¡Vaya tomadura de pelo que está siendo lo de la comisión de investigación de la tragedia del Madrid Arena! Ya lo dicen los asesores de los políticos, “monta una comisión de investigación cuando haya algún problema y échate a dormir”. Pues en el Ayuntamiento que preside la señora Ana Botella han seguido punto por punto el catecismo de la panoplia de fuegos de artificio para hacer que se hace algo cuando en realidad no se está haciendo nada, sino solamente marear la perdiz hasta que pierda por completo el conocimiento. Una ‘genial idea’ de la señora edila de la capital de España que, paradojas de la vida, quiere echar arena sobre el tema.
Lo que me sigue sorprendiendo de este funesto asunto es que nadie ha sido puesto aún a disposición judicial, ni políticos ni empresario. Nadie parece ser responsable de la muerte de ya cinco chicas y de que una quinta siga hospitalizada. Esto es tremebundo y sobre todo más indignante según pasan los días y se van conociendo más detalles del completo caos que fue la fiesta de Halloween en ese pabellón del Madrid Arena. Descontrol con las entradas vendidas, botellón ‘legalizado’ en la ciudad de Botella (¡menuda paradoja!), entrada libre a cierta hora en esa fiesta mortal, entrada de bengalas y así un número de irregularidades sobre las que muchos intentan neutralizar con un vacío informativo evitando exponerse ante los medios de comunicación. De vergüenza.
Me asquea y me repugna que en este santo país llamado España aún no haya nadie con los arrestos necesarios para dar un paso al frente, reconocer los hechos y presentar la dimisión como Dios manda, amén, por supuesto, de asumir las consecuencias económicas y/o judiciales que haya conllevado su pésima gestión. En el Ayuntamiento de Madrid todos los implicados estaban como en esas partidas de póker o de mus, mirándose unos a otros a ver quien era el primo que acababa por tener la peor mano. Y en la empresa del susodicho Flores, que todo estaba conforme a la legalidad vigente y que tenía los permisos pertinentes.
Aquí, como en el Cluedo, alguien miente, todos son cómplices y sospechosos necesarios, pero debe aparecer uno o varios culpables que, de momento, siguen jugando al gato y al ratón a ver si la prensa se olvida del asunto, como si fueran los medios los interesados en empapelar a alguien. De eso nada, señora Botella, señor Villanueva o señor Flores, aquí quienes quieren que se esclarezca todo son las familias de las cinco fallecidas a las que ustedes, por su incompetencia, dejadez o pasividad condujeron, indirectamente, a la muerte.
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