huele ya a cadáver es el líder del Psoe -casi al nivel Rajoy- por muy reforzado que salga de las primarias que anuncia en su partido.

Hay algo que no debemos olvidar y que es bueno hacerlo ahora. ¿Cómo quería Sánchez que Podemos (Iglesias) le echara una mano primo cuando lo ha arrinconado durante 4 meses, con insultos y descalificaciones incluso sin tener el coraje de pararlo cuando Pablo mencionó lo de la cal viva y Felipe González?, ¿cómo pretender hablar con el PP cuando llamó indecente al Presidente en funciones? ¿Cómo ha pretendido que Rivera le acoja en su seno cuando le ha dicho que su madre bebe, que lo que te dije ayer se me olvidó?”

Lo mismo que Pablo, empeñado en que dos y dos son ocho, mareando la perdiz y yo diría que el rey de las puestas en escena. Acaparador de titulares que ha tenido patinazos propios de tipo sobrevalorado por sí mismo. Explicarle ahora a la sociedad española los errores que han llevado a Sánchez a un final dramático, a Pablo a perder crédito entre sus simpatizantes, a Rivera a pasar de niño limpio como los chorros del oro -financiación de Cuidadanos- a perder fuelle.

Aparece en la pista central del Circo España desde que la planchadora le trae el traje crema, larga su discurso plano y sigue en él su cada vez más desdibujado perfil. Albert ha pasado de protagonista político emergente a esperar debajo de la escalera para ver pasar sin que lo vean. Agazapado. El PP es su amigo del alma. Sabe bien que ahí tiene a los suyos pero quizás en ese círculo él mismo se ha infravalorado. Él y otros. Cuarenta escaños son importantes en el arco parlamentario pero sirven para poco si estás solo como es su caso; Rivera tiene tanta soledad como Pedro o como Iglesias o como Rajoy. Los números no le acompañan y las relaciones les distancia todavía más. Llegados a éste punto en Pablo no lo percibo. Lo que si percibo es que se lo pasa pipa tal vez porque en el fondo formar gobierno no parece que sea su único objetivo en política. De momento.

Ha sido insultante escuchar durante cuatro meses el fuego cruzado de insultos y descalificaciones en torno a una aritmética que no cuadra. Que los números son los que son, que ya no engañan a nadie, que la suma no sale, que se queda corta. 

Y en medio de todo esto una población estupefacta y un país paralizado viendo como los Rajoy, Sánchez, Pablo y Rivera van saliendo a la pista numero dos para hacer entretener a su público. Uno se sube al trapecio, otro se mete en la jaula de los leones, otro se disfraza de payaso y otro de domador de votantes.

¡Vaya espectáculo¡ Y a pesar de todo en junio hay que ir a votar pero disimulando, como si no supiéramos la verdad que encierra cada candidato. Lo haremos tapándonos la nariz no con una mano; con las dos. Yo ya tengo práctica.

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