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El bar de Pepe. El efecto dominó. Por Joaquín Hernández

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Si ponemos las fichas del dominó una detrás de otra y se cae la primera, el efecto pude hacer que terminen todas en el suelo, a eso se le llama “efecto dominó”.

La palabra “cambio”, en el sentido político de cambios sociales no la acuñó Pablo Iglesias Jr., fue el Psoe con Felipe Gonzalez al frente la que, en su campaña electoral del año 1982, nos decía: “Vota Psoe ¡¡por el cambio!! No fue Pablo Iglesias, el primero en decir lo que demanda el pueblo, lo que quiere el pueblo, el primero en hacerlo fue Felipe Gonzalez, el que habló con la voz del pueblo de la España de los españoles del año 1982 del pasado siglo. Los dos, quieran o no, tienen mucho en común, pero las diferencias, en el sentido práctico, de jugar al “dominó político” no cabe la menor duda que el zorro plateado le lleva años luz de ventaja política al bisoño Pablo Iglesias junior.

Lo que ocurre con PODEMOS, que dice Carolina Bescansa es una cuestión de “discusiones internas” pero lo importante es que “todos nos amamos”, suena más a la secta de los hare krishna que a un partido político, pero siempre es mejor amarse que pegarse “puñales” traperas por un dime y otro direte.

Desde hace dos años vengo diciendo, opinando sobre el partido del “pueblo”. Podemos fue creado desde la base social del movimiento de los indignados 15 de Mayo, o eso creíamos la mayoría de los simpatizantes y militantes de ese partido político que nacía del cabreo popular. Pero pronto se descubrió que, lo que en un principio se había creado para ser el ejemplo de democracia interna de un partido político, se convertía en más de lo mismo; un conglomerado de burócratas de izquierda, derecha y centro que bailaban al unisonó la yenka, el famoso baile de los 60, derecha, derecha, izquierda, izquierda, delante “pa” tras…un dos tres.

Pese a la oposición de las bases, de los círculos y asambleas, cientos de “troyanos” de otros partidos muy lejanos a los intereses del pueblo, y con el permiso de Errejón y compañía fueron infiltrándose dentro del aparato de Podemos engrosando sus filas y por supuesto las planchas de las listas electorales de las municipales, autonómicas y generales, en contra del fragor popular que no admitía más poder que el que emanaba de sus asambleas. Errejón, por mucho que diga Iglesias, al igual que Monedero y Pascual son unos mediocres, preparados para convencer en un mitin en la Universidad a un grupo pequeño de universitarios más que para llevar las riendas de un partido al que, por la gracia de los votos de 5.3 millones de confiados e ilusos como yo, se han encontrado con el “chollo” de gobernar en coalición el país. Comprendería que Pablo Iglesias al comprobar el “equipo” que lleva consigo a la Moncloa se haya acojonado busque excusas para escaquearse de tamaño problemón dejando a todos nosotros, sus votantes, con el culo al aire y con cara de gilipollas.

La caída en picado de Podemos es algo que se veía venir, desaprovechar la oportunidad histórica de subirse al tren del motor del cambio en España, es algo que sus votantes les reclaman, les reclamarán y será el principio del fin de la credibilidad de PODEMOS, de Pablo Iglesias y su comparsa. Los cuenta atrás de PODEMOS se ha iniciado. Lo curioso es que cuando Psoe, PP y Cs criticaban a Podemos le hacían un gran favor, era el efecto boomerang, todo iba en su contra, lo peor era lo que algunos veíamos llegar: el peor enemigo de PODEMOS estaba dentro de PODEMOS.

La lucha interna en el partido que dice emanar de la voluntad del “pueblo soberano”, nos viene a confirmar que la “casta” está en todos, por alguna razón, esa razón que algunos llamaban y yo sigo llamando la “erótica del poder” que cambia a las personas en cuanto se encuentran rodeados de cámaras de tv, de fotógrafos y rueda de prensas, de escoltas y sonrisas y flores, besos y aplausos, ese especial glamour que emana de la gente “guapa” de los elegidos para la gloria, hace que aquellos que tanto criticaban el “estilo” de los políticos españoles se conviertan en imitadores, eso sí, con un look propio y más al estilo callejero que a los trajes de Armani o Zegna a los que nos tienen acostumbrados algunas de sus señorías.

El equipo de Pablo Iglesias, los colegas del Profe de la facultad de la Complutense madrileña, parece están jugando al Trivial o al pasa palabra. España no puede seguir jugándose el futuro, perder más tiempo es una locura. Elecciones ya.

 

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