Llevo días sin coger el coche y aprovecho la festividad del 6 de diciembre para dar una vuelta y cargar combustible. Me paso por el Bar de Pepe y lo encuentro vacio, apenas dos parroquianos leyendo gratis La Opinión de Tenerife y con el café en la barra tomo un buche y me quemo los labios, tan caliente está que bramo en arameo y temo haberme quemado la lengua.
–No te va mal que te quemes la lengua, la tienes muy larga, jajajajaja- ríe Pepe desde el fondo del Bar
El pobre de Pepe que hace mil y un equilibrios por mantener abierto el “chiringuito” está a punto de tirar la toalla, los aumentos sucesivos de electricidad, agua, gas más los impuestos municipales y el modulo de la Hacienda Pública lo tienen ahorcado. Todo esto, unido a que la venta ha caído en más de un 60%, presagia un cierre eminente.
Inicia la conversación preguntándome:
–¿Tú crees en la Constitución?
No dudo la respuesta y sin pensarlo dos veces le contesto con un rotundo, claro y con voz alta: NO
Le explico que ese NO tan claro y rotundo quiere decir que no creo en Leyes que no se cumplen y que solo son unas declaraciones de buenas intenciones, pero en la realidad no sirven para nada. Que los españoles no tenemos nada que celebrar de aquel día 6 de Diciembre del año 1978 que votamos ilusionadamente y como verdaderos ilusos una Carta Magna llena de utopías que solo sirve para servir a los de siempre, para asegurarse el poder y la hacienda a los mismos que promulgaron leyes tan cínicas como “Todos los españoles somos iguales ante la Ley”, o bien “el derecho a la vivienda, el trabajo y una sanidad y educación digna y gratuita”.
La Constitución Española está obsoleta desde el preámbulo, cuando nos habla de la Nación española. Nación que ha dejado de existir desde el momento en que el Gobierno, primero de Zapatero y ahora con el de Mariano Rajoy, se ha plegado de rodillas a las órdenes recibidas desde Bruselas y Berlín por la Señora Merkel y la famosa Troika.
En los últimos dos años hemos perdido, además de la ilusión en la Constitución Española, derechos fundamentales que han sido barridos por la escoba del Gobierno del Partido Popular que, escuchando las voces interesadas del capitalismo neoliberal de buitres carroñeros no han dudado en hundir a millones de españoles en la más absoluta pobreza. ¿Qué tenemos que celebrar en este 35 aniversario de la firma de la Ley de Leyes? Nada, absolutamente nada porque nada queda de aquellas leyes que defendían a España como Nación y a los españoles nos otorgaba la dignidad que nunca habíamos tenido. No podemos levantar nuestra copa y brindar por algo que ha sido destruido desde su propia esencia, cuando con alevosía y premeditación, por imperativo de prestamistas usureros y la troika, tanto el Psoe como el PP modificó su articulado sin plebiscito popular. Los ciudadanos de éste país aun llamado España nos sentimos, en su gran mayoría, desvinculados de la Constitución firmada aquel 8 de Diciembre del año 1.978 hoy hace 35 años.
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