FIRMAS Marisol Ayala

La sanidad destartalada. Por Marisol Ayala

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Hoy es más importante tener un amigo médico que en Hacienda. Los graves problemas que sufre de sanidad canaria sustentan lo que comento. Una cuña, vamos. Son a ellos a los que recurres cuando enfermas, los que trampean para facilitarte una consulta médica, una atención urgente. No voy a descubrir ahora lo que cada poco se denuncia en los medios, urgencias colapsada, enfermos que son trasladados a centros privados que cuentan con más enfermos que personal, o casi, y cierre de camas hospitalarias “como hacemos cada verano” argumentan sin rubor los que dirigen nuestra sanidad. Y más. El trato indigno que reciben los enfermos socio sanitario, esos que están entre un enfermo con expectativa y otro sin otra ilusión que vivir dignamente, es de libro.

Esta semana he hablado largamente con personal de los centros generalistas de Gran Canaria, Insular y Negrín, y en los dos casos el agotamiento físico que sufren es brutal. Físico y psíquico. Es duro que el enfermo los vea como la puerta de entrada al sistema y por tanto el paño de lágrima en el que descargar la ira de quienes estando enfermos ven transcurrir hasta tres días en una camilla, sin que se respete su intimidad.

El personal ha sido agredido y alguno expedientado por quejarse de la situación en la que trabajan. Bueno, agredidos también somos los ciudadanos que no recibimos la atención que nos corresponde, no lo olviden. Y es que la gestión sanitaria en Canarias tiene tantas zonas negras que 17 años después de asumir las transferencias muchos dudan entre error o acierto.

Hablemos por ejemplo del Negrín. Cuando en mayo de 1999 abrió sus puertas los políticos brincaban en un pata porque 704 camas eran muchas camas sin embargo nadie pensó que quizás eran demasiadas, de hecho aún hoy controlar a ese monstruo de 4 cabezas es complicado en lo operativo y en los económico. Se cierran camas y se bloquean servicios porque nadie reparó en una población que envejece y que precisa atención socio sanitaria. Los hospitales nacen para curar enfermos y no para pacientes crónicos que ocupan costosas camas a la espera de que los desvíen a centros que no existen. No es poca cosa que los mismos gestores que tiraron voladores con la capacidad del nuevo hospital reconozcan hoy que en el Negrín se aparca a enfermos sin curación en detrimento de los que tienen posibilidad de salir adelante. Nadie recordó a los crónicos. ¿Y ahora?

Un día, hace unos meses, el Presidente Rivero denunció que en el Negrín e Insular había una buena cantidad de enfermos, cifró 400, a los que sus familias no los quieren llevar a casa. Rivero habló como si el asunto no fuera con él, como si él y su consejera no tuvieran nada que ver en la mala gestión sanitaria y que ha propiciado lo que comento. No fue capaz de decir que las familias no se lo llevan a casa porque en muchos casos no pueden cuidar a un enfermo en situación precaria y crónica, ni saben, ni tienen medios, Paulino.

En fin, que quería escribir hoy de sanidad porque me parece inmoral mantener durante dos y tres meses a enfermos en hospitales generalistas a la espera de una cama social lo que supone un costo brutal y que encima resta camas a los que acuden a un hospital para ser curados. En Canarias la atención socio sanitaria es sencillamente vergonzosa. Vergüenza cronificada. Dudo que tenga solución.

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