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APROXIMACIÓN A LA HISTORIA MÁS PRÓXIMA. (I) Introducción Geográfica y ambiental. Por Miguel Leal Cruz

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Las Islas Canarias conforman una más de las comunidades que, con gobierno e instituciones propias, integran el territorio nacional español.

Geográficamente constituyen un archipiélago de siete islas más otros siete pequeños, salvo la isla de La Graciosa, situado en las proximidades de la costa oriental del continente africano, a sólo cien kilómetros del lugar más próximo. Son desde el punto de vista geológico de formación volcánica y montañosa con abrupta orografía hasta el extremo de ser considerada una de ellas La Palma como la isla de mayor volumen del mundo si la relacionamos con su perímetro, o La Gomera de los más intrincados barrancos para su relativa pequeña superficie. En la de Tenerife se encuentra la elevación geográfica más prominente del Archipiélago y de su entorno africano: El Teide, salvo el monte Toubkal en el Atlas marroquí que le sobrepasa en unos trescientos metros de altitud.

Existen teorías académicas que consideran su formación geológica como la prolongación submarina de la cordillera terciaria del Atlas magrebí, y que sus formaciones más elevadas serían las mismas islas e islotes próximos –incluidas las Salvajes de soberanía portuguesa-, consecuencia posiblemente del hundimiento geográfico que tuvo lugar durante la misma formación del conjunto montañoso durante el periodo alpino para la configuración de esta parte del planeta. Otra teoría defendida por otros estudiosos, contradictoria a la anterior, considerando no existe clara identidad estructural y mineralógica entre ambos conjuntos territoriales extensivo a sus rocas sedimentarias.

El relieve de cada isla es abrupto y en declive constante hacia el mar, excepción hecha para Lanzarote y Fuerte ventura que es menos acusado, tal vez por ser la continuidad lógica del mismo desierto sahariano próximo. Dicho relieve está producido como consecuencia de las convulsiones geológicas y vulcanológicas a lo largo de cronologías remotas y diferentes, resultando aquella orografía profunda con huellas implícita en el paisaje isleño con gran atractivo y belleza. Destacamos Taburiente – Las Angustias en La Palma, profundos e intrincados barrancos en el norte de Gran Canaria, Garajonay en La Gomera, depresión del Valle del Golfo en El Hierro, Teide –Cañadas en Tenerife, riscales de Tejeda, y otros que constituyen una agreste geografía para un territorio de sólo 7,5  mil kilómetros cuadrados en total.

La condición de territorio fronterizo con la vecina costa africana, es otro rasgo geográfico que caracteriza estas islas, determinado por la posición en el extremo noroccidental del continente, con lo cual se nos relaciona no sólo geográficamente por la poca distancia que nos separa por mar, como se apuntó, sino por el origen común biológico, no sólo en cuanto a flora, fauna, sino en el origen común de la vida humana, por dicha relación antropológicamente demostrada, incluido en lo cultural, hasta la llegada de los primeros visitantes y posteriores conquistadores o colonizadores europeos.

Salvada la escasa distancia del brazo de mar que nos separa del territorio occidental africano, nuestra vinculación desde el punto de vista geográfico es palpable y testimonial como apunta Morales Matos en el capítulo uno de la Geografía de Canarias GC-93. Es difícil encontrar en el mundo un territorio insular que se haya sustraído tanto a la enorme presencia de un continente tan próximo. Añade que “si estuviéramos situados a la misma distancia pero más al norte, próximo a las grandes ciudades marroquíes o al sur en la zona más tropical, nuestro vínculo africano hubiese sido de distinto signo. Al estar situado este Archipiélago en la bocana atlántica del hoy desolador desierto sahariano nos ha aislado secularmente de nuestro continente”. Contrariamente a lo expuesto añade que sólo nos une a África el aspecto topográfico, pues ni siquiera en la génesis geológica de nuestro espacio insular somos “deudores” del continente natural, pues una profunda fosa se interpone entre ambos conjuntos demostrando que no somos continuación de la cordillera alpina del Atlas, tal como llegaron a suponer algunos estudiosos.

 

1 Comentario

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  • «… Añade que “si estuviéramos situados a la misma distancia pero más al norte, próximo a las grandes ciudades marroquíes o al sur en la zona más tropical, nuestro vínculo africano hubiese sido de distinto signo. Al estar situado este Archipiélago en la bocana atlántica del hoy desolador desierto sahariano nos ha aislado secularmente de nuestro continente”. Contrariamente a lo expuesto añade él mismo que sólo nos une a África el aspecto topográfico, pues ni siquiera en la génesis geológica de nuestro espacio insular somos “deudores” del continente natural, pues una profunda fosa se interpone entre ambos conjuntos demostrando que no somos continuación de la cordillera alpina del Atlas, tal como llegaron a suponer algunos estudiosos…»
    Y claro, ante esta perspectiva ¿cómo se pretende horadar estas profundidades para presunta extracción de petróleo o gas?
    «Mi no comprender», que dice el visitante foráneo que no quiere entender

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