Elblogoferoz.-Con motivo de la celebración del bicentenario del histórico cementerio de San Rafael y San Roque de la capital tinerfeña, en el que se hallan enterradas varias generaciones de ilustres santacruceros, como al científico Sabino Berthelot, hijo adoptivo de la ciudad; el periodista e historiador José Desirée Dugour; el político liberal Luis Benítez de Lugo; el médico Eduardo Domínguez Alfonso, primer presidente del Cabildo constituido en 1913; el militar y político Imeldo Serís; el sacerdote Santiago Beyro o el periodista y político Secundino Delgado, entre otros, el Ayuntamiento capitalino ha organizado varios actos conmemorativos, entre los que destaca un ciclo de conferencias que comienzan mañana.
Bajo el título Jornadas Conmemorativas del Cementerio de San Rafael y San Roque, mañana, martes, a partir de las 20 horas, en el Salón de Plenos del Ayuntamiento, tendrá lugar la primera de las charlas a cargo de Manuel Hernández, profesor de Historia de América de la Universidad de La Laguna y coordinador del Centro Documental Canarias-América del Cabildo Insular. Su ponencia llevará por título La evolución de las creencias sobre la muerte en Santa Cruz de Tenerife.
Las jornadas continuarán el próximo día 21, a partir de las 20 horas, a cargo del profesor Agustín Guimerá, quien disertará sobre El cosmopolitismo y el más allá. Santa Cruz de Tenerife 1880-1930. El ciclo de conferencias tendrá su clausura, el día 28 de noviembre a la misma hora, a cargo del historiador y cronista oficial de Santa Cruz, Luis Cola, quien hablará sobre Antecedentes de San Rafael y San Roque: Tragedia amarilla.
El antiguo cementerio se encuentra situado en el barrio de Cuatro Torres y está catalogado como Bien de Interés Cultural. Su creación data de 1810, con el fin de responder no sólo a las necesidades de la población, sino también a las exigencias sanitarias que entonces se demandaban.
De una manera definitiva, el 5 de noviembre de 1811, cuando una epidemia de fiebre amarilla asolaba al municipio y ante la imposibilidad de seguir utilizando el interior de la ermita de Nuestra Señora de Regla, entró en funcionamiento el nuevo camposanto, que prolongó su vida hasta 1916, cuando fue inaugurado el de Santa Lastenia.
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