FIRMAS

Cuando nadie te quiera. Por Juan García Luján

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Jueves 5 de marzo. Llegué del cabildo a las 3 de la tarde. No tengo hambre, le dije a mi mujer. Me senté en mi escaño. Sí, en ese viejo sillón que compré al Congreso de los Diputados cuando iban a tirarlo. Hacía tiempo que no me sentaba en él. Pero este jueves amaneció con aroma a golpe de Estado, y cuando huele a eso me siento en el escaño que me protegió aquel 23 F. Hoy voy a volver a montar el Märklin, mi trenecito eléctrico, el único tren del que no me puede bajar nadie. Pintaré mi tren de azul y amarillo, será una buena foto electoral.

Me gusta nombrar a Galdós en mis discursos. Galdós fue una voz clara en aquella España que agonizaba porque dejaba de ser imperio. A mí me toca avisar de lo contrario, yo estoy aquí para gritar contra el imperio de ATI que maltrata a Gran Canaria, el ejército ático sigue vivo y coleando. Como dijo don Benito: “ha llegado la hora de avivar en nuestras almas el amor a nuestra patria chica para encender con él, en llamarada inextinguible, el amor de la grande”. Don Benito hablaba de Canarias, ya lo sé. Pero yo hablo de Gran Canaria y de España. Canarias no puede ser una patria común mientras en Tenerife tengan más hoteles de cuatro estrellas que nosotros. Creía que no hacía falta repetirlo después de la pasta que he gastado del cabildo estos cuatro años en difundir este mensaje tan profundo.

Llamé a Lucas para invitarlo a montar el tren conmigo, pero está fuera de cobertura. Chavela Vargas canta: “Abandona mi amor, cuando pienses en otro, sin que pienses en mí, no te importe mi suerte, es la ley de la vida, adorar pá sufrir…”. Son casi las siete y media. Lucas no aparece. El primer vagón ya empieza a caminar. Ya oscureció. Miro el ordenador, los periódicos digitales lo cuentan como última hora: Mercedes Roldós será la candidata al cabildo. La reunión fue un paripé, ya tenían el comunicado escrito antes de empezar. Les importa un pito las encuestas, les da igual el partido.

Sigo sin ganas de comer. No quiero tocar los platos para no comprobar que están fríos porque así se sirve la venganza. Yo sé que José Manuel se acordó hoy de la noche del domingo 13 de junio de 1999. Era su noche. Repetía como candidato a la alcaldía y pasó de la mayoría absoluta de los 15 concejales a la absolutísima de 19. Y yo me cargué la portada de los periódicos del lunes que soñaba José Manuel: “Soria arrasa en Las Palmas”, el titular fue “Bravo dimite”. Desde entonces ha estado soñando este momento. Hace cuatro años que volví a fastidiarlo. Manolo ya tenía cerrado con Mario Romero la candidatura al cabildo. Mario fue obediente, su número dos iba a ser Rosa Rodríguez. Pero mis contactos en Madrid y los aguacates de Mogán ganaron la democracia digital de Mariano. Yo también tuve que aceptar a Rosa en la lista, me vacuné contra su marcha comprando a dos consejeros. Algunos políticos son como los viejos sillones del Congreso, los puedes comprar cuando otros los van a tirar.

Pero aquí estoy frente a mi Märklin, a veces el trenecito se sale del rail en una curva y uno vuelve a colocarlo bien y continúa el camino. Ahora se trata de levantar la misma bandera que levantó Manolo Soria cuando echaron a su hermano del gobierno (bandera contra ATI que guardó para coronar a Paulino). He pasado de un extremo a otro, ahora defiendo el poder insular y descentralizado. Yo que defendí que el Parlamento se quedara en Tenerife para dejar la Delegación del Gobierno en Gran Canaria porque creía que el futuro era el pasado, que el centralismo era justo y necesario. Yo que en 1995 regalé todo el poder autonómico a ATI, que hice presidente a Manuel Hermoso, un pura sangre ático, sin ni siquiera entrar en el gobierno autónomo, a cambio de un futuro cachito de tarta. Yo, que volví a entregar el poder a ATI en 1999 a cambio de blindarme en la presidencia del Parlamento.

Yo, con este historial, aquí estoy levantando una gran bandera azul y gualda para tapar la historia. Todo esto lo pienso mientras el tren camina y tocan en la puerta de mi casa. Bajo la música. Pero detrás de la puerta escucho que alguien canta la misma canción de Chavela que tenía puesta: “Cuando nadie te quiera, cuando todos te olviden, volverás al camino donde yo me quedé; volverás como todos, con el alma en pedazos/ a buscar en mis brazos/ un poquito de fe”. Abro la puerta. Estoy añurgado ¡Qué bien canta Nardy Barrios!

@juanglujan

http://www.somosnadie.com

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