FIRMAS

El culebrón Carlos Herrera (I). Por Gorka Zumeta

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Mis mayores me enseñaron que lo importante –en periodismo- no es tanto dar la noticia el primero, cuanto darla bien.  Por eso todo lo que se ha ido publicando en torno a los cambios de programación que la radio avanza para la Temporada que viene (¡y todavía faltan dos EGM’s de ésta…!) guarda, en algunos casos, muy poca relación con la realidad. Los hechos, cuando se vayan produciendo, confirmarán las fuentes de unos y la intoxicación de otras. No es mi tarea, desde luego, criticar a nadie. Cada uno sabe perfectamente dónde juega y qué se juega…

Cuando Iñaki Gabilondo yLuis del Olmo abandonaron el micrófono del día a día, y dejaron de encarnar, y de liderar, una manera de hacer radio, heredada de los ochenta (¡y los setenta!), la radio no tuvo más remedio que refrescarse… actualizarse con profesionales formados en otro tiempo, con otras referencias culturales e incluso otra manera de hablar. La llegada de Carles Francino al ‘Hoy por Hoy’ (que nunca debió abandonar) constituyó un auténtico hito en la reciente historia de la radio española. Todavía son muchos los que siguen echando de menos a Iñaki en las mañanas de la SER, pero ni siquiera el arquitecto canadiense Frank Gehry, por poner un ejemplo ajeno al medio, un auténtico revolucionario de su oficio, lograría ser original siempre, sin caer en su propia repetición.En este contexto de permanente marejada en el sector, la radio española ha registrado varios movimientos de tierras en los últimos años, provocados por la salida de nombres muy destacados, que ya figuran con mayúsculas en la reciente historia del medio, que abrieron las puertas a nuevas generaciones. Formas de hacer radio que han pasado a la historia, sin duda dejando huella, pero que han sido superadas por otras escuelas, ni mejores ni peores, simplemente diferentes. Más pegadas a los nuevos tiempos.

Los tiempos cambian, y la radio no hace más que adaptarse. Matías Prats padre tuvo su tiempo.Joaquín Prat el suyo. E Iñaki Gabilondo disfrutó (y nosotros con él) del suyo. Ahora es tiempo de otras voces… De otras formas de pensar. De otros esquemas mentales. Pero de los mismos formatos…

Cuando horas después de recalar Luis del Olmo en la Cope, procedente de RNE, donde se había despedido de Fernando G. Delgado, entonces director de la radio pública, para ganar más dinero (nunca lo negó), sufrió un cólico nefrítico que le alejó del micrófono varios días, quien se hizo cargo de “Protagonistas” fue un joven tan alto como él, veinte años más joven, que le había conocido con trece haciendo el programa “La Nueva frontera”. Se llamaba Carlos y se apellidabaHerrera. Ahí nació otro mito de la radio española.Ésta –la de la repetición incesante de los formatos- es una cantinela que achacamos a la radio profesionales que hemos trabajado en ella durante muchos años. Nos llaman profesionales “de largo recorrido”, lo que quiere decir –digan como lo digan- que tenemos muchos años encima y hemos vivido, hecho y escuchado, mucha radio. Es así, sin más ambages que dulcifiquen la semántica. Para qué negarlo. Sin embargo, esos mismos formatos han hecho que la radio se mantenga fuerte en nuestro país. Que sobrevivan a sus profesionales y que sirvan de escenario rutinario a tantos cientos de profesionales, pertenecientes a distintas generaciones, que coinciden a pesar de todo en el mismo paisaje radiofónico español y han ejercido con pasión, y eficacia, en el medio.

A Carlos Herrera se lo llevó Javier González Ferrari, su amigo y gran valedor, a RNE para ocuparse de las mañanas, en 1997, después de pasar dos años en Canal Sur Radio y antes en Copey SER. Y levantó la audiencia hasta casi duplicarla. Cuatro temporadas más tarde, fichó por Onda Cero, para ocuparse primero de las tardes, porque las mañanas las lideraba Luis del Olmo. Cuando éste volvió a hacer las maletas para poner en marcha su ilusionante, pero fracasado, proyecto de Punto Radio, Carlos Herrera asumió las mañanas con su “Herrera en la Onda” (septiembre de 2004).Años más tarde, Carlorrera llegó a la SER de (Jesús de) Polanco, y sustituyó también a Iñaki Gabilondo varios veranos. De los dos, del ponferradino y del donostiarra, Herrera se llevó algo, como si de un roba almas se tratara. Como reconoce en su blog el propio Herrera, “Luis ha sido siempre como un hermano mayor (para mí): me ha enseñado, me ha ayudado, me ha tenido a su lado, me ha protegido, me ha querido… Nos tenemos una lealtad recíproca absoluta”. Sobre Iñaki la admiración es similar. Pero su procedencia, y sus referencias culturales, están más próximas a del Olmo que al vasco. Carlos Herrera, en sus orígenes, prioriza la radio de espectáculo, frente a la radio informativa, al contrario que Iñaki. Pero en los dos géneros, hoy en día, se mueve con soltura, aunque la credibilidad de uno y otro es diferente en cada ámbito que reúne la mañana.

El contexto fue cambiando. Onda Cero se convirtió en el microuniverso ideológico ideal por el que apostaba el desaparecido José Manuel Lara: una cadena de radio caracterizada por la variedad de pensamiento, donde Herrera podía liderar las mañanas y criticar a los socialistas y, por la tarde, Julia Otero podía defenderles. Todo en la misma cadena, sin necesidad de cambiar de dial. Lara amplió esa política de la dispersión ideológica a la televisión cuando compró La Sexta y decidió mantener las dos líneas de pensamiento, como principal argumento empresarial para atraer público de uno y otro lado del arco ideológico de este país tan vehemente siempre.Desde entonces, millones de oyentes de radio han oído su voz en todas las frecuencias de radio más importantes del país. “Por si acaso la última siempre es la mejor” –me dijo en Sevilla-. Su marca está conformada por su tono inconfundible, su timbre tan embaucador, su fina ironía y sus ideas tan claras…, tanto que por ahí se ha producido el desencuentro con una casa en la que ha estado muy a gusto, pastoreado por un Javier González Ferrari que sabía que “al líder” había que tenerle contento, aunque no ha podido controlarlo todo…

A Carlos Herrera le hubiera gustado echarse al monte más de una vez, pero no podía hacerlo porque le obligaba la fidelidad a una marca que, paradójicamente, le oprimía cada vez más, y le hacía sentirse incómodo, no sólo por las críticas que recibía su ex mujer, Mariló Montero, en La Sexta, sino por las que concentraba él mismo, directa o indirectamente. Carlos es sin duda un hombre de fidelidades. Pero si esas mismas fidelidades se fracturan del otro lado, él se considera liberado del compromiso.

Ese “aviso a navegantes” que recibió Carlos Herrera por parte de su jefes en Atresmedia, que hizo recular a la Cope, y a él postergar la decisión a mejor ocasión, no gustó nada al promotor de ‘Los Fósforos’. Poco podía hacer Javier González Ferrari, salvo intentar apaciguar el fuego, sin mucho éxito, pese a que al principio de esta batalla apostaba, seguro, por la continuidad de Herrera al frente de las mañanas de Onda Cero.Es lo que ha ocurrido en este episodio donde el almeriense, criado en Mataró, fue reconvenido varias veces, y no con los mejores modos, por los jefazos de Atresmedia, a pronunciarse “a la mayor brevedad posible” sobre su postura de aceptar o no la oferta que la Cadena de Ondas Populares de España (Cope) le hizo ya para la Temporada 2013-2014 y que el propio Lara y Silvio González, CEO, se apresuraron a cortar de raíz porque Herrera seguía teniendo su contrato en vigor con la cadena de San Sebastián de los Reyes. Y se lo recordaron. ¡Vaya si se lo recordaron! Éste fue, tal vez, el principio del desencuentro. Cuando se destapó la batalla de los cuchillos.

Por si había alguna duda, los responsables de Atremedia han arrojado a Carlos del templo.  Es cierto que el almeriense lleva mucho tiempo deshojando la margarita y que no terminaba de decantarse por la suculenta oferta de la Cadena de los Obispos, frente a la rutina de Onda Cero, pero ahora ya no cabe vuelta de hoja, ni regreso al pasado. De momento, lo que puede afirmarse con rotundidad es que Carlos Herrera no volverá a las mañanas de Onda Cero en la Temporada 2015-2016. Si cabía alguna posibilidad de que prolongara su vinculación con Atresmedia, por pequeña que fuera, han terminado por barrerla.Ahora, esos mismos jefes que le leyeron la cartilla a Herrera han movido ficha. Si tú no te pronuncias, lo vamos a hacer nosotros. “El que da primero, da dos veces” –dice el refranero español-. Y parece que ésta ha sido la estrategia puesta en marcha por el staff de Atresmedia: prescindir unilateralmente de Carlos Herrera (su contrato finaliza esta Temporada –en junio- y no ha sido renovado) y presentar a sus nuevas voces: Carlos Alsina y Juan Ramón Lucas, como los nuevos responsables de la mañana.

¿Quién tenía más que perder en esta historia? El nombre de Carlos Herrera, a estas alturas de la película, está mucho más por encima, en los títulos de crédito, que el león de la Metro Goldwyn Mayer. Su valor en el mercado es tan alto que justifica el precio que pretenden pagar por él. No sé si serán  ocho millones de euros, como afirmó PR Noticias, y se ocupó de desmentir el propio Carlos a través de su cuenta deTwitter; o seis, como rebajó días después el diario “El Mundo”. Pero en todo caso, no es un dinero que vaya a ingresar en su cuenta corriente, sino en la de su empresa, que se encarga de pagar a su equipo de colaboradores. El mismo modelo que estableció en el mercado su maestro Luis del Olmo y que se negó a suscribir Iñaki Gabilondo.

Ahora Carlos tendrá libertad ¿absoluta? para criticar a quien estime oportuno desde el púlpito de la Cope. Podrá ser más fiel a su ideario. Pero en la negociación trata de lograr la bula papal frente a la Consultora Radio Intelligence que parece marcarlo todo con su púrpura rosada. A estas alturas, con el recorrido acumulado por Carlos Herrera, con su intuición transformada en ciencia, con su escatología catártica colectiva, con su savoir faire, tiene mucha más experiencia en el oficio que todo el cuadro de asesores de la consultora sueca.

Ahora lo veremos. “Los Fósforos” harán la maleta con él. De esto no hay duda. Pero no sólo de hooligans viven las estrellas de la radio. Hay quienes mantenemos que existe la fidelidad a la marca por encima de las personas. Ahí está Paco González y su “Tiempo de Juego”, y el ‘efecto rechazo’ que provoca la cadena de los obispos en muchos de sus antiguos oyentes en la SER. Pero la marca Carlos Herrera es tan poderosa, hoy por hoy, que me reservo mi opinión hasta ver los resultados del EGM, tan denostado y criticado por el propio Herrera y que ahora, paradojas, resultará determinante para certificar su éxito o fracaso en esta nueva aventura que emprende, que constituye “su último cartucho”. Ahora deberá someterse al EGM, le guste o no.No es fácil el reto de Carlos. Sobre todo porque intenta reeditar el trasvase de oyentes de una cadena a otra, como cuando Del Olmo se fue deRNE a Cope, que se los llevó; o García emigró de la SER a Antena 3 Radio, que se los llevó. Pero el ponferradino lo intentó de nuevo en su paso de Cope a Onda Cero, y no lo logró en la misma medida y, en última instancia, intentó repetirlo de Onda Cero a Punto Radio, con peores resultados… sobre todo porque quien le sustituyó en la cadena de Atresmedia fue Carlos Herrera. Y muchos se quedaron. ¡Claro!

Continúa… 

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