FIRMAS Jesús Pedreira Calamita

LeBron James ya tiene su anillo. Por Jesús Pedreira Calamita

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La N.B.A. fue conocida en España a principios de los años ochenta. De la mano de Ramón Trecet empezamos a conocer a los mejores baloncestistas del mundo por su programa en Televisión Española. También disfrutamos viendo a los mejores equipos de aquella época: los Lakers de Los Ángeles y los Celtics de Boston, con sus superfiguras Magic Johnson y Larry Bird, hasta la irrupción de Michael Jordan y sus Bulls de Chicago.  TVE transmitía en diferido algunos partidos de la NBA y normalmente los partidos de las Series Finales. Como no estábamos acostumbrados a ver los partidos en directo y, sobre todo, nos entusiasmaban, pues pasamos muchas madrugadas de junio en vela.

Algunas narraciones contaban con el mejor periodista deportivo español de los últimos treinta años: Santiago Segurola. Con el ilustre comunicador vasco nos dimos cuenta que la vida de un deportista no comienza cuando su rutilante carrera empieza a destacar. Con Segurola –el más documentado periodista también- conocíamos de qué ciudad era un destacado baloncestista de la NBA, de qué barrio, si su familia era o no desestructurada, si había destacado o no ya en High School, y si su proyección en el baloncesto universitario norteamericano –la conocida NCAA- fue desde su etapa inicial, o en su segundo año –Sophomore- o, siendo Junior o Senior. O tal vez, fuera un número anónimo en el draft, y su verdadero talento lo demostró en sus primeros años en la NBA.

Las revistas baloncestísticas españolas de la época –Gigantes, entre otras- sólo se hacían eco de la actualidad de la NBA en escasas páginas finales. Los que estábamos ávidos de conocer todo sobre dicha Liga –recordemos que no existía Internet- teníamos que suscribirnos a revistas de Estados Unidos –Basketball Digest o Inside Sports o la célebre Sports Illustrated.

http://lebronjameshq.blogspot.com.es

Desde esa época conocemos –y no sólo en la NBA- que las máximas estrellas mundiales no siempre alcanzan el cénit, bien porque no llegan a descollar por sí mismas lo que se esperaba de los baloncestistas en su etapa colegial, bien porque están en un equipo mediocre –Moses Malone en Atlanta Hawks- o porque otros conjuntos de su época son sencillamente portentosos –Pat Ewing y los Knicks de Nueva York,  nunca consiguieron el anillo de la NBA-, bien porque eran la única megaestrella del equipo de basket –Kart Malone, el Cartero, con los Utah Jazz.

En otros casos, tras haber pasado muchos años en la misma ciudad y en el mismo equipo, el cambio de aires suele sentar muy bien. Es lo que le ha ocurrido a LeBron James.

LeBron nada más comenzar High School se convirtió en el fenómeno baloncestístico del siglo XXI. Su carrera fue distinta a la usual. No jugó en la competición universitaria sino que dio el salto directamente a la NBA desde el Bachillerato. Y, además, por la puerta grande, ya que fue elegido en el número 1 del draft de 2003 por los Cleveland Cavaliers.

Su madre tuvo que hacerse cargo del pequeño LeBron cuando su padre por adicción a la bebida se desentendió de ambos nada más nacer el pequeño. Los barrios y los suburbios de Ohio, fueron los escenarios de la niñez de LeBron con su madre trabajando a desvelo, y con ayuda de familiares para salvarlos de la pobreza. El pequeño desde los nueve años ya destacó en el baloncesto. Su capacidad física y sus condiciones innatas hicieron el resto. Destacó desde los catorce años en High School llevando a su pequeño instituto a las finales nacionales infantiles de EE.UU.

Y ya en la NBA se convirtió rápidamente en una estrella. Y, sobre todo, batió rápidamente todos los récords de precocidad: el jugador más joven de la historia en lograr un triple-doble, más de 30 puntos en un partido, el más joven en anotar 1.000 puntos. Y la gloria mundial, con el título de Campeón del Mundo y de los JJ.OO. con EE.UU.

Sin embargo, y a pesar que los títulos individuales los seguía acumulando: jugador más joven en conseguir el título de MVP de la Liga –que ha obtenido en varias ocasiones-, el más precoz en conseguir los 5.000, los 10.000 y los 15.000 puntos, y estar en el quinteto titular del All Star Game –con talentos de la talla de Kevin Garnett, Dwight Howard, Kobe Bryant o Dwyane Wade-, los títulos por equipo no llegaban.

Cleveland Cavaliers de la mano de LeBron James poco a poco se hizo un hueco entre los Grandes. Logró ser el mejor equipo del Este, logró en dos ocasiones ganar la Conferencia Este, pero siempre perdía en las finales –bien ante San Antonio Spurs en 2007, bien ante Dallas Mavericks en 2010. Y…el magnífico alero de 2,03 metros decidió cambiar de aires la pasada temporada:  recaló en Miami. Los Heat habían llegado a la final de 2011 y ya tenía un anillo. La incorporación de LeBron James fue fundamental. Tenía ganas de ser campeón y lo consiguió a lo Grande. El final de la Conferencia Este en el sexto partido ante los Celtics en Boston consagró definitivamente al de Ohio: logró 46 puntos 15 rebotes y 5 asistencias. Y ya la final ante Oklahoma City Thunder fue un triunfo arrollador por 4 a 1, con LeBron como MVP de la final.

LeBron James, un genio de la NBA, que lo tenía todo…menos el ansiado anillo. Ahora ya lo tiene y su futuro con sólo 26 años será más deslumbrante si cabe aún.

Jesús Pedreira Calamita

Licenciado en Derecho, Sociología e Historia

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