FIRMAS Francisco Pomares

A babor. ¡Qué flojo! Por Francisco Pomares

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He leído en algún lado que el último recurso de un columnista es comentar los programas de la tele. Yo creo que no, que el último recurso es tirar de un chiste. Les pido disculpas, pero es que este viene al pelo. Es aquel de un mexicano que se encuentra un cadáver y le pregunta a otro qué le pasó al muerto: «El pobre… se murió recién, con la balasera». «¿Con la balasera?», replica el primero. E insiste: «Qué flojo! Por unos tiritos, no más…».

Este Gobierno que no ha cumplido aún los cien días de gracia podría ser recordado por lo mismo, por flojo, si al final fenece por un asunto de tan escasa enjundia como la moción de censura de Frontera. Intentar explicarle a alguien fuera de la España tropical que un Gobierno pueda irse al garete porque Belén Allende y Alpidio Armas no son capaces ni de compartir una quesadilla es un trabajo del todo inútil. Solo en Canarias puede entenderse como normal que peligre la estabilidad de la región por algo así. Y no es nuevo: la pasada legislatura, un asunto parecido, en el minúsculo municipio de El Tanque, también hizo correr ríos de tinta. Al final, el Gobierno de Rivero con el PSOE no fue tan flojo y logró convertirse en el único -hasta la fecha- que ha sobrevivido una entera legislatura.

Con este no tendría por qué pasar lo contrario: Clavijo y Patricia Hernández se entienden bien, son de la misma generación, les preocupan las mismas cosas y sus meteóricas trayectorias políticas son parecidas. Se trata de dos con prisa y con pocos complejos. Es cierto que tanto en el PSOE como en Coalición actúan fuerzas y personas que tienen interés en romper el pacto actual. Gente que tuvo que renunciar a una alcaldía que creía merecer, o gente que se quedó compuesta y sin novia a las puertas del altar cuando la boda parecía cerrada. Hay incluso quien conspira por romper el Gobierno y se relame en su cueva ante esa posibilidad. Yo no creo que este pacto sea un buen pacto: se cerró mal, forzado y con demasiadas excepciones, y hay islas donde han quedado flecos difíciles de resolver.

El Hierro es una de ellas, pero mientras se ocupan de recomponer un acuerdo para todas las instituciones de la Isla y de convencer a Belén Allende de que el exterminio político de Alpidio Armas (un tipo poco empático, es verdad) no es una opción viable, no deberían olvidarse de que media docena de ayuntamientos de Tenerife se pasan por el arco de triunfo las decisiones partidarias, y de que en Lanzarote sigue todo pendiente. Hay que ir cerrando los conflictos abiertos, o el ambiente será recurrentemente irrespirable.

Pero las matemáticas son lo que son, y cuando no hay mayoría, en política las matemáticas son la mejor alquimia posible. Para hacer frente a su primer test de resistencia, Clavijo debe tirar de la calculadora. En estos tiempos tan crispados, todo lo que no sume 31 es una quimera inútil. Tiempo perdido. Contra la flojera, lo mejor es tauritón. Si es posible, reforzado.

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