FIRMAS Marisol Ayala

Aquel agosto de hace 7 años: “Se ha caído un avión en Barajas, venía para Gran Canaria…”. Por Marisol Ayala

Quiero compartirlo en redes

Se cumplen 7 años del accidente aéreo que acabó con la vida de 154 personas.

Pueden ver el documental “JK5022; Una cadena de errores”

Un total de 154 personas murieron el 20 de agosto del 2008 al estrellarse un avión de Spanair en la T-4 de Barajas. Hace siete años el día 20. La aeronave, se precipitó contra el asfalto en la maniobra de despegue. Su destino era Gran Canaria. La causa del siniestro pudo ser el fallo de uno de los motores, se dijo inicialmente. Con el tiempo quedarían al aire libre las mil chapuzas. Canarias no le pagará jamás a la Asociación de Afectados del Vuelo JK5022 el trabajo que han llevado a cabo en todos los frentes con el fin de hacer justicia. Su Presidenta Pilar Vera, abogada canaria que hace más de 20 años vive en Madrid y que perdió a una sobrina en el accidente, ha sido la “cara” de quienes no han dado un paso atrás a pesar de mil adversidades. Incansable. Cuando hace unas semanas la nombraron Hija Predilecta de la Ciudad de Las Palmas de Gran Canaria 2015 todos acogimos la distinción como un acto de justicia. “El día que te escuché hablar por primera vez del accidente me dije “esta mujer pone voz a mi dolor…” y quería decírtelo, darte las gracias, Pilar”. En el Teatro Pérez Galdós compartiendo acto de distinciones saldé mi cuenta sentimental.

Ida Stier, Marisol Ayala y Pilar Vera en la recepción de los hijos adoptivos y predilectos 2015 en el Ayuntamiento de LPGC

Ida Stier, Marisol Ayala y Pilar Vera en la recepción de 
los hijos adoptivos y predilectos 2015 en el Ayuntamiento de LPGC

El accidente dato a dato.

El vuelo JK5022 de Spanair del 20 de agosto de 2008 entre Madrid y Gran Canaria, un McDonnell Douglas MD-82 con matrícula EC-HFP, sufrió un terrible accidente inmediatamente después del despegue. Fue en un vuelo del Aeropuerto de Madrid-Barajas en Madrid al Aeropuerto de Gran Canaria que justo había despegado de la pista 36L de Madrid-Barajas a las 14:45 CEST (12:45 UTC). Fue el primer accidente mortal para Spanair (en ese momento parte del Grupo SAS) en los 20 años de historia de la compañía, y el 14.º accidente mortal y la 24.ª pérdida de aeronave que involucraba un avión de la serie MD-80.4 Fue el accidente de aviación de España con más muertos en 25 años. Fue la catástrofe aérea con más muertos en Europa Occidental desde el atentado del vuelo 103 de Pan Am de 1988 en el Reino Unido donde se mataron 270 personas. En Madrid murieron 154: 146 de ellas, inmediatamente después de que el avión se estrellara, seis de camino al hospital, una durante la noche del día del accidente y otra en el hospital tres

El accidente se produjo a las 14:45 hora local en el momento del despegue, según Spanair. Otras fuentes dan las 14:25 hora local como el tiempo real cuando sucedió el incidente.El avión con matrícula EC-HFP3 (número de serie del fabricante 53148, número de la línea Douglas 2142), bautizado «Sunbreeze», había sido entregado a Korean Air el 18 de noviembre de 1993 y fue alquilado por Spanair en julio de 1999. Transportaba un total de 172 personas de las cuales 162 eran pasajeros, 4 tripulantes en movimiento y 6 tripulantes de vuelo.

El vídeo tomado por la autoridad aeroportuaria española AENA no mostró ninguna explosión del motor ni incendio mientras el MD-82 de Spanair estaba despegando. El avión entonces giró a la derecha, fue incapaz de mantener una velocidad aérea suficiente para evitar perder altitud y se estrelló en las inmediaciones de la pista, partiéndose en al menos dos pedazos que fueron destrozados por la posterior explosión. Spanair informó de que el piloto había intentado y abortado anteriormente la salida debido a un sensor que daba una temperatura excesiva en una toma de aire, y que el sensor de temperatura fue desactivado en tierra (supuestamente un procedimiento establecido ya que ese sensor es redundante), retrasando la salida más de una hora. Se intentó el despegue de nuevo, durante el cual ocurrió el accidente mortal.

La vida no se compra, no tiene precio

(escrito de Pilar Vera. Presidenta de la Asociación de Afectados del vuelo JK5022)

El que hace algo, puede equivocarse,

pero el que no hace nada ya está equivocado.

(E. de Rotterdam)

Es lamentable que los que están del otro lado, los que ven las tragedias ajenas como un medio para aprovecharse de la situación y conseguir lo que de otro modo no podrían, crean que la “vida puede comprarse”, que es fácil sustituir a una persona, que el precio será suficiente para que el olvido arranque el dolor y el drama que supone sobrevivir a los hijos, a los nietos…

Luego están los que creemos que aún a riesgos de equivocarnos, merece la pena luchar por cambiar el escenario que vivimos a partir del 20 de Agosto de 2008, por dejar en todos los sitios posibles, la huella de una tragedia que no debe olvidarse, de incrustar la misma marca a fuego que llevamos en nuestros corazones desde aquel infausto día en la sociedad ya que cuando se repiten los mismos errores se está condenando a todos a repetirlo… Y también están los que ya están equivocados desde el mismo momento que decidieron no hacer nada… El abismo que media entre unos y otros, solo lo salva haber compartido involuntariamente una tragedia y nada más.

Cada día estoy más convencida que si la AVJK5022 no existiera habría que crearla, por la memoria, el recuerdo, la justicia y la verdad de las personas que se subieron al Vuelo JK5022.

Pilar Vera, recibe su distinción de Hija Predilecta y la ofrece simbólicamente a los fallecidos en el accidente

Pilar Vera junto a Augusto Hidalgo, alcalde de LPGC, recibe 
su distinción de Hija Predilecta y la ofrece simbólicamente 
a los fallecidos en el accidente

Un día para olvidar

Marisol Ayala

El día 20 de agosto del 2008, hace 7 años, a eso de las 14.00 horas me quedé prácticamente sola en la redacción; un compañero de sucesos y otro de deporte. Poco más. Pero cada uno en distintas zonas de la redacción. De pronto uno de ellos, el que más cerca de estaba de comentó desde su asiento, sin darle mayor importancia “…oye un avión se cayó en Barajas…parece que no hay víctimas”. A los pocos minutos, desganada, entré en Internet y observé con estupor que aquello de “parece que no hay víctimas” se venía abajo: ya eran seis, siete, ocho, nueve, los fallecidos…“. El avión tenía como destino Gran Canaria”, comentó el compañero. Nos pusimos en guardia.  Yo para el aeropuerto.  En el trayecto hasta el aeropuerto el taxista tenía la radio encendida y la cifra de fallecidos aumentaba a velocidad del vértigo. Todo era miedo, desconcierto. Ya en el aeropuerto recuerdo -y no sabe ella cómo lamento no poder sentarme un día y decirle el dolor el dolor que me produjo su desasosiego- a Lali la madre de Raico, que hasta ese momento no sabía que su hijo estaba entre las víctimas. Recuerdo con nitidez como la mujer en su desesperación me mostró un sms del chico escrito desde el avión: “Ya estamos dentro del avión, mamá”. Amigos comunes me cuentan que Laly no se ha recuperado de aquel brutal golpe.

Lo he contado en varias ocasiones: No me pregunten cómo pero en menos de diez minutos el aeropuerto de Gran Canaria se llenó de cámaras, periodistas, llantos, carreras y sollozos…una actividad trágica. Los familiares iban llegando al recinto para recoger a los que venían de Madrid; algunos desconocían lo ocurrido pero otros habían escuchado por la radio que un avión procedente de Madrid, destino Gran Canaria, había sufrido un accidente. Una lleva en esta profesión muchos años pero la jornada de aquel 20 de agosto de hace siete años ha sido una de las más duras que he vivido. Recuerdo a la abuela de Marcos, Carmen, buscando desolada a su nieto. Lloraba sin aspavientos porque sus hijos no querían verla sufrir. “Mi nieto se llama Marcos, ¿sabe usted algo de él…?”, preguntaba desesperada. Su imagen, sus lágrimas y su dolor nos conmovió a todos.

Silencio y lágrimas. Las salas que las autoridades habilitaron en el aeropuerto de Gran Canaria para facilitar la intimidad en el dolor eran un trajín de entradas y salidas. Apenas se escuchaban voces. Sólo gemidos y llantos. La imagen, aquel día, del padre de Patricia Morillo sigue viva en mi retina. Rafael entró en la sala como una exhalación. Rafa se había enterado del accidente en la oficina de Las Palmas GG pero en ése momento no sabía que la niña iba en ese vuelo. Más tarde saltó de la silla: “¡Patri venía hoy, Dios mío…!”. Uno de los titulares del día siguiente fue el suyo: “Si mi niña venía en ese avión está entre las víctimas”.

A continuación pueden ver el video que se filmó sobre todos los pormenores del accidente:

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