Elblogoferoz / Paco Almagro.- Mal que le pese a la ONCE (Organización Nacional de Ciegos de España) la OID goza de una magnífica salud. Antes de entrar a hablar del entrevistado, permítanme que les cuente tres experiencias personales que me ha acarreado que haya apostado por la OID en mi vida profesional.
Corría la mitad de los años ’90 y la OID aterrizaba en Tenerife. Yo era director comercial del desaparecido periódico La Gaceta de Canarias. Un día me visita un representante de esta entidad y me contrata una pequeña campaña publicitaria; unos pocos faldones para ser exactos. Acepto y se anuncian.
Al poco tiempo me llama el delegado provincial de la ONCE en esta isla, y me pide que le visite en su despacho. “Si deja de publicar los anuncios de la OID empezaremos a poner mucha publicidad en su periódico” me propuso; los que me conocen ya se imaginan qué le respondí al chantaje.
Y dale que te pego. Años después, trabajando en el grupo Idea como responsable de publicidad, la OID me pide de nuevo anunciarse en la radio. Cerramos una campaña anual y a los pocos días de empezar ésta recibo una nueva llamada de la ONCE.
Me reúno con ellos en la antigua sede que estaba junto al mercado Nuestra Señora de África, y otro delegado –acompañado de tres persona más- me hace una perecida propuesta indecente en lo económico y en lo ético. La OID siguió siendo cliente de esa emisora, incluso años después de que yo me marchara de la casa.
Denuncia contra el programa Donaccion. Hace un par de años, produciendo ya mi empresa el programa Donaccion en la Dos de la Televisión Canaria, me dicen que han presentado una denuncia contra el programa en Autocontrol de la Publicidad (entidad nacional que regula los mensajes publicitarios).

En la denuncia, los representantes legales de la ONCE (una agencia nacional de publicidad de mucho fuste y abogados varios) alegaban que los anuncios que emitíamos de la OID “incitaban al juego” (por cierto, los mismos spot que siguen emitiéndose hoy día).
Ustedes –como yo lo hice en aquel momento- se preguntarán: ¿y entonces a qué demonios incita las distintas campañas millonarias de la ONCE en televisión?
Como anécdota les cuento que, tiempo antes de que la organización denunciada fuera patrocinador de un programa que se mantiene únicamente de sus clientes, sin recibir fondos públicos y que trata entre otras cosas la discapacidad, contactamos con la ONCE para presentarles el proyecto por si les interesaba. Ni nos recibieron.
Regresando a la denuncia, la OID puso a mi disposición su gabinete jurídico, cosa que no hizo falta ya que Autocontrol de la Publicidad rechazó la pataleta infantil de la organización de ciegos. Paralelamente la dirección de la Televisión Canaria tampoco se arrugó ante el chantaje de la ONCE de “quitarles toda la publicidad si seguían emitiéndose campañas de la competencia”.
Por cierto, esa misma semana el Cabildo de Tenerife galardonaba al programa Donacción con el premio “Valores Humanos 2009”. Creo que la ONCE también lo tiene.
Cientos de familias canarias viven dignamente gracias a los cupones. Y ahora que ya saben cómo se las gastan algunos, y para que nos cuente la lucha que ha mantenido para que sus vendedores de cupones puedan trabajar con todos sus derechos en la calle, que sea el propio presidente quien nos relate cómo y porqué nace esta organización.
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