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El puerto de Santa Cruz de Tenerife recupera la sede de Prácticos. Por Juan Carlos Díaz Lorenzo

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La Autoridad Portuaria de Santa Cruz de Tenerife financia el 60 % del coste de la rehabilitación del edificio de Prácticos, situado a crujía en el acceso al muelle norte. El coste total de las obras se estima en algo más de 600.000 euros y el 40 % restante está a cargo de la Corporación de Prácticos, merced a un acuerdo entre ambas entidades. Desde que se procedió al desalojo del histórico inmueble –catalogado de interés patrimonial y en grado de protección integral por el Ayuntamiento de la capital tinerfeña–, el servicio de practicaje se ha trasladado a unas oficinas provisionales en la segunda alineación del muelle de ribera, próximas a la estación de pasajeros.

El edificio es un inmueble en régimen de concesión administrativa a la Corporación de Prácticos de Santa Cruz de Tenerife. Tal figura no permite una intervención directa por parte de la Autoridad Portuaria, si bien, dadas las características y el valor arquitectónico del inmueble, existe colaboración entre ambas entidades para que la restauración se resuelva lo antes posible. En la actualidad se está redactando el nuevo pliego de condiciones para el servicio de practicaje y también tiene su influencia en todo el proceso.

Paralelamente se ha solicitado financiación al fondo de conservación de Patrimonio del Estado, proponiendo que se actúe sobre este edificio por las razones señaladas. “El intento merece la pena y estamos esperando respuesta”, afirma el director del puerto tinerfeño, Rafael Díaz Hernández. “Es difícil para mí, dado mi origen profesional, no hacer todo lo posible para agilizar dicha restauración. Vamos a tener esperanza de solucionar pronto la situación, de una manera u otra”, agregó.

En noviembre de 2013 y después de dos meses de trámites, la Gerencia Municipal de Urbanismo de Santa Cruz de Tenerife autorizó el proyecto de restauración del edificio presentado por la Autoridad Portuaria, cuyo estado es lamentable y preocupante. Son visibles las señales inequívocas de la falta de mantenimiento de años, con grietas y decapado de pintura, agravado por la acción de las inclemencias meteorológicas y, especialmente, el viento cargado de salinidad, siendo preciso apuntalar la terraza del primer piso y también se acometió el cerramiento del entorno.

Se trata de un edificio protegido, lo que requiere de una acción más detallada. El proyecto de rehabilitación, del que es autor el arquitecto Manuel Pérez, consta de dos partes. La primera concede especial atención al saneamiento integral de la estructura que, como hemos referido, está muy deteriorada, siendo especialmente apreciable en la fachada principal. La segunda parte se refiere a la rehabilitación propiamente dicha para que el edificio sea de nuevo habitable y cumpla de nuevo con su cometido adaptado a los nuevos tiempos o quizás sea dedicado a otras funciones. El plazo de ejecución de los trabajos se estima en siete meses y su ejecución se ha retrasado sobre las fechas inicialmente previstas.

Explica María Isabel Navarro Segura que el edificio es de corte racionalista y salió del tablero del arquitecto tinerfeño Tomás Machado y Méndez Fernández de Lugo (1908-2003). Tiene su origen en una petición formulada en 1945 por la Comandancia Militar de Marina de Santa Cruz de Tenerife, en nombre de la Subsecretaría General de la Marina Mercante, a la entonces Junta de Obras del Puerto, para que los prácticos tuvieran su propio espacio para el desempeño de sus funciones. A finales del citado año, la Dirección General de Puertos y Señales Marítimas autorizó la redacción del proyecto y fue inaugurado en 1947.

Está inspirado en el puente de un buque y se caracteriza por la sencillez de líneas rectas y curvas muy bien definidas. Consta de tres plantas rematada por una azotea sobre la que se levanta una caseta del vigía, rodeada de grandes ventanales y a una altura de 17 metros sobre la base del edificio.  La planta baja, a modo de semisótano, está dedicada a pañoles, talleres y alojamiento del servicio de amarradores. El primer piso tiene la recepción, oficina, vestíbulo, sala de estar y comedor y en el segundo nivel, al que se accede por una escalera de caracol, existen siete camarotes para alojamiento de los prácticos de guardia y dos baños.

Desde su privilegiada posición era posible en sus primeros tiempos una considerable visión panorámica de la actividad portuaria. El edificio está situado en el entronque del muelle norte y el embarcadero próximo en el que amarran las falúas con las que acceden a los barcos en maniobra. Los progresivos ensanches de la plataforma del muelle de ribera restaron uso al muelle norte –dedicado durante muchos años al tráfico frutero–, hasta que se decidió la instalación de la terminal del “jet-foil”, que estuvo en servicio hasta diciembre de 2004. El atraque está ocupado en la actualidad por el centenario vapor “La Palma”.

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