EBFNoticias.- En vez de con un pan, Miguel Ayala (Santa Cruz de Tenerife, 1971) nació, como quien dice, con un periódico debajo del brazo. Nieto, sobrino e hijo de periodistas su destino estaba marcado hacia una profesión en la que lleva más de 20 años y en la que acabó «por pura vocación y por haberla mamado desde pequeño en casa, un hogar en el que siempre hubo prensa», recuerda. «De pequeño me peleaba por tener los suplementos dominicales de los periódicos, donde aprendí leyendo a tantísimas firmas. Luego, la genética se encargó de arrastrarme hacia el periodismo pero de manera literal», comenta el periodista.
Curiosamente, aunque su destino estaba escrito, Miguel Ayala comenzó a estudiar Procesos y Análisis Básicos, una rama de Química -confiesa que le encanta la física y química- en Málaga, estudios que continuó en el Instituto Politécnico de Las Palmas, donde descubrió en tercer curso que la única salida era la docencia cuando con lo que él soñaba era con investigar. Así que lo dejó y siguió cursando Imagen y Sonido hasta que surgió la posibilidad de empezar a colaborar con un periódico, La Provincia… «Y entonces me enamoré de esta profesión que o te gusta o no te gusta; es así de simple porque creo que es casi una forma de vida», matiza.
Desde entonces, su vinculación a los medios ha sido una historia circular, como él mismo define. Comenzó en la citada cabecera grancanaria, con la que ha estado vinculado casi toda su vida y por la que ha pasado por casi todas las secciones, desde Sucesos a Cultura o Municipal y, donde también colaboró para poner en marcha el Top Canarias, una de las revistas de la prensa social de las islas, ya desaparecida. Durante tres años pasó a colaborar con el Canarias 7, periodo en el que escribió –junto a su madre, la periodista Marisol Ayala- el libro La Secta del Kárate, sobre el caso de abusos sexuales más grave de la historia de España. Asimismo, participó en el programa de radio El Espejo Canario, de Francisco Chavanel, y con La Alpispa, de María Domenech, para Radio Canarias La Autonómica. Y en septiembre de 2014 se incorporó como jefe de prensa de Clapso Producciones, »una de las experiencias profesionales más gratificantes de mi vida trabajando con el equipo de Israel Reyes que, entre otros asuntos, se encarga de organizar el Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria y de poner en marcha espectáculos teatrales como ‘Sin Sombra de Grey’, ‘Reyes que Amaron como Reinas’ o ‘La Lengua del Dragón’», subraya.
Ese mismo año, con Antonio Cacereño dirigiendo La Provincia, el periodista grancanario recuperó su relación con el rotativo, colaborando con determinados temas. «Me hago cargo de los contenidos de los suplementos publicitarios y hace poco más de un año, junto al también periodista Gregorio Cabrera, nos ofrecieron poner en marcha la revista Con Estilo para toda Canarias, que se distribuye con La Opinión de Tenerife y La Provincia», puntualiza Ayala.

- ¿La crisis del periodismo se ha instalado para quedarse?
– Es un asunto complicado. Yo soy un romántico que adora la prensa en papel aunque acabo consultando diariamente una decena de cabeceras en formato digital. Ahora, pienso siempre que tanto un formato como el otro no son nada sin buenas historias. Y ahí está nuestro papel: llevar buenas historias. Un amigo me comentaba el otro día que siempre hará falta un tipo con una libreta y un bolígrafo por mucha tecnología y muchos formatos modernos que existan. La calle no entra en las redacciones si no hay un redactor que la lleve a los despachos.
- ¿Considera que el desarme que sufre la profesión es factible a determinados intereses?
– Pues no creo. Al menos desde mi experiencia, los jefes de los periódicos, en casi el 90 % de los casos, son unos enamorados de esta profesión. Yo he visto a periodistas, mayores que yo, vibrar como si fueran becarios con un buen tema, con una buena maquetación, con un fotógrafo que trae el tema del día… Y sé que en muchos casos se sufre por los despidos que se tienen que llevar a cabo. Y sobre los intereses pues mira, creo que no.
- ¿Un periodista con experiencia ya no tiene nada que hacer ante empresas que optan por becarios o colaboradores a menos costo?
– No es así siempre. Y también te digo que he visto a personas que cobran un dineral y no le pegan un palo al agua. Los he tenido al lado mío. Así que lo de dinero y producción no lo veo relacionado aunque es una realidad que ni periodistas ni por ejemplo médicos, ingenieros o arquitectos, volverán a cobrar lo que se cobraba antes, igual que mi generación no cobró nunca lo mismo que la generación anterior a la nuestra.
- ¿El hecho de que el periodismo siga siendo una profesión no regulada en España desampara al profesional ante determinadas situaciones laborales?
– Creo que no se debería generalizar. Hay empresas generosas con sus trabajadores incluso cuando se producen despidos objetivos o por diferencias irreconciliables. Al menos esa ha sido mi experiencia laboral y la de mi entorno. Es cierto que en algunos medios no se respeta a los trabajadores: he escuchado a profesionales de la prensa escrita o la televisión contar que les despidieron por whatsaap o que lo descubrieron porque les ingresaron el finiquito en su cuenta corriente. Eso lo relaciono más con una falta de categoría de sus superiores y, sobre todo, con una cobardía enorme.
– Asociaciones de la prensa, sindicatos de periodistas o colegio profesional. ¿Cuál es la solución para dignificar al oficio?
– Pues dejarnos de mirar el ombligo y tener cuidadito con quiénes nos agrupamos. Sé de asociaciones profesionales presididas por tipos sospechosos de recibir sobres con dinero por parte de empresarios o promovidas por periodistas que roban informaciones a compañeros y ni tan siquiera mencionan al medio del cual han fusilado la noticia. Creo que los mejores periodistas que he tenido a mi lado, de los que más he aprendido, no han formado nunca parte de ninguna asociación o sindicato. Hay que tener mucho tiempo libre y, por desgracia, eso no es normal entre nuestra profesión.
– ¿El periodismo digital o las publicaciones especializadas se han convertido en el periodismo del siglo XXI?
– El digital es un soporte maravilloso. Y ofrece una libertad enorme. Otra cosa es que se haga buen uso de ello y que no se confunda al lector. Me duele cuando veo, por ejemplo, a gente que comparte en las redes sociales disparates como que la ralladura de la pipa del aguacate cura el VIH –esto es real- o que se manipulan entrevistas antiguas cuyos protagonistas están de actualidad sacando de contexto respuestas. Es un soporte maravilloso si se hace buen uso de él por parte del profesional y por parte del usuario.
- ¿Es necesario un periodismo más sosegado, con tiempo para investigar y volver a la calle, o las redes sociales hacen esta misión imposible?
-La calle es la base. Es el origen de todo. Me muevo en moto y te prometo que a veces los temas más cojonudos surgen pateando la ciudad. Es más, a veces pienso que en todos los medios deberían liberar de sus obligaciones a una persona cada cierto tiempo para que recorriera las calles, los barrios, entrara en las tiendas y los bares, fuera a asociaciones, hablara con los vecinos… En definitiva, que estuviera pegadito a la realidad. Las buenas historias están esperando a que las encuentres; por lo general no llegan a las redacciones caminando con sus patitas. Y las redes están buenas para determinadas cosas pero ya hay listos y listas que las han convertido en gabinete de prensa encubiertos para vender proezas –exageradas o falsas- de sus promotores. Y cuidadín con eso.
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