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Prisa Radio, la caída del imperio Polanco. Por Gorka Zumeta

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Sé que hay un componente emocional muy alto en lo que voy a escribir. Y por ello, antes de proseguir, pido disculpas y solicito indulgencia de mis lectores habituales. Pero, a pesar de ese inevitable componente –somos humanos- voy a intentar situarme en el plano de la equidistancia respecto al conflicto interno que vive la SER desde que don Jesús de Polanco desapareció en 2007; al año siguiente lo hizo su hija Isabel y Juan Luis Cebrián se autoproclamó ‘Emperador’ de Prisa, deshaciéndose de todos los restos de su mentor apellidados ‘Polanco’; obstáculos –pensaba- en su carrera hacia la gloria.

Juan Luis Cebrián, un "periodista arrogante", 
según Pedro J. Ramírez 

El primer Grupo de Comunicación del mundo en español vive gracias a la condescendencia de los bancos (y sus préstamos, una y otra vez diferidos)  y la complicidad del Gobierno. El expresidente de Alianza Popular (hoy Partido Popular), Antonio Hernández Mancha no se amilanó ante el mismísimo micrófono de la SER y, con desfachatez, le espetó a una incrédula Pepa Bueno que “la estabilidad de esta casa depende de que siga Rajoy”. Ahí queda, ya menos soterrada, la labor de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, tranquilizando a su jefe, Mariano Rajoy, cuando le anunció: “todos los diarios están controlados, incluyendo ‘El País’”. La supervivencia es el precio.

¿Qué piden los bancos ante una deuda que les hace cuasipropietarios del Grupo para dilatar los pagos de la millonaria deuda de más de 2.000 millones de euros, tras los últimos pagos realizados? Está claro que sanear las cuentas. Pero esta prioridad en la gestión, impuesta por el capital (o sea, por el poder), se está reflejando peligrosamente en la debilidad de la calidad de los contenidos, y en la más que evidente pérdida de solidez de las firmas de sus periodistas. La salida de nuevos redactores de la SER en emisoras, hace unas semanas, reactiva esta triste realidad. Los despidos no se entienden, además, porque la publicidad local empezaba a recuperarse y porque el último pago de la deuda le permite afrontar a Prisa una cierta tranquilidad hasta diciembre de 2018, en que no tiene que hacer ningún pago a la banca, que lastre su cuenta de gastos. “Parece, nos han dicho, que tenemos por delante unos años de tranquilidad, y espero estabilidad, para trabajar en serio, sin preocuparnos de otras circunstancias tan desagradables como la inseguridad de la plantilla forzada por la deuda” –me comentaba un alto directivo del Grupo-. No sólo los trabajadores, también los directivos, en una gran parte, viven tensionados por la inestabilidad. Lógico.

Àngels Barceló

Y también las estrellas, los periodistas que dirigen los grandes programas de la casa. No hace mucho, Àngels Barceló, directora de “Hora 25”, comentaba, en una entrevista concedida a la Agencia EFE, que “es evidente que, si en las redacciones trabaja menos gente, eso afecta a la calidad; si en las redacciones trabaja cada vez más gente joven y menos gente mayor -no digo que los jóvenes no sean buenos, pero necesitan el mismo rodaje que vivimos todos-, eso afecta a la calidad (…). Cuando recortas, se nota en el producto que haces, y nosotros luchamos día a día para que no se note y, sobre todo, luchamos independientemente de los propietarios de nuestras empresas: trabajamos más por nosotros mismos y por hacer bien nuestro trabajo, y creo que esto está supliendo muchas veces los propios déficits de las redacciones”.

Sobre este sobresfuerzo reconocido por Barceló comentaba con un excompañero la situación y él me decía: “Han decidido que la experiencia les sale cara y se están cargando a todos los mayores. Buena parte de la programación está en manos de becarios”. Pero el altísimo nivel de profesionalidad y autoexigencia de los más veteranos del lugar, que están invirtiendo muchas más horas de las que les corresponde, precisamente por la falta de equipo, empieza a pasarles factura, sobre todo porque, ante su evidente esfuerzo, no encuentran la respuesta correspondiente (aparte de ni el respeto ni las buenas formas) por parte de la Dirección.

Pepa Bueno entrevistando a Vicente Jiménez, 
nuevo director general de la SER

Una Dirección que tiene dos únicas prioridades: pagar la deuda y seguir manteniéndose en el poder. De cara a la galería se empeñan en extender la idea de que están luchando por la supervivencia del Grupo y por resituarlo en sus posiciones pretéritas, pero nadie, a estas alturas, se cree que Juan Luis Cebrián sea un iluminado, ni mucho menos un apóstol, sobre todo después de que eludiera todo tipo de críticas a su gestión, y se empeñara en proseguir en el sillón del todopoderoso Presidente Ejecutivo de Prisa, esto sin mencionar por supuesto el blindaje de su dorada pensión cifrada en seis millones de euros. Un aprovisionamiento de fondos para cubrir esta pensión, ya contemplado, que se abonaría en diciembre de 2018, “cuando supuestamente se retira, pase lo que pase en la compañía”, dice la información enlazada del Economista.es. Cebrián, de 70 años, se niega a marcharse, pese a que algunos de sus colaboradores –verdaderos valientes- han llegado a sugerírselo/planteárselo. No cabe otro adjetivo, en este escenario de millones derrochados, que el de obsceno.

Andrés Cardó y Augusto Delkáder, 
CEO y Presidente de Prisa Radio

Éste es el panorama que rige en Prisa ahora mismo. En cuanto a la radio, con un Augusto Delkáder –auténtico propulsor de la SER en sus mejores tiempos recientes-  de retirada, como presidente no ejecutivo, que vive ya en su Cádiz natal…, está en manos de un directivo peruano, Andrés Cardó, procedente de Santillana y de un director general recién llegado, Vicente Jiménez, de las filas de ‘El País’, con escasa (o nula) formación radiofónica. ¿Dónde está la Escuela de la SER, o es que ésta es incapaz de generar, también, directivos, como antaño? No, mejor gestores llegados de fuera, sin vínculos de ningún tipo con sus empleados, no vaya a ser que les tiemble el pulso a la hora de despedirles. No hace mucho también comentaba informalmente con un alto exdirectivo de la casa la situación y me decía: “ya no quedan directivos que sepan de radio, los últimos salieron hace años”. Algunos «de los que sabían» se prejubilaron antes de lo previsto porque intuían los cambios que se avecinaban y prefirieron acordar y cerrar sus números de la indemnización con la cúpula que conocían, a hacerlo con el nuevo staff impuesto por Cebrián, después de cortar tantas cabezas…

La motivación está por los suelos. Lo único que alimenta la antena es la evidente profesionalidad de sus periodistas. El miedo de mis excompañeros en la SER, sobre todo de los más veteranos, se palpa en sus rostros. La deriva de los acontecimientos ha llevado no sólo al temor del qué pasará conmigo, sino también al hacia dónde va este Grupo? La pericia de los directivos de Prisa está en entredicho. En este escenario, y como reconoce la propia Barceló, la antena se resiente, la calidad sufre enteros, como en la pasada noche electoral (24-M) en que denuncié, a través de Twitter, que el Especial Elecciones presentado por Pepa Bueno había tomado la señal de La Sexta para ofrecer las declaraciones del presidente José Antonio Monago. Cuando estaban escuchándole, la voz de Antonio García Ferreras cortó al político popular extremeño y se coló en la SER, que tuvo que llevarse el audio rápidamente, pero quedó al descubierto la hazaña cometida. Luego, el Comité de Empresa, a través de su Twitter me contestó que eran “consecuencias de los recortes de la plantilla. Se han cargado la información local”.

Martín Berasategui, Ainhoa Arteta, Pedro Subijana, Iñaki Gabilondo, 
Vicky Pizarro (SER) y Luis Irizar.  La radio local vive para extender 
estos acontecimientos  de sus ciudades. Es su razón de existir

Los últimos despidos pertenecen, precisamente, a esa radio local tan imprescindible en cualquier noche electoral –Gaby Ramos y Vicky Pizarro, en Radio San Sebastián y Marce Rodríguez y Olga Jiménez, en SER Vitoria– y base de cualquier gran cadena de radio. Unos despidos que, me tocan más de cerca, y se producen en un circuito regional que no es de los que peor iba en resultados económicos. Cuando yo llegué a Radio San Sebastián (SER) a finales de los 80, fichado por Ramón Gabilondo, con quien me reencontré más tarde en la redacción de Madrid, había dos grandísimos periodistas en deportes. Mi inexistente afición por esta área de contenidos, ya conocida, no era obstáculo para darme cuenta de la enorme profesionalidad de Tito Irazusta y de Gaby Ramos, de los que envidiaba, desde la discreción de un periodista pipiolo, su sólido dominio del oficio. Tito se marchó de la casa y Gaby se quedó al frente de la redacción deportiva. Han sido 41 años de SERvicio, toda una vida. Vicky Pizarro es una periodista todoterreno, era capaz de presentar el “Hoy por Hoy San Sebastián” y cubrir tres ruedas de prensa, y además hacer las fotos, colgarlas en la web y en su cuenta de Twitter; si hacía falta, abrir la emisora, atender a los oyentes, coger el teléfono y todo con oficio y siempre una sonrisa en su rostro. La mejor escuela –siempre lo he dicho- es la que se adquiere en una emisora local.  A estos compañeros, en las últimas semanas se han ido sumando otros nombres, en emisoras, como los de Ángela Garrido, comercial y creativa publicitaria de Radio Sevilla y Alfonso Fernández (redactor); Alejandro García Bermejo (técnico) de SER Toledo; Juan Solo de SER Guadalajara (25 años siendo ‘la voz’ de la emisora) y de José Ángel Candel de Radio Albacete.

Gaby Ramos, exjefe de Deportes de Radio San Sebastián

Estoy convencido de que lo mejor que le puede pasar a la SER es que Prisa se deshaga de ella, que la venda. En su momento Mediaset pensó en adquirirla, cuando Cebrián declaró en una Junta General que todos los activos estaban en venta. Pero, finalmente, analizando los pros y los contras, desechó la operación. Ante el inminente desarrollo de la radio online, y sus costes mucho más ajustados, comprar ahora la SER sería como hacerse con el Titanic: el mejor trasatlántico de la radio española, pero con unos costes fijos que, ante el cambio de paradigma, asustan. Mediaset optó por la radio online y todavía sigue funcionando con el aplauso de su público. Acaba de poner en marcha el tercer programa de su todavía reducida parrilla -«Coca Cola Fan Experience«-, pero la apuesta estratégica por la radio online está clara.  Tal vez la estrategia, ante esta nueva situación y una posible venta (aunque Prisa jura y perjura que no se deshará de ella) es adelgazar la SER y hacerla más atractiva de cara a potenciales compradores. Pero el tiempo se acaba y el escenario, y los mercados, han iniciado la cuenta atrás del cambio de paradigma de la radio… Y las grandes cadenas analógicas van perdiendo su atractivo, conforme pasa más el tiempo…

No es la primera vez que escribo de este asunto (ni será probablemente la última, me temo). Pero cada vez que lo hago vienen a mi memoria los mejores años de mi relación con la radio, todo lo que di y todo lo que recibí de la SER. Por eso, sigo queriendo, a pesar de todos los sinsabores, lo mejor para ella y sobre todo para los profesionales, y grandes amigos, que dejé en Gran Vía.

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