Nunca una institución tan importante ha caído tan bajo como ha ocurrido con la Diputación del Común, el defensor del pueblo de Canarias. Luis Cobiella, el primero en desempeñar el cargo, nos hizo creer a muchos que el común de los mortales, es decir, todos nosotros, teníamos un aliado que velaba por nuestros derechos y nos defendía frente a una Administración que ya entonces trataba a sus administrados con desdén y los aturdía con una maraña burocrática tejida con habilidad para enredar la eficacia y paralizar la eficiencia. Luego, todo se vino abajo.
Seguro que si les pido los nombres de las personas que han sido Diputados del Común se verán en un aprieto. Recordarán antes las bufonadas de Manuel Alcaide, como la de poner uniformes a los funcionarios, que a sus antecesores en el cargo. Les refresco la memoria: Arcadio Díaz Tejera, Fernando Giménez y Manuel Alcaide, éste último a punto de cumplir cinco años en funciones por la incapacidad de los parlamentarios canarios de ponerse de acuerdo en renovar las instituciones de las Islas.
Cronológicamente se ha cumplido el dicho de ‘otro vendrá que bueno te hará’. Es decir, que el siguiente siempre lo ha hecho peor que el anterior hasta llegar a la situación actual, que ha permitido al PP cuestionarse incluso la continuidad de la Diputación del Común. Bien es verdad que antes hasta Coalición Canaria, que se proclama partido nacionalista, se cuestionó cambiarle el nombre y en el colmo de la tontería política ha creado una Adjuntía para la Igualdad y el Maltrato en lugar de ampliar las competencias del Diputado del Común, convertido en una caricatura de lo que se pretendía. Desgraciadamente para nosotros, que somos el común.
Por eso espero que, mañana, Jerónimo Saavedra salga elegido Diputado del Común. A mi juicio es el único político de Canarias capacitado para devolvernos la voz que otros ahogaron, rescatar la Diputación del Común del fango en que otros la sumergieron y convertirse, esta vez sí, en defensor de nuestros derechos. Le creo capaz y creo que tiene ganas. No va a ser fácil, pero si Jerónimo Saavedra no lo logra, no lo hará nadie.
Hace ya unos años, cuando ni siquiera Coalición Canaria existía y el PP aún no había adoptado estas siglas, Saavedra repetía con machacona insistencia una frase: Canarias es posible. Y Canarias fue posible. Ahora tendrá que convencernos de que la Diputación del Común también es posible. Y además, imprescindible. Le creo capacitado para llevar a cabo esta tarea y con inteligencia para demostrarle a Soria y al PP que pasarán a la historia por haberse negado a elegir al Diputado del Común que defendió al común de los canarios frente a una Administración incapaz de atenuar sus preocupaciones, poco eficaz, menos eficiente y casi irrespetuosa con sus administrados. Y confío en que lo logre. Por el bien común. De todos nosotros.
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