No sé cuándo fue la primera vez que escuché a Antonio Alarcó alabar a Adán Martín como mandatario público. Tampoco recuerdo cuando Cristina Tavío inició el encumbramiento de Manolo Hermoso para exponerlo como modelo de alcalde. Lo cierto, es que lo han hecho ante el asombro de la burguesía santacrucera, que ha entendido que los sucesores de los líderes nacionalistas eran los cabezas de lista del PP. Este hurto de los padres áticos por parte de los populares ha tenido lugar ante una parálisis afásica de todo Galcerán 7-9, sede de CC, que no ha hecho ni dicho nada al respecto. Una tetraplejia política que permanece latente a día de hoy, mientras la niña Tavío pide hasta un busto para el exalcalde Miguel Zerolo.
Victoriano Ríos (respetado ideólogo nacionalista) recomendaba a los suyos que ni hablaran, ni hicieran demasiado ruido en las campañas políticas, porque los otros (en alusión a populares y socialistas) perdían las elecciones peleándose entre ellos. Leyenda urbana o no, lo que ha ocurrido es que se ha dado la vuelta la tortilla. El nacionalismo canario se ha venido enconando en una guerra fratricida sin cuartel, no sólo entre las distintas formaciones políticas, sino a título particular entre sus cabezas más visibles. Los años en el poder, y el ansia de las nuevas generaciones y ramificaciones por ostentarlo, han logrado romper la conexión que se tenía desde hacía décadas con un numeroso conjunto de votantes. Ani Oramas lo llamó refundación, y en esa casa que es CC pueden llamarlo como quieran. Supongo que la congresista lagunera se percata, como otros tantos, de que muchos votantes nacionalistas de ayer son los que hoy encumbran al PP, formación en la que ven reflejados toda una serie de valores, que vaya usted a saber porqué, CC ni menciona.
Puede estar pasando que el PP le esté robando las estrellas más valiosas a CC en una burda maniobra de marketing político. Pero hay una duda que es mucho más cruel que todo esto. Una cuestión que una importante parte de la sociedad ya ha respondido en las urnas en las dos pasadas contiendas electorales, y que inquieta a mucho a muchos. ¿Son (quizás realmente) Cristina Tavío, Antonio Alarcó y Pablo Matos, los llamados a suceder a los líderes de ATI, ante un estrato social que CC ha dejado de representar, y que antes sí lo hacía en las figuras políticas de Manolo Hermoso, Adán Martín o Miguel Zerolo? ¿Ese conjunto de ciudadanos que ha votado al PP porque hoy no ve a sus iguales en CC, tiene vuelta atrás? Creo que la pregunta es más que pertinente para algunos miembros coalicioneros. Máxime, cuando son estos desencantados votantes los que le han otorgado la mayoría de los sufragios al Partido Popular chicharrero, poniendo en jaque a los nacionalistas, que han tenido que recurrir a rocambolescos pactos para perpetuarse en el poder.
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