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¿Pagarías por oír la radio? Millones de americanos ya lo hacen. Por Gorka Zumeta

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Aprender de lo que ocurre en el resto del mundo nos puede servir de ilustración para asomarnos al escenario que puede sobrevenir en los próximos años. El siglo XXI, desde el punto de vista de las emisiones radiofónicas, llega revestido de un manto de incertidumbre cuyas directrices apenas somos capaces de esbozar. Casi todo son lucubraciones, más o menos afortunadas, sobre el camino que puede seguir la radio en un futuro. Hay algunas certezas a las que arrimarnos, que apuntan hacia el despegue de la radio digital online, aunque los estudios de audiencia no dejan de apuntalar la radio analógica, o tradicional, de la que destacan su enorme robustez, avalada por audiencias millonarias. Sin embargo, los modelos radiofónicos actuales, fuera de nuestro país, van más allá de lo que hoy conocemos en España y en los que centramos nuestro particular, y doméstico, debate futurista.

El profesor Niko Muñoz, del IESE

Valga esta introducción para referirme ahora a un interesante trabajo firmado por dos profesores del IESE, de la Universidad de Navarra, en su campus de Barcelona, –Niko Muñoz y Lluís G. Renart– que, aunque fechado en 2006, tiene la virtud de subrayar algunas pautas que, transcurridos siete años desde su elaboración, nos parece muy oportuno recuperar para la reflexión. El estudio se presenta bajo el atractivo título de “Pagarías por oír la radio? 10 millones de americanos ya lo hacen(1). Sin duda introduce un nuevo elemento de discordia en el debate actual sobre modelos de gestión radiofónicos, justo el más crítico y criticado de todos ellos: pagar por oír la radio. Algo que, desde luego en España, se nos antoja harto difícil por la propia idiosincrasia hispana, tan alejada de esta práctica, y tan amante de la cultura del ‘all free’. Pero, si me lo permiten, y a modo de contraste, y quién sabe si como adelanto de un cambio de posición a futuro, les invito a acompañarme en las líneas que siguen.

Los profesores Muñoz y Renart sabían en qué terreno se movían ya en el año 2006. Y por eso recurrieron  a un modelo, aún vigente, y más poderoso, de la radio por satélite en los Estados Unidos, donde conviven diferentes operadores, que ofrecen una variada y atractiva oferta de productos radiofónicos, que sirven para atraer a consumidores dispuestos a pagar por nuevos contenidos. Sirius y XM Radio, hoy unidos, pusieron en marcha a finales de los años noventa dos plataformas de radio por satélite, en las que invirtieron más de 3000 millones de dólares. Desarrollaron con diferentes marcas, entre ellas Alpine, Pioneer, Sony y Delphi, receptores que les permitían difundir su oferta e implicaron, inteligentemente, en el proyecto, a fabricantes de automóviles, como General Motors, que se convirtió en agente activo promotor de esta nueva forma de difusión radiofónica de pago.
La estrategia de General Motors de integrar los receptores de radio satélite
en sus vehículos resultó determinante

Hoy en día, basta adentrarse en la web de Sirius XM para ver cuáles son los paquetes cerrados de su oferta: van desde los 130 canales (por 14,49$/mes) a los 160 (17,99$/mes), pasando por los 150 (14,49$/mes). Existe la posibilidad de sumar a estos paquetes la recepción de Sirius XM Radio a través de internet, con un sobrecoste de 3,50$/mes. Y en cuanto a los contenidos, vaya por delante este enlace para los más interesados, pero en resumen hay que hablar de música, muy especializada y sin publicidad; deporte (hockey y béisbol), muy especializado y también radio generalista, pero segmentada por temáticas: humor (comedia), información (news) y entretenimiento. Una variada oferta presentada en un paquete cerrado, como hemos visto, con alta calidad de recepción, sin interferencias, que es consumida por hombres, principalmente (70%), de medio-alto poder adquisitivo (58%) y con estudios (84%). General Motors, como accionista de XM Radio, empezó a comercializar vehículos que se vendían de serie con receptores de radio por satélite, con tres meses de recepción gratuita de su señal. Transcurrido ese tiempo, la radio dejaba de funcionar o había que empezar a pagar la suscripción de unos 10 dólares al mes. Los clientes quedaban cautivos de estos receptores, pero en el precio final de venta del vehículo el coste de la radio quedaba diluido. Una inteligente estrategia que terminó por extender la radio por satélite en los EE.UU.

Worldspace Radio fue otro de los operadores de radio por satélite, aunque en este caso, según apuntan los profesores del IESE de Barcelona, su principal seña de identidad era que ofrecía un modelo de radio de pago a bajo coste en regiones en vías de desarrollo. Así, en 2005 se implantó en la India con una oferta de ochenta canales. Un año después, contaba con más de 100.000 suscriptores que pagaban entre 2,5 y 4,5 euros al mes. Pero en 2009, algo que se le escapa al estudio que hemos recuperado, dejó de emitir en la India. Hoy, su oferta, más reducida, ha reaparecido, sumada a un socio de conveniencia llamado Vodafone, a través de su marca Airtel. En este caso, antiguos empleados de Worldspace Radio India, reunidos en la empresa ‘Medios Timbre’, creada en 2010, compraron la licencia de la marca tras su desaparición en 2009 y son los que han promovido este acuerdo.

El estudio firmado por los profesores Muñoz y Renart incide también en otras formas de difusión radiofónica, como la radio digital terrestre, muy desarrollada ya en los EE.UU., a través del formato Ivoc (en banda de FM), y en Gran Bretaña, a través del formato DAB, incompatible con el americano. En España, la DAB fracasó estrepitosamente, al orientarse como una operación política desde el gobierno, y no contar con el apoyo del mercado tecnológico internacional. Los operadores tradicionales invirtieron cientos de millones en una infraestructura que ahora se intenta reciclar a través de otra tecnología que supera a la primera, conocida como DAB+.

La reflexión a la que nos debe mover el modelo americano de radio por satélite es si en España triunfaría algo parecido. Dejando a un lado la circunstancia, no trivial, del momento económico en que se encuentra nuestro país, sumido en una pertinaz crisis; lo cierto es que el éxito de este modelo reside en la calidad y variedad de los contenidos ofertados, la calidad también en la recepción y en un precio razonable. Pero el propio estudio de los profesores del IESE al que hemos recurrido confirma que el perfil del suscriptor de Sirius XM Radio en EE.UU. dispone de un poder adquisitivo medio-alto y de un gran nivel educativo. Y, lo más importante, está acostumbrado a pagar por productos audiovisuales, como la televisión por cable, tan extendida. En España el modelo más parecido podría ser la experiencia de Canal + en televisión (que tuvo su razón de ser, principalmente, en el fútbol), pero no existe ningún precedente similar en radio.
El panorama radiofónico español, gratuito para el oyente y financiado por la publicidad (la que ahora exprime al sector), ofrece una oferta razonable en términos de variedad y de calidad. La credibilidad del medio goza de buena salud y las audiencias millonarias respaldan a los productos líderes en el mercado, tanto en radio generalista como temática (fundamentalmente musical). No cabe, por tanto, en mi opinión, en la traslación del modelo americano de pago, un paralelismo que pueda abrir un hueco en la radio española, hoy por hoy.
Sin embargo, la tecnología de la radio por satélite existe y de hecho la propia Worldspace Radio, como apuntaban los profesores del IESE, trabajaba en un proyecto de expansión europeo que iba a afectar, en una primera fase, a Alemania e Italia, pero su revés en la India probablemente les hizo replantearse la estrategia. Por mi parte, sería una torpeza negar la posibilidad de implementar este modelo de cara al futuro en nuestro país, por cuanto las circunstancias cambian y las personas también; pero me cuesta, como digo, pensar en un modelo de radio de pago en España, donde no existe esta cultura, ni para radio, ni para internet, ni siquiera ya para prensa digital. En televisión, lo único que ayudó a crear plataformas de pago fue el fútbol, donde se juegan intereses millonarios. Pero este contenido, en radio, está ya lo suficientemente apoyado por las cadenas existentes, todas, sin excepción, gratuitas.
La ficha del estudio al que me he referido es: “¿Pagarías por oír la radio? 10 millones de americanos ya lo hacen”, firmado por los profesores del IESE, campus de Barcelona, Niko Muñoz y Lluís G. Renart. Se puede encontrar en la red clicando aquí.
Completo este post con una sencilla encuesta –situada en la columna de la derecha- a la que invito a participar a los lectores de estas líneas. Agradeceré mucho la sinceridad y, aunque el estudio carece de valor científico, al menos ofrece una impresión de los lectores de este blog dedicado en parte a la radio.
   (1) Esta cifra se refiere al año 2006. La progresión establecida para el año 2009 hablaba de 30 a 40 millones de norteamericanos suscritos a la radio por satélite, y muchos más en la actualidad, sin que pueda precisar su número.

2 Comentarios

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  • Jamás pagaría para escuchar ese tipo de radio porque no es como la televisión, la radio de antena de AM y FM es de recepción libre, abierta y gratuita y eso no va a cambiar

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