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Soy leyenda: Richad Matheson. Por Eduardo García Rojas

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Cultivó toda clase de géneros aunque donde su nombre resplandece con letras doradas en el fantástico, donde lo extraño y sobrenatural irrumpe en un ambiente cotidiano.

¿Su nombre? Richard Matheson, quien desaparece en un año que ha llegado a su ecuador y se añade a una larga lista de imprescindibles ausentes.

Llegué a las obras de Matheson a pronta edad y se convirtió en uno de mis autores de cabecera. Es decir, de los que no decepcionan con independencia del tiempo que lo dejaras en cuarentena. Quiero explicar con esto que sus novelas y relatos continúan fascinándome y creciendo porque Richard Matheson tuvo el talento de que su universo se fusionase con el mío y que sus historias, aparentemente increíbles, me resultaran creíbles…

Aún recuerdo el golpe que supuso leer, ¿escribo leer cuando fue devorar?, Soy leyenda (1), un título tan mal aprovechado en el cine pero que aún conmueve y genera inquietud, y suscita preguntas y provoca que asumas con una mueca resignada ese canto lírico y crepuscular sobre el último hombre vivo en La Tierra. O la igualmente conmovedora e inquietante El increíble hombre menguante (2), donde un hombre normal y corriente, felizmente casado, comienza a reducir de tamaño mientras los objetos de su casa se transforman en elementos hostiles, forman parte de una jungla poblada por su gato doméstico o una araña en la que sigue siendo una de las escenas de referencia del gran cine de ciencia ficción de los años cincuenta.

O La leyenda de la casa del infierno (3), novela en la que Matheson propone una inteligente revisión a las mansiones encantadas con ecos a esa obra maestra que The Haunting of Hill House de Shirley Jackson. O El último escalalón (4), o la aventura romántica En algún lugar del tiempo (5) e incluso esa hermosa ficción sobre vida después de la muerte que es Más allá de los sueños (6).

Sin embargo, el territorio donde Richard Matheson se manejó como pez en el agua –al escritor le debemos también algunas de las adaptaciones sobre cuentos de Poe dirigidas por Roger Corman y algunos de los mejores capítulos de la ya mítica serie En los límites de la realidad/La dimensión desconocida sin olvidar, claro está, el guión de Duel, de Steven Spielberg– fue en el relato corto, en el que cuenta con un puñado de historias que cortan la respiración como Grillos, Lemmings, El tercero a partir del Sol, La caja, Pánico a 20.000 pies, Llamada nocturna o la escalofriante Cambio de cementerio que, a mi juicio, es uno de los mejores relatos de terror de todos los tiempos y que apenas ocupa cuatro páginas en una de esas antologías donde con cierta regularidad se publicaba en castellano su obra hasta que un grupo de entusiastas aficionados comenzaron a reivindicar su nombre y a que fuera tratado con la justicia que se merece en este país que tanto pánico le tiene a las historias para no dormir.

Richard Matheson fue, es, uno de los grandes escritores del género.

Un autor al que sitúo, atendiendo a su siglo, el XX, a la misma altura que otros compatriotas suyos como el mismo Edgar Allan Poe.

Su literatura hizo arte al declinar con estilo su lado más oscuro. Y todo ello sin recurrir a horrores cósmicos y pesadillas venidas de otros mundos, sino explorando las tinieblas del alma humana y, sobre todo, revelando que, efectivamente, todo cuando vemos puede ser distinto.

Con la desaparición de Richard Matheson –y pese a que la tradición continúa en su hijo pero sin el encanto ni el revulsivo creativo de su padre– muere así uno de esos autores mayúsculos que ubicó el género de la fantasía en la estantería donde colocamos nuestras personales obras maestras.

O esos libros que nos acompañarán hasta que demos el último suspiro y que encontramos por casualidad –si la casualidad existiera–  y nos sedujo y seduce quizá porque cuando la primera vez resulta grata nunca de olvida.

Richard Matheson puede gritar así, cuando se encuentre en ese otro mundo en el que tanto creía: “¡Dejad paso, que soy Richard Matheson!

“¡Dejad paso, soy una leyenda!”

NOTAS:

(1) Soy leyenda ha sido objeto de varias versiones cinematográficas:

El último hombre sobre La Tierra (Ubaldo Ragona y Sidney Salkow, 1964).

El último hombre vivo (Boris Sagal, 1971).

Soy leyenda (Francis Lawrence, 2007).

(2) Hay una película sobre esta novela, todo un clásico del género: El increíble hombre menguante, Jack Arnold, 1957.

(3) Inspiró la cinta La leyenda de la casa del infierno (John Hough, 1973).

(4) La versión cinematográfica de El último escalón fue dirigida por David Koepp en 1999.

(5) La adaptación cinematográfica El algún lugar del tiempo la firma Jeannot Szwarc.

(6) Más allá de los sueños (Vincent Ward, 1998).

Saludos, el rey ha muerto, desde este lado del ordenador.

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