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RNE recupera su brillo, le queda el esplendor (y III). Por Gorka Zumeta

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“No es un día cualquiera”, con Pepa Fernández

 

 

Para perdurar en el dial de la radio pública tantos años, hay que hacerlo forzosamente bien y no significarse políticamente por ninguno de los bandos que, de manera alternativa, se suceden en La Moncloa. Nos guste o no, la política marca tendencias en RTVE, aunque bien es cierto que TVE está mucho más en el ojo del huracán que RNE. Y dentro de ésta última, el escaparate del fin de semana está algo más alejado, un poco más, del resto de la programación de lunes a viernes.

Pepa Fernández ha pasado del micrófono amarillo 
 al rojo en quince años de "No es un día cuaquiera"

Digamos que se trata de una ubicación menos… conflictiva. Y eso que este programa atravesó un mal momento cuando, con la caída, primero en las redes sociales, de Juan Ramón Lucas y Toni Garrido, en 2012, también dieron por perdida a Pepa Fernández. Me consta que los rumores no se acallaron de inmediato por quienes deberían haberlos zanjado y aclarado, de manera que Pepa, Toni y Juanra sufrieron los rigores de la incertidumbre y la indefinición.

En Tarazona, cara al público. "NEUDC" 
es uno de los programas más viajeros de RNE
Magín Revillo, a quien tuve la suerte de entrevistar para este blog hace unas semanas, fue el inventor de “No es un día cualquiera”, en los fines de semana de la radio pública, junto con su mujer, la también periodista, Nuria Guitart. Corría el año 1992. Pepa Fernández le ha dado mucho brillo desde septiembre de 1999, y a menudo esplendor. Ya lo he comentado en alguna ocasión, considero este espacio como un programa blanco, en que la política no lo tamiza todo, como otros. Si tuvieran que colgar un cartel en el estudio cada fin de semana, minutos antes de encenderse la luz roja, debería ser: No es un día cualquiera: descansar de política”. Por eso se puede permitir el lujo de dedicarse a analizar asuntos que se sitúan al margen de la actualidad o, mejor dicho, que son permanente actualidad, temas cotidianos como la educación de los hijos, o el botellón, o el tabaco, o las enfermedades crónicas, y tantos otros que nos afectan a todos, en algún momento de nuestra vida y ante los que somos permanentemente sensibles.

La política es prescindible (al menos los fines de semana)

Abandonar deliberadamente la política como contenido es una gimnasia mental muy recomendable. Es también lo que ha entendido Javier del Pino, en “A Vivir que son dos días” (SER), la competencia directa de Pepa Fernández, líder en la actualidad, y lo que le ha costado algún que otro disgusto en la planta noble, donde algunos entienden la información política como condimento radiofónico permanente, confundiéndolo, no sin vehemencia, con adoctrinamiento. De esto también han entendido otros comisarios políticos que se han empleado a fondo en los medios públicos. Por fortuna, los oyentes son cada vez más críticos y contrastan más sus fuentes de información. La política forma parte de nuestras vidas, inevitablemente, y desconfío de los que se autodefinen como “apolíticos”, pero una cosa es preocuparse y otra empacharse.

En Vitoria-Gasteiz, alrededor de una mesa, parte del equipo, 
con mi amigo Juan Barbacil cantando ¿al vino?
Pepa Fernández ha logrado crear, con un rodaje tan largo, y tan prolífico, un programa compacto, donde todo está milimétricamente controlado, aunque la apariencia sea otra, más espontánea. Ha construido uno de los programas más clásicos en su factura de todos cuantos confirman la parrilla de RNE: un programa de subprogramas (o secciones). Cada uno con su director (o subdirector). Cada uno se ocupa de sus contenidos y, al mismo tiempo, interactúa con el resto del equipo. Y los oyentes, fieles, coparticipan de esta familia de Pepa Fernández, que ha crecido profesionalmente con el programa, al dedicarle tantos años de su vida. En el argot de la profesión ya se ha establecido como habitual el término de “escuchante”, como sinónimo, desde luego más preciso, de ‘oyente’, por aquello de que no es lo mismo escuchar que oír. Y si hay alguna canción que forma parte del universo musical de los oyentes de “No es un día cualquiera”, ésa es “Chupa la Gamba”, del siempre ocurrente José María Íñigo, por el que guardo en este blog una profunda y sincera admiración.

El plantel de colaboradores de No es un día cualquiera” suma tanto talento, que cada uno de ellos merecería un programa propio. Y si no, lean los nombres, José Ramón Pardo, el siempre eficaz José María Íñigo, Forges, los pluriempleados Juan Carlos Ortega y Nieves Concostrina, mi jefe Manuel Campo Vidal, Joaquín Araujo, Jaime Azpilicueta, Rafa García Santos, Sergio Sauca, mi compañera de promoción en la Universidad de Navarra María Díaz, mi querido Manuel Toharia y Laura García Agustín, entre otros. Sin duda necesitaríamos otro post entero para enumerarlos a todos. Esta nueva temporada, Pepa ha sumado a Andrés Aberasturi (¡cuánta radio vivida contigo…!), Inocencio Arias, mi paisano Pedro Subijana y el especialista en economía Miguel Ángel Mondelo.  Con este equipo se pueden ganar muchas ligas…

El equipo se ha reforzado esta temporada también con la presencia de Carlos Santos, que ha ocupado el puesto de subdirector del programa, tras la marcha de Carles Mesa a las madrugadas de RNE, con espacio propio. A Carlos también tuve la suerte de entrevistarle no hace mucho. Descubrí entonces un caballero de la radio. Otro, como mi admirado Luis del Val. Como el aragonés, Santos se ocupa de retratar con la palabra a los invitados del programa, y lo hace con una habilidad admirable. Carlos se trabaja los textos, pero los actualiza y enriquece (casi morcilleando) con sus declaraciones en el programa, dándoles la vuelta y provocando siempre el comentario elogioso o la sorpresa del invitado, cuando no –la mayor gratificación- su sonrisa. Es un broche de cierre de oro de las entrevistas, como lo saben imponer pocos profesionales de la radio en España. Mi permanente admiración.
En Mazarrón (Murcia), cara al público

De “No es un día cualquiera me llama la atención también la presencia de la opinión de los oyentes en la antena, pero, a diferencia de la del resto de programas de la radio española, donde se usa y se abusa en exceso de ella, Pepa Fernández ha optado por la versión mediatizada (no confundir con manipulada). El equipo del programa se encarga de ir leyendo las opiniones de sus lectores, que llegan a través del teléfono, del correo electrónico o de Twitter. Las redes sociales sirven de cordón umbilical real con el  programa, pero el equipo se encarga de seleccionar las mejores y servirlas sin perder tiempo con el contenido ‘sobrante’ –inevitable por otra parte- de las intervenciones en directo de los oyentes (saludos, felicitaciones por el programa, dedicatorias, digresiones kilométricas, etc.). La elección de la fórmula me parece muy eficaz. Es probable que le reste calidez y cercanía (la que se percibe con una intervención de un “escuchante”) pero por contra gana en ergonomía y gestión del tiempo, del que la radio siempre está escasa.

Pepa dirige un equipo de precisión de la radio española

920.000 oyentes los sábados y 915.000 los domingos son las últimas marcas de NEUDC en el recurrente EGM (2ª ola 2013). En este caso los responsables de RNE han tenido la paciencia de aguantar el título y a su conductora, Pepa Fernández, lo que dice mucho de quienes han ocupado los despachos en estos últimos ¡15 años! Pepa llegó con los Populares, sobrevivió a Zapatero y ahora enfila la ‘era Rajoy’. Y sigue en la brecha… Se lo he leído a mi ex compañero en la SER Alberto Granados, “no dependemos de los oyentes, sino de los despachos”. Y Granados se refería a la radio privada, en la que trabajaba antes de ser fulminantemente despedido. Al parecer, esa estrategia –absolutamente equivocada- también funciona en la radio pública, donde a Juanra Lucas y Toni Garrido no les dieron tiempo para resituar a la radio pública en el EGM. Recuperar audiencias históricas no les sirvió de nada en los nuevos despachos azules… Y esta carrera, la de los medios públicos, es el mejor ejemplo actual del clásico mito de Sísifo.

Sin embargo, Pepa Fernández ha sabido sumar en ambos escenarios. Alfonso Nasarre, el actual director de RNE, ha sido inteligente, y práctico, sin duda, en apostar por un valor seguro como “No es un día cualquiera”. Pero me da la impresión de que lo ha hecho con mayor determinación que su antecesor en el cargo. Bueno, no son solo impresiones.

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