Elblogoferoz /José Manuel Ledesma.- Santa Cruz de Tenerife conmemora el 40 aniversario de la I Exposición de Escultura en la Calle, una gran muestra al aire libre del arte abstracto. Obras de gran formato de más de 40 escultores de prestigio internacional acompañan, desde entonces, el paseo diario de los viandantes.

El Muro
Esta obra de Juan Borges Caballero, escultor, pintor y arquitecto, nacido en Las Palmas de Gran Canaria (1948), que durante la II Exposición Internacional de Esculturas en la Calle, organizada en 1994 por el Colegio Oficial de Arquitectos de Canarias, en colaboración con el Cabildo Insular, Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife y Caja Canarias, se plantó en el primer tramo de la Rambla de Santa Cruz, en la actualidad se encuentra en el paseo de la avenida Francisco Larroche, frente al edificio de Usos Múltiples.
Esta escultura de bronce de 2,75 x 6,30 x 0,50 m. se sustenta sobre un pedestal conformado por barras entrecruzadas en la que se encuentra la base en la que descansan los distintos personajes.
La franja que ocupa el centro de la muestra, está formada por una galería con seis figuras humanas desnudas, contorsionadas, y aprisionadas entre barras.
La parte superior consiste en un gran panel o pantalla, compuesto por cinco segmentos rectangulares y unidos.

Expedición Atlantis 84
En la plaza que la Autoridad Portuaria ha abierto al público (2010) junto a la autovía de San Andrés, a la entrada del barrio de María Jiménez, se levanta una escultura que conmemora el 25 aniversario de la Expedición Atlantis 84, obra del artista Melchor P. Alonso Marrero (Santa Cruz de Tenerife 1929), realizada en los talleres de Aquilino Dorta, en Arafo.
La escultura representa una balsa de troncos, navegando con la vela desplegada. La vela de 3 x 2,5 metros con el lema QUE EL HOMBRE SEPA, QUE EL HOMBRE PUEDE, lleva la Rosa de los Vientos dibujada en el centro.
La Expedición Atlantis 84 salió del puerto de Santa Cruz de Tenerife el 22 de mayo de 1984 y, el 14 de julio, después de 52 días de travesía, y 5.500 kilómetros de mar, llegaron al puerto de la Guaira (Venezuela).
El objetivo de esta aventura era demostrar que una balsa de 14 m. de eslora y 5,50 m. de manga, sin motor, ni timón, hecha con nueve troncos de madera balsa y seis traviesas ligadas con fibra vegetal se podía trasladar a través de la corriente marina desde las Islas Canarias al Caribe.
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