FIRMAS Marisol Ayala

Tres encuentros con Sara Montiel. Por Marisol Ayala

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Hoy ha muerto la actriz y cantante Sara Montiel a los 85 años dejando atrás una vida plagada de éxitos y una vejez que se dio la mano con el patetismo. Sara, que falleció en su domicilio madrileño, nació el 10 de marzo de 1928, se labró una importante carrera como cantante, y estaba considerada la actriz española más célebre del Hollywood de los 50 y trabajó en una cincuentena de películas, algunas de gran éxito comercial.

Son muy pocos los que saben que La Montiel, de imponente belleza y voz sensual, nacida en el seno de una humilde familia de Ciudad Real, en el sur de España, mantuvo durante muchos años, muchísimos, una relación de gran cercanía con la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria a donde viajaba con frecuencia. ¿Por…?, pues porque Sara tenía en Las Palmas de GC a uno de sus mejores amigos -no estoy autorizada a dar su nombre y no lo haré- a quien supongo hoy despidiéndola en Madrid. Ese amigo, que la admiró desde joven, tuvo la oportunidad de conocerla en Madrid, a donde él viajó solo para verla en persona, verla actuar; de aquella actuación, hace 30 años, nació una amistad que con el paso de los años le convirtió en un miembro más de la familia Montiel a cuya casa de Madrid acudía con frecuencia.

Sara Montiel1

Uno de los regalos que Sara le hizo a su amigo canario fue acudir a una de sus fiestas de cumpleaños, celebrada en el sur de Gran Canaria. Y fue en ese viaje cuando un día el amigo que compartíamos me llamó para decirme que Sara llegaba a Las Palmas… “le dije que tú eres amiga mía…vete al aeropuerto….”, hemos recordado hace nada amigos comunes. Hablamos del año 1990, creo. Así que ese día tal como estaba previsto fui al aeropuerto con un compañero fotógrafo. Estábamos solos; es decir ningún otro medio sabía que la gran diva, la Reina del cuplé, llegaba a Gran Canaria. Y mucho menos que lo hacía para asistir al “cumple” de su amigo especial. Él fue quien me facilitó ese primer encuentro con Sara; recuerdo que en el mismo aeropuerto hicimos fotos de la llegada y la entrevista; tengo buena memoria fotográfica y recuerdo también que al día siguiente el periódico para el que trabajé sacó la exclusiva en portada: foto a cuatro columnas con el siguiente titular: “Sara Montiel llegó ayer a Las Palmas para cantarle el cumpleaños a un amigo canario”. ¡Puf…!. Se acabó la paz porque al día siguiente otros medios trataron de localizarla en la isla pero era complicado porque ella no estaba en ningún hotel… estaba con sus amigos, en una casa privada del sur donde aprovechó para grabar, bajo la dirección de su marido Pepe Tous un video promocional. La llamada que yo recibí el día que se publicó el reportaje fue del amigo común; “Oye… que Sara está muy enfadada, desolada con las fotos que publicaron…que se ve viejísima y que encima la han ampliado…”. Viendo hoy aquellas fotos la verdad es que la edad ya estaba haciendole mella y el fotógrafo, al que ese día Sara tuvo la mala suerte de coger “cruzado” decidió hacerle una putada y captar la imagen de su rostro sin mucha luz, de manera que era espantosa. Mi amigo estaba tan hecho polvo con esas imágenes y la angustia de su amiga que le prometí que ese mismo día iría a verla y le haría el reportaje que ella quisiera. Personalmente, nada tenía que ver con el asunto pero cuando un fotógrafo se empeña en joderte lo hace y sé bien de lo que hablo….

Efectivamente, al día siguiente fui al sur y con otro fotógrafo, creo que con Rafa Avero…no lo recuerdo bien. Ya me lo dirá el cuándo lea esto. Lo cierto es que Rafa sacó lo mejor de Sara y ella quedó encantada con el tratamiento periodístico. Todos contentos.

Ocho o nueve años después volví a verla en Las Palmas porque Sara se quedaba en una casa de Mesa y López, donde vive su amigo, y por una casualidad complicada de explicar, la tuve tan cerca, en el Cortefiel, que me identifiqué; hablamos poco y fue muy cortés conmigo a pesar de que en ese tiempo tenía importantes peloteras con los medios de comunicación de Madrid que se empeñaban en sacar en la prensa la imagen de los niños que ella había adoptado. La Ley del Menor y la protección a su imagen no estaba de moda, de manera que esos niños en ese tiempo solo tuvieron como defensora a la leona de su madre.

Sara Montiel2

Tercera entrevista. Esa fue larga y distendida y ocurrió en Lanzarote; de nuevo un soplo me puso en marcha. Sara había llegado a Lanzarote para pasar unos días en uno de los hoteles del Grupo Riu, cuyos dueños eran amigos íntimos de la actriz. En uno de esos hoteles la entrevisté por tercera y última vez. Y fue ese día cuando me percaté de que la Sara ya mayor era mucho más guapa sin maquillar que maquillada en exceso, que era su santo y seña. Como digo, quedamos en realizar la entrevista y las fotos en el jardín del hotel; cuando La Montiel apareció -eso pudo ser a mediados de los noventa, más o menos- se le veía tan feliz y jovial que me llamó la atención que accediera incluso a dejarse fotografiar sin gafas de sol. No les gusta. Pues bien, sus ojos grises o azules, sus manos de dedos largos, llenos de pecas, su tez clara me situaron frente a una actriz no solo más cercana sino más auténtica. Ese día Sarita se había hecho trenzas pequeñas que le cubrían toda la cabeza lo que para una mujer de su edad no era lo lo mejor, pero ella estaba encantada con las trenzas y con unas zapatillas de esparto, tacón alto, que le ataba las piernas hasta la rodilla. Quería parecer más joven de lo que era y esa vez la vi más preocupada por dar esa imagen.

Sara Montiel3

Es curioso pero recuerdo mucho más las escenas que el contenido de las entrevistas; debe ser que Sara Montiel tampoco decía muchas cosas interesantes. Tengo la idea vaga de haber hablado de nuevo de sus dos hijos y de una querella que le puso a un medio de comunicación de Madrid que se había atrevido, – hay que ser malnacido…- a localizar a la madre biológica de uno de sus hijos y hablar en tono despectivo del menor.

En fin que hoy, cuando Sara Montiel ha dicho adiós, me han venido a la memoria esos episodios vinculados a mi profesión y aquí los recuerdo a modo de homenaje a ella y en gratitud a mi amigo que la adoró siempre. “Si vieras lo casera que es Antonia (Sara)…le encanta estar en casa, tranquila, leyendo, viendo tele, contando sus cosas…”. Espero que a partir de ahora no la descuarticen en televisión. Seguro que me equivoco.

1 Comentario

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  • Sí Marisol, le hice las fotos contigo. Posaba con su Pepe Tous del alma. Recuerdo que me pidió «por favor» (en realidad era una imposición), que no rebotara el flash.

    Es una técnica, la de rebotar el flash, que usamos los fotógrafos para evitar las sombras que produce la luz del flash. Al usar el flash de forma directa la luz, más plana, provocaba que se le disimularan las arrugas.

    Me sorprendió que conociera ese «truquito». Anécdota que revela su obsesión por no envejecer y querer dar la imagen de tener 30 años menos. No supo envejecer. Ayer mismo lo pensaba mientras veía Sin Perdón, la gran película de Clint Eastwood. Este hombre, gran actor y director sí que le saca partido a su envejecimiento. Sin trucos, sin juegos de luces, sin extensas y múltiples capas de maquillaje. En fin, de todo hay en la viña. Un abrazo compi

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