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Sebastiao Salgado, fotógrafo agencia Magnum: “Sigo creyendo en la buena condición humana»

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 Cuando uno contempla sus imágenes se tiene la impresión de que una de sus extremidades tiene forma de cámara fotográfica. No sólo posee, como suele decirse, ojo fotográfico. Tiene también alma fotográfica. A menudo hemos disfrutado de su obra en el suplemento dominical de El País. Pertenece a la mejor familia fotográfica del mundo: la apellidada Magnum. Ha invertido todo su tiempo en investigar y recuperar visualmente al hombre en su expresión más sincera, siempre trabajando desde la honestidad más absoluta y encomiable. 

-Sebastiao, has invertido seis años de tu vida en recuperar esos pocos oficios de personas que viven gracias al sudor de sus manos, nunca mejor dicho. ¿Cómo ha sido la convivencia con ellos? ¿No te considerabas tú un privilegiado frente a ellos, al contar con una profesión que se aleja del esfuerzo físico? 

-No, en ese sentido no; porque yo he querido hacer un retrato de esa clase obrera, de mostrar al mundo que existen estos trabajadores de los que nadie habla ya y con estas fotografías quiero reabrir el debate. De ninguna manera me he sentido un privilegiado porque conviví con ellos, en 42 sectores diferentes de actividad. El tiempo mínimo que invertí en cada sector fue de cuatro semanas. Y permanecí con algunos trabajadores hasta cuatro meses. 

-La exposición que ahora mismo sigue recorriendo el mundo recoge imágenes de los trabajadores de ‘Sierra Pelada’, en Brasil, las fábricas de bicicletas en China, o los pescadores de atún de Sicilia. ¿Cuántas imágenes han sido en total? Y, sobre todo, ¿cuánto has cambiado tú en cada una de las imágenes que has hecho? 

-No sé el total… porque en seis años hay tiempo para disparar muchas fotografías. Yo creo que he llegado a tener como 40 o 45.000 copias pequeñas para elegir el cuerpo principal del trabajo, que ha sido más o menos de unas 4.500 fotografías y de entre éstas he elegido 250 para la exposición y 640 para una proyección audiovisual. En cuanto a la segunda pregunta, tengo que reconocer que me han afectado mucho, porque la vida es una mutación permanente, un reciclaje permanente de todos nosotros y lo que yo he visto en estos seis años ha sido enormemente valioso para mí. Estoy orgulloso de pertenecer a la especie humana y de comprobar que tal vez el hombre sea el animal más sofisticado en reciclar su propio universo. Yo creo que lo principal es que el trabajo no sólo ennoblece al hombre, no sólo garantiza su supervivencia, sino la de toda la especie. Mi trabajo con la cámara me ha ayudado a seguir creyendo en la buena condición de la especie humana. 

-Y de esa verdadera antropología que has hecho del mundo del trabajo, Sebastiao, ¿ésta es la conclusión más valiosa que extraes? 

-Sí, sin duda. Y aún puedo añadir más: si tenemos la capacidad para comprendernos, para saber que hay un trabajo hecho en el sur que es muy duro, es muy explotado, cada año peor remunerado; si tenemos la capacidad de volver la vista al Tercer Mundo y facilitar un mayor equilibrio social, yo creo que podremos, sin ninguna duda, sobrevivir como especie. De lo contrario será muy difícil. 

-¿Qué similitudes has encontrado entre un trabajador de tu país, de Sierra Pelada, y el de China, o el de Sicilia, por volver a los ejemplos de antes? 

-No hay mucha diferencia entre el trabajo de una parte o de otra del mundo. Un trabajador de China, de España, de Francia o de China son muy parecidos. Sólo hay una diferencia de lenguas, pero ésta es una diferencia puramente cultural. La base es la misma. El hombre tiene conciencia de que es la base del sistema y que sin ellos el sistema no puede sostenerse. Este sentimiento es común a todos los trabajadores del mundo. 

-¿Este trabajo ya está concluido, o te quedan todavía algunos flecos por cerrar? 

-Sí, este trabajo lo doy por terminado. Ahora empiezo otra historia. 

-¿En qué estás pensando ahora? 

-Pienso en un trabajo sobre el desplazamiento de población del sur hacia el norte. Cómo ha cambiado la demografía en África, en Asia, en Europa. El caso de los refugiados. .. 

-Sebastiao Salgado es un brasileño, nacido en 1944, que iba para economista… no me lo explico… ¿cómo cambió tanto tu camino? 

 –No, no cambió tanto. En realidad hago más o menos la misma cosa. Antes trabajaba efectivamente como economista, y ahora trabajo con una cámara fotográfica, pero la actividad es muy similar, es un trabajo social. 

-Sebastiao, también perteneces a una de las agencias de mayor prestigio en el mundo, Magnum, con sedes en Londres, París y Nueva York, entre sus filas han trabajado nombres como los de Robert Capa o Henry Cartier Bresson, por citar sólo un par de nombres, o nuestra Cristina García Rodero. Supongo que pertenecer a Magnum implicará una mayor responsabilidad a la hora de desarrollar tu trabajo. Supondrá un mayor compromiso con la verdad y con la solidaridad, los que fueron grandes objetivos de esta Agencia, las grandes notas que inspiraron su constitución. 

-Sí, así es. Hasta hoy la gran mayoría de fotógrafos de la Agencia Magnum, no me atrevería a afirmar que la totalidad, pero sí una gran mayoría trabaja la fotografía social, comprometida, humana. Yo creo que Magnum sigue siendo muy importante en este sentido. Existe además un buen clima entre nosotros, hay una convivencia todavía con algunos de los componentes más veteranos y por supuesto la llegada de otras generaciones más jóvenes que también tienen indudablemente su lugar. Se está produciendo un cambio muy interesante en la Agencia. 

-Para terminar, Sebastiao, ¿cómo te gustaría que el público estudiara tu obra? 

-Me gustaría que el público viera mi trabajo como un retrato de nosotros mismos, de la especie humana, porque quiero subrayar que es nuestra propia historia, la que está teniendo lugar ahora mismo, en nuestro tiempo. Cualquiera que se haga preguntas se dará cuenta de que algún componente de su familia ha pertenecido a alguno de estos oficios -en una fábrica textil, de coches, o en una mina- que hoy están en decadencia, pero que todavía no han desaparecido del todo.

 

Entrevista realizada a Sebastiao Salgado en Radio Madrid (SER), en el programa ‘Madrid, todo lo cura’, año 1996, con ocasión de la inauguración de su exposición sobre los oficios del mundo en Madrid.

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