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A los canarios, ni agua. Por Paulino Rivero

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Quienes ignoran la importancia que la desalación de agua tiene para los canarios desconocen por completo nuestra historia. Canarias no puede entenderse, no se comprenden nuestro pasado y presente, si no se conoce lo que en esta tierra muchos denominamos el ‘milagro del agua’.

Somos un pueblo que ha tenido que convivir con la escasez y, fruto de esa convivencia con la dificultad, una sociedad que con coraje supo encontrar recursos donde no los había. Desde el Garoé con el que los bimbaches recogían el agua que la bruma destilaba al pasar, hasta las modernas desaladoras alimentadas con energías renovables, la historia de Canarias es la de generaciones de mujeres y hombres que aprendieron a obtener agua con perseverancia y, sin duda, con mucho talento.

Gota a gota, generaciones de canarios dieron respuesta a uno de los principales problemas que afrontaban las Islas y, al mismo tiempo, lograron adaptar esas soluciones a las demandas derivadas de un importante crecimiento poblacional y económico. Con diferentes fórmulas en cada una de las islas -porque distintas eran las condiciones, también diferentes fueron las respuestas- los canarios supimos buscar y encontrar el agua.

Agua

Tradicionalmente hemos tenido que aprovechar el agua de la lluvia captándola a través de diversos mecanismos. Las aguas subterráneas han sido nuestro recurso hidrológico más importante, lo que explica la existencia de más de 2.000 kilómetros de galerías excavadas u otros tantos miles de pozos -una realidad que persiste actualmente en algunas de las islas-.

El desarrollo socioeconómico derivado de la actividad turística y las demandas de una población en continuo crecimiento hizo necesario hace unas décadas volver a tirar del ingenio buscando nuevas fuentes; y esta vez a la lucha de los canarios se unieron dos aliados de valor incalculable, la tecnología y el mar.

Tuvieron que pasar muchos años para que el desarrollo tecnológico viniera a solucionar el problema casi de manera definitiva, y efectivamente se logró mirando al mar. Una vez más, hicimos virtud de la necesidad.

En 1964 se construyó en Lanzarote la primera planta desaladora de Europa para uso urbano, con lo que iniciamos una nueva etapa en la gestión de los recursos hidráulicos; un camino que nos ha permitido que Canarias pueda atender las demandas de sus más dos millones de habitantes, a lo que debemos sumar doce millones de turistas anuales.

El esfuerzo de las distintas administraciones públicas y de la iniciativa privada ha permitido que el número de plantas desaladoras actualmente en producción en el Archipiélago sume 334 plantas, con una capacidad de producción total de agua potable superior a los 640.000 m3/día.

La distribución de plantas desaladoras, sobre el total de las existentes en Canarias, es de 290 radicadas en las islas orientales y 44 en las occidentales. De la producción total de agua potable que se realiza en Canarias (643.212 m3/día), el 66,58% (428.219 m3) se destina al abastecimiento, el 32,97% (212.043 m3) a riego y el 0,46% (2.950 m3) a consumo industrial.

Teniendo en cuenta el consumo estimado de agua potable, la desalación de agua de mar constituye una fuente imprescindible de aportación del agua total que se consume en cada isla, con especial relevancia en Lanzarote y Fuerteventura, donde el agua obtenida por desalación representa casi el 100%, y en Gran Canaria casi el 75% -en el caso de las islas occidentales la necesidad del agua desalada, respecto a la total consumida, es menor al disponer de otros recursos hídricos procedentes de galerías, pozos, etcétera-.

Estos datos nos acercan a la dimensión de la función vital de las plantas desaladoras en Canarias, así como a la dependencia que tenemos de ellas para el consumo de agua.

Pero hay más. La experiencia acumulada por Canarias en la gestión hidráulica se ha convertido también en una baza para nuestra sociedad. El sector del tratamiento del agua, y en concreto el de la desalación, aglutina en el Archipiélago a un número considerable de empresas -la mayoría de ellas netamente canarias, que desarrollan su actividad no sólo en nuestro territorio sino también en el peninsular y en el ámbito internacional-.

La especialización en tecnologías de desalación se ha reflejado también en el terreno académico-formativo. Tanto dentro de las dos universidades canarias como en los centros de investigación, fundaciones y empresas dedicadas a la desalación se imparte desde hace años una formación específica en este campo y a todos los niveles -iniciación, formación profesional, estudios universitarios de ingeniería técnica y superior industrial o postgrado/doctorado, entre otros-. A esto hay que añadir que las plantas desaladoras de Canarias son visitadas por infinidad de técnicos y responsables de la gestión del agua de prácticamente todos los rincones del planeta –a los que Canarias exporta su conocimiento-.

Es importante recordar todo esto para dimensionar en su justa medida la gravedad del paso que va a dar el Gobierno del PP, paso o decisión confirmada por un secretario de Estado.

Una intención, del Gobierno del PP, que si se consuma finalmente en los Presupuestos Generales del Estado condenará a los canarios a que las cantidades a pagar se incrementen en el recibo del agua en hasta un 50%; intención, paso o decisión que, además, denota un desconocimiento y una falta de respeto intolerable a la historia de sacrificios y coraje que ha marcado la exigente -y con el tiempo exitosa- convivencia de los canarios con el agua.

Llueve sobre mojado. Se dijo que se introducirían correcciones respecto a la supresión de las primas a las energías renovables en Canarias; se anunció una cosa y se hizo la contraria

Se dijo que no se tocaría el descuento a residentes; se anunció una cosa y se va a hacer la contraria.

Se dijo que el ministro de Medio Ambiente corregiría la decisión del Gobierno del PP sobre las ayudas a la desalación de aguas, y el secretario de Estado de Medio Ambiente ha afirmado que no se introducirá corrección alguna; se anunció una cosa y se va a hacer la contraria.

A la vista está, los compromisos del PP canario no tienen valor alguno. El PP se compromete a una cosa y hace la contraria.

Y mientras los dirigentes del PP canario callan, se cruzan de brazos y miran hacia otro lado.

Intenciones del Gobierno del PP que, entre otras consecuencias, condenarán a los canarios a pagar el doble por el agua o por viajar.

A pesar de todo, y de no tener razones para la confianza, esperamos que en los Presupuestos Generales del Estado se corrijan algunas de estas decisiones.

Ahora bien, no valen promesas o anuncios. Solo vale ponerlo por escrito, negro sobre blanco.

Las promesas y las conversaciones de ascensor entre ministros no tienen ningún valor mientras no se reflejen en la letra pequeña de los PGE.

Fotografía: JohnONolan

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