El nuevo libro de la colega Pilar Urbano, promete echar leña al fuego encendido en la Casa Real de España.
“La gran desmemoria, lo que Suarez olvidó y el Rey prefiere no recordar” es el nuevo libro de Pilar. La colega presume de escribir siempre verdades como puños, ya en su anterior volumen “El precio del Trono” editado y publicado en plena vorágine de la Corona motivada por el “caso Nóos” Pilar atacaba a Juan Carlos I y lo situaba como espía de Estados Unidos en la España franquista. En la nueva novela va mucho más lejos y culpa a su Majestad de instigar el Golpe de Estado del 23-F de 1.981 y del montaje perpetrado para hacer dimitir a Adolfo Suarez y situar la Monarquía y al Monarca como salvadores de la Patria y de la Democracia en España.
A la escritora no se le escapan “prendas” a la hora de informar sobre las tramas palaciegas en contra del primer Presidente del primer Gobierno de la España. El “contubernio” palaciego propiciado por el General Armada y autorizado por la Casa Real en pleno (la Reina Sofía estaba al tanto de la trama golpista) tenía implicados a varios partidos políticos, según Pilar tanto el Psoe como Alianza Popular eran conscientes de show golpista e incluso de un gobierno de concentración presidido por su Majestad el Rey y Felipe Gonzalez del Partido Socialista Obrero Español como Primer Ministro del ejecutivo.
No somos muchos los que hemos denunciado públicamente la involución del Rey y la Reina en el 23-F. La secuencia relatada por un policía, aquella noche en la sala de comunicaciones de la Zarzuela, era concluyente “la Reina Sofía aparecía frecuentemente por la sala de comunicaciones, nos preguntaba si los tanques del Capitán General de la 3ª Región Militar, Jaime Milans del Bosch estaban rodando por las calles de Valencia y de la reacción de las otras Capitanías Generales de toda España con respecto al secuestro del Congreso de los Diputados efectuado por el Tte. Coronel Tejero”.
El bombero real, Rafael Spottorno, tiene mucho trabajo como apagafuegos de la realeza española a la caza de “elefantes en Botswana” se ha unido la caza del “elefante blanco del 23-F en Madrid” y está vez la rotura no parece ser de cadera, más bien es una ruptura en toda regla entre el pueblo “soberano” y el Soberano.
La desventaja entre una Monarquía Parlamentaria y una Republica es bien sencilla: mientras en la primera el Jefe del Estado es intocable, o sea revestido por la Constitución que le otorga inmunidad absoluta ante todo tipo de cabronadas e incluso de traición a la Patria, en la Republica, ante la sola sospecha, el Jefe del Estado o habría presentado la dimisión o lo habríamos echado a patadas por colaborar con banda de malhechores golpistas. Dudo que el libro de Pilar vea la luz de la calle y antes de su venta sea secuestrado por orden Judicial, pero si no es así deberíamos de manera urgentísima cambiar la Constitución Española en sus artículos 1, 8, 56 y 62.
El rey no está sujeto a la misma ley que obliga al resto de españoles porque el rey, como principio justificativo de la ley, esta por definición por encima de ella. Esta tesis fue expuesta y defendida por Carl Schmitt, que milito en el partido nacional-socialista y presidio la Asociación de Juristas Nacional-Socialistas en los primeros años de la Alemania hitleriana, para justificar, desde un punto de vista legal, la posición de dictador de Hitler, y parece que ha creado escuela entre algunos «demócratas».
Alguien dirá que el principio justificativo de la ley, la fuente originaria del poder de legislar es el pueblo español, o la abstrusa soberanía popular.
Ha llegado el momento de demostrar el verdadero poder del pueblo soberano, exijamos la reforma de la Constitución del 78 por obsoleta y hagamos un referéndum para que el pueblo decida si seguir con el sistema actual de Monarquía Parlamentaria o bien convertirnos en la tercera Republica Española.
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