Oía ayer en la radio a un dirigente sindical anunciando con desparpajo que el próximo domingo se llevará a cabo en Tenerife la manifestación contra la reforma laboral pese a que se celebra el Carnaval de Día. Y caí en la cuenta que los sindicatos, en esta isla, han encontrado la coartada perfecta para justificar el previsible fracaso de la convocatoria.
La culpa no la tendrá el escaso crédito de las organizaciones sindicales que, desde hace años, no hacen aspavientos por las cifras del desempleo en este país ni se han preocupado en averiguar qué falla en la reinserción laboral, más allá del cobro del subsidio de turno. La culpa la tendrá la resaca colectiva, el Carnaval de Día, las ganas de juerga del personal pese a la que está cayendo y, si me apuran, el mal tiempo.
Los sindicatos, en Tenerife, no han tenido arrestos para convocarnos a las protestas otro día, como tampoco han tenido cojones –y perdón por la expresión, soez, lo admito- de anunciar una huelga general. Decía un lector de este digital –y con toda la razón- que cuando los líderes de Comisiones y UGT quieren convertir la calle en “un hervidero” no se percatan de que ya llevamos años sancochados mientras ellos siguen cobrando sus subvenciones y hacen poco, o muy poco, para que parado consiga un empleo.
El próximo domingo será evidente que los ciudadanos irán por un lado y los sindicatos, como siempre, por otro. Pero la culpa será del Carnaval, o de la resaca, o del mal tiempo.
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