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Cuba, ahora Venezuela: reseñas revolucionarias destacadas (II). Por Miguel Leal Cruz

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La campaña contrarrevolucionaria fue extendida a los países de América Latina y Caribe con el objeto de crear alarma en estos pueblos, acusando al gobierno cubano de exportar la Revolución. Las medidas adoptadas por el gobierno revolucionario constituyeron el pretexto para que desde los Estados Unidos se aumentara la presión diplomática contra Cuba, exigiendo la revocación de las primeras leyes promulgadas…»

Algunas notas aparecidas en los periódicos en aquellos días dan una idea de lo apuntado, cuando atacan la Ley de Reforma Agraria, «…esta reforma es una vergüenza del primer ministro Fidel Castro, aparecida en el Times de 1 de junio de 1959, o que dicha reforma ha atemorizado a los mejores amigos de Cuba…» (New York Times, 30 de junio del mismo año).

Los propietarios de ingenios azucareros cubanos y norteamericanos, entre otras grandes empresas, redactaron también un memorando al Departamento de Estado Norteamericano, sugiriendo que…» se dé mayor autoridad a los Estados Unidos para cambiar cuotas de importación de azúcar en cualquier momento, no como método de represalia, sino como medida de defensa…» New York Times, 29 mayo.

El gobierno revolucionario rechazaba con dignidad tales pretensiones alegando la defensa del campesinado mayoritario. En tal situación comenzaron las primeras agresiones directas contra la Revolución Cubana, considerándose por la historiografía cubana, que desde aquel momento se iniciaban los primeros pasos para que por parte de los Estados Unidos se organizara la operación militar cobre Cuba…

Los fondos bancarios cubanos depositados en bancos norteamericanos fueron embargados, declarándose, sobre Cuba, la reducción del suministro de petróleo desde su territorio, de equipos industriales y otros efectos comerciales de suma importancia para la misma subsistencia de la economía cubana, incluyendo los comestibles. Varios aviones sobrevolaron el territorio cubano contraviniendo normas internaciones y el 21 de octubre de 1959, La Habana, fue bombardeada por pilotos contrarrevolucionarios financiados y asesorados por la CIA, que arrojó un saldo de dos muertos y 45 heridos.

En ese mismo mes, el Gobierno Revolucionario, hubo de sofocar a la desesperada un intento de peligrosa involución en una parte del ejército destinado en la Guarnición de Camagüey, encabezada por el comandante Humberto Matos. La intervención directa de Fidel Castro y Camilo Cienfuegos, este último arropado por una inmensa muchedumbre que le acompañaba hasta la entrada del acuartelamiento amotinado, que se entregó fácilmente, siendo juzgados sus promotores. El comandante Cienfuegos, entonces jefe del ejército, una vez solventada la situación de Camagüey, al regresar en avioneta a La Habana, se extravió en el cielo de Trinidad, pereciendo trágicamente en accidente aéreo según todos los indicios el 28 de octubre de 1959, ignorándose otras circunstancias.

Desde los inicios de 1960 las agresiones económicas de elementos residentes en los Estados Unidos se hicieron más frecuentes. A ello hemos de unir la deliberada suspensión de importación y refino del petróleo procedente de la Unión Soviética consecuencia de los acuerdos comerciales suscritos con el Gobierno Revolucionario cubano. Posteriormente, en aplicación de la política emprendida que dura hasta hoy, el gobierno norteamericano redujo a 700.000 toneladas métricas la cuota de azúcar cubano para el mercado, suspendiéndola totalmente la compra de este vital producto para la economía cubana, al tiempo que congelaban los fondos que en divisas se hallaban en bancos norteamericanos.

El continuo sabotaje económico iba acompañado de agresiones de todo tipo, como la ocurrida el 4 de marzo, al ser explosionado el vapor francés «Le Coubre», que al parecer transportaba armas adquiridas por el Gobierno cubano en Bélgica, achacándose el acto a elementos cubanos en el exilio por la colocación de artefactos explosivos en el lugar de carga o en el mismo puerto de La Habana, donde ocurrió el siniestro.

Sin embargo, hechos como estos lejos de afectar al éxito inicial del Movimiento Revolucionario, producían el efecto contrario y eran cada vez mayor el número de cubano adeptos al proceso revolucionario emprendido.

Fidel Castro, diría más tarde: «… En nuestro país las ideas libraron las batallas al lado de los acontecimientos. El pueblo en realidad adquirió conciencia socialista con el desarrollo de la Revolución y la violenta lucha de clases desatada, tanto en el plano nacional como en el internacional…Esta lucha desarrolló extraordinariamente la conciencia de las masas. Les hizo ver, en el transcurso de unos meses, lo que en decenas de años de explotación despiadada y de dominio burgués imperialista, sólo una minoría había alcanzado a comprender…»

Como nos aclara Ramiro García (desde su visión personal): «… es decir, el propio proceso revolucionario y su intensidad, fue haciendo que las masas populares, fuerza motriz de la Revolución, ganaran conciencia de la necesidad de transformaciones sociales. El pueblo tuvo que superar las antiguas concepciones y los prejuicios formados por largos años de influencia burguesa, y comprender las nuevas ideas acorde con los principios revolucionarios. Por ello, desde los primeros momentos, se combatió el anticomunismo. Se alertó al pueblo cubano sobre aquella campaña imperialista temerosa de perder sus privilegios, que encerraba una clara actividad contrario a las intereses de las masas, y se le hizo comprender el desinteresado apoyo de los entonces existentes países socialistas a la lucha de los pueblos por su liberación.

Poco a poco se fue fortaleciendo la confianza del pueblo en su poderío, hasta llegar a comprender el carácter clasista de la lucha y fortalecer la conciencia anti norteamericana y burguesa, que se había ido desarrollando durante la neo colonia…»

El desarrollo ideológico que iba alcanzando el pueblo cubano, se consolidaba ante cada acción contrarrevolucionaria externa o interna. El apoyo material y moral del clero reaccionario católico a las agresiones económicas, políticas, ideológicas o militares, tanto procedentes de sectores cubanos en la Isla o fuera de ella, fue otro acicate más para consolidar la aceptación revolucionaria en la casi totalidad del pueblo cubano en aquellos momentos.

Paralelamente la burguesía cubana obstaculizaba, igualmente, la aplicación de las medidas revolucionarias, cuya conducta anti popular hizo comprender a las masas cubanas sus verdaderas intenciones, que no eran otras que las de perpetuar su status.

Un ejemplo de esta situación nos la aporta R. García, citado, en un evento típico cuando en junio de 1959 los latifundistas ganaderos de Camagüey intentaron crear una situación difícil al Gobierno Revolucionario, «…al negarse a comprar a los campesinos los añojos para la ceba. El gobierno revolucionario les respondió con la compra de los añojos a los campesinos, y con la intervención de las fincas ganaderas mayores de 100 caballerías que aún existían ya que las mayores habían sido objeto de nacionalización por la Ley Agraria, cuya medida apoyada de inmediato por los pequeños propietarios de la región. Frente a actos contrarrevolucionarios, el nuevo Gobierno cubano respondía con prontitud y firmeza…»

El mayoritario apoyo de las masas populares al proceso revolucionario, en cada decisión gubernamental, fue decisivo y demostraba que las ideas más revolucionarias iban ganando conciencia. El antiamericanismo resaltaba en cada enfrentamiento, ante cada acción contrarrevolucionaria, como portadores de todos los males pasados. En aquellas fechas una expresión popular se hizo famosa: ¡Cuba sí, yanquis no!

Vivencias recogidas en Cuba nos corroboran algunos aspectos de la presente investigación. Felipe Dones González, natural del Valle de La Orotava, Tenerife, de 86 años, nos aporta de viva voz: «… Al triunfo de la Revolución mucha gente pudiente se asustó por las nuevas leyes que implantó (sic) Fidel y su gobierno. ¿En qué nos podían perjudicar aquellas leyes? Nosotros siempre fuimos arrendadores de tierra, aparceros y trabajadores a jornal, por tanto, nos sentimos beneficiados por aquellas primeras leyes revolucionarias. Yo, por ejemplo, tenía un pequeño pedazo de tierra de 287 cordeles el cual me dieron en propiedad; luego, con los años, me integré en otro grupo de campesinos y formamos una Cooperativa cañera a la cual ayudaba el Gobierno Revolucionario con créditos bancarios, semillas de calidad, y otras medidas …»

La necesidad de la defensa frente a las agresiones y ataques de los no afectos al proceso, condujo a la creación de comités militares en las fábricas, trapiches y otros centros laborales bajo dirección revolucionaria. Igualmente se controlaban las universidades, institutos y otros centros docentes, tarea fácil porque la mayoría de los estudiantes se habían manifestado, desde siempre, a disposición de los procesos progresistas que se iniciaron en Cuba.

El 26 de octubre de 1959, tuvo lugar una enorme concentración, en la que Fidel Castro anunció la constitución de las llamadas Milicias Nacionales Revolucionarias, con el objetivo de organizar al pueblo para la defensa de los logros conseguidos a partir de enero del mismo año, así como la neutralización de cualquier intriga que menoscabara los principios revolucionarios. Estos batallones de milicias ocuparán un lugar preferente en la defensa general del país, junto al Ejército Popular y Policía Nacional Revolucionaria.

Otro acto de asentamiento revolucionario tuvo lugar el 2 de septiembre de 1960 en la Plaza de la Revolución José Martí, en La Habana, a los efectos de contrarrestar los efectos de los acuerdos tomados en la reunión de la Organización de Estados Americanos (OEA), a instigación de Norteamérica, y que tuvo lugar en San José de Costa Rica. Esta convocatoria de la Organización panamericana, bajo la tutela de mandatarios yanquis, con el visto bueno de casi todos los gobiernos latinoamericanos, a excepción de Méjico, acusó al pueblo cubano de atentado a las libertades fundamentales de todo estado de derecho, y del «delito» de haber hecho una revolución libertadora con la ayuda de la entonces Unión Soviética. La delegación cubana a dicha conferencia estuvo presidida por Raúl Roa que rechazó enérgicamente el ominoso documento que la OEA acordó.

Al mismo tiempo en la capital cubana tendría lugar una nueva asamblea popular y democrática, dentro de la estructura suprior de la Asamblea General Nacional, de la que se redactó un documento que se nominó Primera Declaración de La Habana en el que se condenaba, ante todos los pueblos de América y del mundo, la explotación del hombre por el hombre; los males económicos, políticos y sociales que afectan a los pueblos de Latinoamérica, preferentemente, causados por la dominación de los poderosos intereses económicos de los Estados Unidos. Se aprobó también que constituye un deber de estos pueblos luchar por sus reivindicaciones económicas, políticas y sociales, así como por la liberación de la opresión explotadora.

Según fuentes de prensa consultadas: «Cuba proclamó ante América y el mundo, el derecho de los campesinos a la tierra; del obrero al fruto de su trabajo; de los niños a la educación; de los enfermos a la asistencia médica y hospitalaria, de los jóvenes al trabajo, de los estudiantes a la enseñanza libre, experimental y científica; de los negros e indios a la dignidad plena del hombre; de la mujer a la igualdad civil, social y política; del anciano a una vejez segura; de los intelectuales, artistas, científicos a luchar, con sus obras, por el mundo mejor; de los estados a la nacionalización de los monopolios imperialistas; de los países al comercio libre con todos los pueblos del mundo; de las naciones a gozar de plena soberanía….»

La nominada Primera Declaración de La Habana fue un hecho sin precedentes para la historia de Cuba y de América, pues denunciaba claramente la injerencia de intereses norteamericanos en todos los rincones de la América Latina, al tiempo que proclamaba el derecho de los pueblos del Continente a su plena liberación política y económica. Demostraba que existía estrecha vinculación entre el pueblo cubano y el Gobierno Revolucionario, así como la voluntad mayoritaria del pueblo cubano en mantener las aspiraciones revolucionarias emprendidas.

El 28 de septiembre del mismo año otra enorme concentración de cubanos, que tuvo lugar frente al que fuera Palacio Presidencial, daba el espaldarazo a otra nueva organización surgida del seno del proceso revolucionario, con la misión de vigilancia y control de todos aquellos sospechosos de no afección a la causa: Los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), que, organizados en las manzanas o cuadrículas de las principales ciudades, ejecutaban y supervisaban las actividades de interés social y revolucionario.

En dicha masiva concentración, el pueblo cubano se había dado cita para recibir a Fidel Castro a su reciente regreso de la sede de Organización de las Naciones Unidas (ONU), donde había llevada a cabo una firme denuncia contra la injerencia norteamericana en el mundo. En medio de este masivo acto explosionaron unas bombas con objeto de agravio al acto, que lejos de cumplir este fin acentuó aun más la aclamación unánime a Fidel y el apoyo definitivo a las reformas emprendidas. En consecuencia el líder cubano planteó el establecimiento de sistemas de vigilancia, surgiendo de esta forma los orígenes de los CDR, para prevención de actos como el que apuntamos.

También de gran importancia para el desarrollo del proceso emprendido, fue el apoyo solidario recibido, desde los primeros días de triunfo, por las organizaciones del proletariado internacional, especialmente los de la comunidad socialista bajo la directriz de la Unión Soviética. El 11 de enero de 1959, la URSS reconoció al Gobierno Revolucionario Cubano, y en febrero visitó Cuba una delegación soviética presidida por A. Mikoyan, Vicepresidente del Consejo de Ministros de la URSS, presidido por Nikita Kruschev. Como resultado de esta visita que consolidaba unas relaciones favorables entre ambos países emprendidas anteriormente, y fueron firmados varios tratados entre los que destacaba un convenio sobre concesión de un crédito de la banca soviética a Cuba por valor de un equivalente a cien millones de dólares. Posteriormente, el 8 de mayo de 1960 se restablecieron formalmente las relaciones soviético- cubanas, rotas por Batista y su política de alineamiento pronorteamericano durante la «guerra fría»; y a pesar de las constantes agresiones del imperialismo, Cuba no se vio sola. El pueblo cubano tuvo el apoyo internacional. Se estableció un convenio comercial con la URSS, por medio del cual esta nación compraba un millón de toneladas de azúcar anuales y los 700.000 que habían dejado de comprar los Estados Unidos. Además asumía el compromiso de suministrar todo el petróleo que Cuba necesitase, así como el envió de otras mercancías necesarias que la economía cubana demandase.

Igualmente, en noviembre de 1960, se firmó un convenio de colaboración científico-técnico y cultural. Otros países del área socialista prestaron un amplio apoyo de solidaridad con la Revolución Cubana…»

Con el amplio apoyo de los propios cubanos, con la ayuda de los países socialistas y solidaridad internacional de sincero apoyo, el Gobierno Revolucionario continuó realizando las necesarias transformaciones económicas, políticas y sociales, que garantizaban el reforzamiento de la denominada dictadura del proletariado.

Las agresiones del gobierno norteamericano en connivencia con cubanos exiliados, contribuyeron a acelerar el proceso iniciado, lejos de las pretensiones de los llamados «enemigos de la Revolución». Las medidas adoptadas por Fidel Castro, a veces parecían responder a los intentos de involución que pretendían los cubanos no afectos y los norteamericanos con intereses en Cuba.

Como nos dice Ramiro García: «….La Revolución emprendida, menos de aminorar el ritmo de medidas progresistas previstas las aceleraba. En la noche del 6 de agosto de 1960, en plena hostigación (sic) y agresión del imperialismo yanqui, quedó ratificada la decisión de radicalizar la Revolución y seguir cumpliendo el programa del Moncada. Ese día Fidel Castro, ante una inmensa multitud congregada en el antiguo estadio deportivo El Cerro para clausurar el Congreso Latinoamericano de Juventudes que tenía lugar en La Habana, anunció al mundo la nacionalización de todas las empresas norteamericanas. En aquel discurso el máximo líder revolucionario explicó que Cuba no defendía a los explotadores de América sino a los explotados: los campesinos sin tierra, los indios, los negros…»

 

 Aspectos puntuales del libro  Revolución Cubana y Prensa: Tres años decisivos.

2 Comentarios

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  • Se ha de hacer constar que estos textos siguen cierta literalidad con los remitidos por el colaborador cubano Ramiro García Medina, natural de Valle Guerra, y para una investigación mayor previo acuerdo entre partes como ya se ha dicho.
    Efectivamente, es base para algunos aspectos del libro citado, pero que en nada sigue la línea «revolucionaria» de este cubano implicado en el proceso que se analiza en «Revolución Cubana y Prensa 1959 1962. Tres años decisivos», pero sí los contenidos de los periódicos más importantes del momento que analizaron los hechos, tanto los editados en estas Islas Canarias-España, como internacionales. Miguel Leal Cruz

  • Item más. Por contenidos textuales como éste, que sólo es información que aportan terceros (y aún no perfilada, contrastada, y demás) como ya se dice, NOS HAN CALIFICADO DE REVOLUCIONARIOS PÚBLICAMENTE (inmediatamente desmentido «in situ») con siguiente argumento:
    «Alusivo a esta entrevista y por algunos aspectos se nos ha insinuado ser portador de visión marxista??. Nada más lejos de nuestra intención, cual es el análisis de los hechos TAL COMO SON O TIENEN LUGAR. A estas alturas con lo que se conoce y se ha vivido no se puede tergiversar o distorsionar los acontecimientos…, del tipo que sean; además se ha de seguir (y nunca vulnerar)todo aquello que nos permite y ha facultado nuestra titulación académica.
    Con fecha anterior al proceso electoral legislativo español habíamos escrito y publicado:
    Ni tanto ni tan calvo – La Opinión de Tenerife http://www.laopinion.es/opinion/2011/09/13/calvo/367959.html En caché

    13 Sep 2011 – Por tanto, a este respecto, ya que todo no es negro ni blanco sino que siempre hay matices insuperables, como se dijo en otro comentario a artículo …»
    MIGUEL LEAL CRUZ, AUTOR, DESDE PERIODISMO HISTORICO S.L.

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