Elblogoferoz /Antonio Herrero Álvarez.- La crisis económica no sólo ha arrastrado a muchas empresas al olvido sino que ha golpeado con dureza la realidad de cientos de familias canarias, cuyos miembros subsistían a base de un único sueldo a final de mes. Esta Comunidad Autónoma ha sido una de las más afectadas por esta problemática, al situarse el nivel de paro entre los más elevados de España, con 385.000 personas sin empleo en la actualidad. Situaciones personales y familiares desgarradoras a las cuales hace frente, con los pocos recursos que ahora tiene, una de las organizaciones no gubernamentales (ONG) con más arraigo en la provincia, Cáritas Diocesana de Tenerife. Pese a ello, su director Leonardo Ruiz del Castillo asegura que «no nos vamos a rendir, y menos ahora cuando tanta gente lo está pasando tan mal y nos necesita».
Cáritas lleva más de sesenta años realizando una labor de ayuda a los más necesitados, gracias a las aportaciones voluntarias de particulares y empresas. Hasta hace poco, recibían una subvención pública de más de un millón de euros para poder mantener activos sus proyectos sociales, lo que representaba cerca de un 29 % del total de recursos ajenos con los que contaba la ONG. Sin embargo, ahora esta aportación se ha visto reducida en un 64 % y, tal como asegura su director, “la mayor parte de este recorte ha correspondido al Gobierno de Canarias”. Esta importante merma económica por parte del Ejecutivo regional ha significado, según afirma Ruiz del Castillo, el cierre de varios centros y el despido de parte del personal que prestaba sus servicios en la ONG.
Tras varios meses retirado, aquejado de un problema de salud, Leonardo Ruiz Del Castillo retoma las riendas de esta insitución social para afrontar de nuevo una de las etapas más difíciles en la historia de Cáritas. Una ONG que atiende a casi 17.000 personas con la denominada acción de base, de las que unas 2.000 se enmarcan en los programas específicos donde si hay una parte subvencionada, aunque no el 100 % del coste. En su opinión, lo peor de este recorte es el hecho de que “mujeres que habían conseguido un trabajo o que tenían la posibilidad de conseguirlo ya no cuentan con la posibilidad que antes Cáritas les prestaba”.
Recorte de subvenciones
Otra de las drásticas consecuencias para Cáritas ante el recorte de ayudas se centra en la asignación que recibían para la acogida de inmigrantes, aunque afortunadamente, tal y como apunta Leonardo Ruiz, “se ha podido mantener abierto el centro de San Antonio de Padua gracias a la casilla del IRPF y al apoyo del Ayuntamiento de Granadilla. Pese a ello, nos hemos visto obligados a cerrar el centro Ben de Santa Cruz porque la financiación no daba para ambos, y dado el conflicto existente en relación a la inmigración en el sur de la isla, hemos preferimos mantener el otro”, añade.
Otra triste consecuencia derivada de la falta de dinero ha sido el cierre del centro Chaxiraxi y del piso puente de Atacaite, ambos enmarcados en el programa de ‘Intervención en familias monoparentales’. Ruiz explica que Chaxiraxi era un centro de día para mujeres jóvenes en riesgo de exclusión social con edades comprendidas entre los 15 y los 30 años, así como embarazadas o con hijos menores de 3 años a su cargo. La principal función que tenía esta sede era “proporcionar lo necesario para la alimentación de los madres y sus hijos así como el proyecto educativo, es decir, la formación necesaria para la búsqueda de empleo”.
El director de Cáritas en Tenerife, Leonardo Ruiz del Castillo, asegura que “la crisis también ha hecho aumentar la solidaridad del pueblo canario”
Unido a este centro se encontraba el piso puente de Atacaite, que era el primer paso que muchas tenían para poder “abandonar” Cáritas, pero que también ha desaparecido tras el recorte de las ayudas que aportaba el Ejecutivo canario.
“A pesar de lo que se pueda pensar, la mayoría de los fondos con los que desarrolla Cáritas su actividad no son públicos, ya que casi la mitad son propios y nos permiten poder continuar llevando a cabo otras acciones. Fondos que conseguimos con la colecta cada primer domingo de mes”, destaca el director.
Entre el año 2011 y 2012 las aportaciones de las instituciones públicas a Cáritas se vieron reducidas en 64 %, la mayor parte procedentes del Gobierno de Canarias, aunque por contra “se han recuperado 170.000 euros que es con lo que ahora estamos trabajando”, destaca Leonardo Ruiz. El pasado año la acción de Cáritas se volcó principalmente “en ayudar y solucionar los problemas de las familias que acuden a nosotros”.
Afirma que “la finalidad de Cáritas es ayudar y solucionar los problemas de las familias que acuden a nosotros”
Respecto al éxito de Cáritas en materia laboral, el director de la ONG afirma que “radica en el seguimiento constante que realizamos del trabajador durante al menos tres meses, un hecho que impulsa a muchas empresas a contratar a las personas que hemos formado aquí porque saben que estamos detrás”.
Formación
Esta institución social trata de enfocar la formación hacia la demanda del mercado, que en la actualidad va orienta hacia la agricultura ecológica enmarcada en los huertos urbanos, unos espacios cedidos gratuitamente por particulares o instituciones públicas o privadas. Dichos huertos urbanos tienen una doble finalidad, por un lado, ayudan a formar a los desempleados y, por otro, sirven para que lo producido, que no tenga como destino el autoconsumo, pueda ser destinado a la venta.
A fin de cuentas, indica Ruiz del Castillo, “Cáritas está dirigida a poder darle a la gente una manera de seguir por sí mismo hacia adelante, es decir, que las familias una vez que acudan a nosotros no lo tengan que volver a hacer”.
Otro de los pilares de esta organización radica en el voluntariado. “La solidaridad del pueblo canario también queda demostrada por el aumento en el número de voluntarios, tanto permanentes como temporales, pues Cáritas cuenta con 940 voluntarios permanentes” afirma su director. Personas altruistas que sin recibir nada a cambio ponen todo su esfuerzo y sacrificio para intentar mejorar en la medida de lo posible la vida de los que lo están pasando peor.
A los voluntarios que acuden a Cáritas, señala Leonardo Ruiz, “les damos un curso de tres días en el que se les explica y forma sobre lo que les podemos ofrecer. Luego son ellos los que deciden qué actividad quieren desarrollar. Eso sí, nadie se queda sin hacer nada”.
Alimentos
El apoyo a Cáritas también ha aumentado entre las empresas que colaboran con esta organización benéfica, pues “muchas nos dan alimentos con lo que podemos reducir la partida destinada a la compra de comida y así destinar ese dinero a otras acciones, por lo que a fin de cuentas es un ahorro”, apunta.
Sobre ello, destaca que en la mayoría de las cáritas parroquiales de las iglesias no se da comida a quien viene a pedirla sino que “damos unos vales con los que se puede acudir a una serie de supermercados con los que tenemos concertado este servicio y realizar allí la compra. Con este sistema lo que se consigue es que se puedan comprar no solo legumbres y arroz, sino también carne, pescado o por ejemplo, gel de ducha. Siempre tratamos de proteger la dignidad de las personas, ya que para muchos es bastante sacrificado ir a pedir comida como para que encima los vean los demás”, comenta.
El colectivo más afectado, los jóvenes
Con la crisis económica también ha cambiado el perfil de las personas que acuden a los servicios de esta institución tinerfeña. Al respecto, Leonardo Ruiz recuerda que “antes venían personas mayores de 45 años, pero con el derrumbe del sector de la construcción este perfil ha cambiado y ahora son jóvenes los que acuden a nosotros, principalmente muchos que en su mayoría abandonaron los estudios para ir a trabajar a este sector».
“Lo que tratamos de proteger es la dignidad de las personas”, afirma Ruiz del Castillo, máximo responsable de esta ONG que ha cumplido 60 años
Cáritas Diocesana de Tenerife sigue denunciando que el recorte de los derechos promueve una sociedad cada vez más empobrecida y aumenta las diferencias sociales, confirmando, con los datos, el deterioro de las condiciones de vida de la población canaria. El año pasado la ONG se vio obligada a atender a menos personas necesitadas en el Archipiélago por la falta de ayudas, pero pese a ello sigue al lado de los más débiles.
Pese a todo, los canarios podrán seguir contando con la ayuda y el apoyo de esta organización que lleva más de sesenta años al servicio de los ciudadanos que peor lo están pasando en tiempos difíciles. Si continúa el recorte de las subvenciones públicas dicha organización social se verá abocada a no poder continuar con su actividad. No obstante, Leonardo Ruiz mantiene la esperanza y pide “que no se recorte más, ya que es una manera de ayudar al más necesitado para que pueda volver a integrarse en la sociedad”, concluye.
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