Después de ver este vídeo uno puede asustarse. Ños. Estamos controladísimos. El hombre vestido de blanco sabe que tienes dos mariposas tatuadas sin levantarte la blusa. Conoce el nombre de tu mejor amiga. Te dice el color de tu moto o el precio del piso que estás vendiendo. El tipo te dice que tienes la cuenta corriente en números rojos y sabe las perras que gastaste en ropa el mes pasado. ..
La reacción puede ser de correr tanto hacia atrás que añoras los años en los que sólo había un ojo dentro de un triángulo, el ojo de Dios, que nos controlaba a todos. Pero después de escuchar a ese hombre que sale en el vídeo piensas: ahora son millones de ojos los que me miran, los que controlan mi …vida.
¿Vida? Pues no. Mi vida no es una cuenta corriente bancaria, ni el precio de los pantalones que me compré, ni el color de la moto o el precio de una vivienda. Mi vida son otras cosas que no salen en las fotos de Facebook, ni se lee en los números de una cuenta corriente, ni se palpa por conocer el color de un coche o por acceder a una conversación a través de las redes sociales.
En mi vida entran los piratas (pero no informáticos), la gente corriente (pero no las cuentas), los colores que vi en el amanecer (cuando no saqué ninguna foto). Cantaba Silvio Rodríguez “creen que lo digo todo, que me juego la vida, porque no te conocen ni te sienten…”. Pues eso. Que hay una parte cerebral, de pensamientos, que pongo en este blog y “celebro” y comparto contigo.
Pero hay otras muchas partes que no escribo por aquí ni en ningún lado. Hay muchos textos que sólo comparto en las miradas, en los gestos, en las emociones que vivo con la gente que me da la gana, cuando me da la gana. Hay otras redes en las que me enredo y que jamás he contado. Redes en las que no se entra con ninguna clave cibernética. En otras palabras, que se vayan a tomar por culo los controladores y los que trafican con la información de la vida de la gente. Porque hay mucha vida que no pasa por ningún ordenador, que simplemente se vive y se siente mientras los piratas informáticos navegan tontamente por tu cuenta bancaria o de Facebook.
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