El debate con mi colega catalán iba por unos derroteros desiguales, él arremetía contra todo lo que se movía incluidas las Canarias y yo comedido estaba de acuerdo con el derecho de autodeterminación, pero no solo por y para Catalonia, nombre nuevo al que gusta llamen a la Cataluña española o Catalunya de CIU, también para Villajoyosa del Rio o para Chipude en la isla de la Gomera o la Restinga en el Hierro. Aquí si los catalanes y vascos quieren “auto determinarse” los “xarnegos” también.
Con todo, el debate se iba convirtiendo en una especie de sálvame de luxe donde ya empezábamos a tirarnos los platos a la cabeza y que si vosotros mamáis más que nosotros, que nosotros siempre hemos sido los “olvidados” de la España peninsular, que políticos corruptos los había en todos lados. Como una epidemia empezó a salir los casos de mamoneo institucional, como siempre, íbamos enumerando la delincuencia organizada y tutelada por la justicia en nuestro país.
¿Existen políticos honestos? Si tenemos en cuenta que todo aquel que sabe de un corrupto y una corrupción y consiente, admite y, aunque no participe calla, se convierte en cómplice y también es un potencial delincuente, no hay políticos honestos desde el momento que se cobran dietas para alojamiento y se hospedan en viviendas propias o de familiares. Desde que utilizas el móvil oficial para asuntos particulares o cuando pagas unas braguitas o sujeta tetas con la tarjeta visa de representación institucional. Políticos honestos haberlos “hailos” pero seguro se pueden contar con los dedos de una mano
De vez en cuando te preguntas ¿por qué siempre tienen que ser los mismos? ¿Por qué se presentan a las elecciones siempre las mismas caras? Dígame usted, querido lector o lectora, si no está cansado o quizás haya pensado más de una vez que está harto de Mariano Rajoy, Rubalcaba, Cospedal, Sorayas, Griñan, Rivero, Más, Rosa Diaz, Cayo Lara, Llamazares, el incombustible Durán y Lleida, Alvarez Cascos y su troupe, Soria, Patxi y las gaitas galleguiñas todas juntas?
Aguantamos estoicamente 4 años de gobierno, sufriendo y vagando como almas en pena y volvemos a votar otra vez y salen los mismos de siempre, alguno incluso con distinto collar. Debería de existir una fórmula intermedia, si, digo una fórmula por la que tuviéramos la oportunidad de cesar a los político ineptos, mediocres y zoquetes por la vía de en medio, es decir lo mismo que hacen las empresas cuando sus ejecutivos se tocan la bartola y se vuelven obsoletos y nada productivos… La jubilación política anticipada. Pongamos un ejemplo; ¿Cuántos años le quedan como política a la Cospedal?
a) Excepcionalmente 20 años?
b) Normalmente 10 años?
c) Regularmente 6 años?
d) En el mejor de los casos 2 años?
Pues todo arreglado, sacamos la media la dividimos entre dos el resultado del tiempo lo multiplicamos por sus emolumentos mensuales… le damos la pasta “gansa” (nunca mejor dicho) y a casita más feliz que una yegua, suponiendo que las yeguas sean felices.
De esta forma habremos logrado
1) Correr el escalafón con entrada de gente joven y con ideas nuevas y renovadoras.
2) Eliminar el paro político existente que, aunque no tengo datos fiables, dicen las malas lenguas es atroz.
3) La oportunidad que escriba sus memorias y ponga a parir a quien le salga de… ahí.
4) Saber exactamente cuánto nos ha costado nuestro estúpido voto para no volver a votar inconscientemente, como han hecho 11 millones de incautos, crédulos y confiados de las palabras del mentiroso mayor del reino, Rajoy.
Las condiciones para acceder a la jubilación política anticipada pueden ser muy variadas, desde la imbecilidad, pasando por la estupidez y la prepotencia todo tiene cabida para darles una buena patada en el puto culo de sus señorías, sin tener que esperar 4 años.
Eso sí, una vez llegado a éste extremo tienen que jurar no volver a presentarse de nuevo, ni siquiera a Miss de su barrio.
Hasta la eternidad ¡¡ amigos para siempre ¡! Pero… políticos ¿para siempre? ¡¡Por favor!!
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