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Herramientas de búsqueda, unión y difusión del conocimiento: Bibliotecas virtuales. Por Francisco Alvarado

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Las bibliotecas virtuales se nos presentan como una herramienta de búsqueda y aporte de conocimientos al alcance de cualquiera. Surgieron hace tiempo para cumplimentar una necesidad más que se nos creó a partir de la era internet. ¿Cómo se nos presentan estas bibliotecas virtuales? ¿Cuál es su funcionamiento?

Partiendo del término más genérico, una biblioteca es una institución cuya finalidad consiste en la adquisición, conservación, estudio y exposición de libros y documentos. Otras definiciones de biblioteca aluden a un lugar, a un objeto, e incluso a un conjunto de libros que tienen en común una misma temática.1
La idea de crear una biblioteca virtual que englobe el conocimiento sin límites de estanterías ni grandes salas no es novedosa, pero no deja de sorprendernos. Las posibilidades al acceder a través de la red hacia una biblioteca virtual son tan ilimitadas como el crecimiento constante de autores y lectores.

«Surgieron hace tiempo para cumplimentar una necesidad más que se nos creó a partir de la era internet.»

 

Biblioteca Vasconcelos, México D.F.

El primer objetivo es la unión y organización de todo tipo de documentos, para ponerlo a disposición del lector; ello incluye no sólo libros: archivos de imagen y sonido ocupan un lugar fundamental. Así pues, encontramos una distribución del contenido por formatos (biblioteca, hemeroteca, fonoteca…) y por áreas o materias específicas (Ciencias Sociales, Derecho, Ciencias Naturales…). Si bien es cierto que, sobre todo en lo que respecta a internet, abundan los centros y bibliotecas de naturaleza específica, en busca de fomentar el desarrollo de una comunidad social y científica.La creación de una base de datos y herramienta de búsqueda es clave para el funcionamiento de una biblioteca virtual, un sistema de navegación a través de los fondos que facilita nuestra labor, con la posibilidad de mostrarnos resultados relacionados con la búsqueda.Pero no olvidemos que la biblioteca es una institución, una entidad que se materializa en un edificio, o bien en un portal de internet, como el caso que nos ocupa. Por ello, más allá de organizar, conservar y exponer los fondos, la biblioteca pone en marcha un programa de actividades que apoyan a la difusión del conocimiento a través de su colección: presentación de libros y autores, publicaciones, exposiciones, talleres, conferencias, ciclos de cine…Hasta aquí la teoría. Veamos ahora algunos ejemplos de bibliotecas virtuales.Una biblioteca virtual surge como necesidad de mantener un control más exhaustivo de los fondos, por un lado, y ponerlos a disposición del lector, por otro; pero surge desde un entorno físico, es decir, la existencia de una colección real provoca la aparición de un sistema virtual. La Biblioteca Nacional2es el mejor ejemplo de ello. En este caso, nos referimos a una gran colección que requiere de un control pormenorizado y asistencia inmediata, lo cual crea la necesidad posterior de poder acceder al documento desde nuestro propio ordenador, y con ello, la digitalización de la obra en cuestión, con los mismos objetivos de perdurabilidad y difusión, como es el caso de los recursos digitales que la Biblioteca Nacional pone a nuestra disposición. Por otra parte, la mayoría de las obras no se encuentran digitalizadas -ya sea por motivos de derechos de autor; o porque el trabajo de digitalización necesita de tiempo y dedicación constante, según el crecimiento de sus fondos (un hecho que va a la par de los tiempos actuales)-, lo cual limita nuestro acceso a la búsqueda del documento y no al documento en sí.Caso contrario, aunque con los mismos objetivos, es la Biblioteca Virtual de Andalucía3, un organismo que arranca desde la propia red hacia las obras custodiadas en determinadas instituciones y otros particulares, dentro del ámbito andaluz, para su digitalización y posterior difusión. Aquí se nos oferta una amplia gama de materias y contenidos para nuestra consulta particular, siendo vehículo del conocimiento y a la vez conseguir englobar unos fondos sin necesidad de centralizarlos en un mismo edificio. Por contra, esta tipología dentro de las bibliotecas virtuales conlleva unas limitaciones desde dos perspectivas: debe tratarse de obras de dominio público, no sujetas a derechos de autor; ser obras vinculadas a Andalucía por autor, temática, relación, impresión o publicación, lo cual reduce el número de obras y autores. Aún así, es de destacar que tenga como primer objetivo la recuperación de obras que hasta el momento permanecían casi ocultas, por diversas circunstancias, y que ahora se nos presenta con un sólo click.Otro ejemplo de biblioteca virtual -en este caso, no adscrito a ningún organismo público estatal- que no nace desde un documento sino que se crea mediante documentos es Questia4, un portal con una amplia oferta de libros y documentos al cual accedemos a través de una subscripción o cuota, que cuenta también con un apoyo y recomendación profesional para búsquedas concretas, con más de setenta mil obras completas a nuestra disposición, si bien, el factor numérico, y en este caso también lingüístico, sigue siendo una limitación, pues resulta difícil englobar todo el conocimiento en, al menos, los idiomas más extendidos. Lo más destacable de Questia es el servicio de apoyo profesional a nuestras búsquedas personales.

Aunque no todo tiene un límite, ni por motivos de origen, lengua, y distancia, y la Biblioteca Virtual Mundial5 es buen ejemplo de ello. Las posibilidades y recursos que nos aporta esta herramienta virtual es, como podemos apreciar, digno de mención hacia el objetivo de unificar todo el conocimiento presente.

Un quinto y último ejemplo es la biblioteca virtual como una herramienta más de la página web, buscando más la creación y el desarrollo de una comunidad específica, cuya área de investigación y trabajo sean acordes a sus objetivos. Ya hablamos en otra publicación (link del post “Plataformas digitales de edición”) de qué manera las plataformas digitales de edición trataban de crear una biblioteca con los autores adscritos a su propia red social, creando una comunidad de autores y lectores adscritos. Existen otras bibliotecas virtuales, como es el caso del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)6, que pone a nuestra disposición un bloque concreto sobre fondos documentales, distribuidos según las áreas y tendencias de investigación.

Resultaría muy importante, por un lado, la posibilidad de fomentar de manera virtual las actividades complementarias, sacando partido de todas las posibilidades que nos ofrece la red. Recomendamos, por otro lado, la recurrente visita a la biblioteca, no renunciar a ese contacto directo con el libro, participando en las actividades que nos ofrece la institución.

Croma Comisarios Culturales contempla la biblioteca virtual como una de las grandes herramientas de presente y futuro, capaz de englobar todo el conocimiento, siendo las limitaciones las que nosotros nos queramos imponer.

Fuente de la fotografía: http://www.flickr.com/photos/rageforst/217373929/
Fuente: http://cromacultura.com/

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