Manuel E. Díaz Noda.-
La semana pasada nos sentimos tremendamente conmovidos e indignados con la noticia que nos llegaba desde Irán acerca de la condena de un año de cárcel y 90 latigazos a la actriz Marzieh Vafamehr por su papel en la película “My Teheran for Sale”, crítica con la censura que sufren los artistas en este país. La película, co-producida por Australia, cuenta la historia de una joven actriz que viven en Teherán y cuya obra de teatro es prohibida por las autoridades. Debido a esto la protagonista se ve obligada a vivir en la clandestinidad para poder expresarse artísticamente. Sin duda un desgraciado caso en el que realidad y ficción se confunden. Esta noticia nos llega sin que haya pasado un año de la condena al cineasta Jafar Panahi a seis años de prisión y la prohibición a hacer películas o viajar al extranjero durante 20 años.
Mientras tanto, en nuestro país, la industria se ha visto sorprendida por una nueva polémica relacionada con el sistema de subvenciones y pagos de nuestro cine. El debate sobre si el cine español debe o no debe estar subvencionado por el Estado y en qué medida, no es nuevo. Es un tema que emerge cada cierto tiempo y que genera posiciones encontradas. Hace poco el veterano director Vicente Aranda comentaba que “sin subvenciones no hay cine, porque España ni siquiera tiene el número de habitantes suficiente como para que una película de éxito cubra el presupuesto de la cinta». Por otro lado, hace pocas semanas, el cineasta Tinieblas González denunciaba en rueda de prensa los tejemanejes que llevan a cabo algunas productoras para sacar provecho de las subvenciones que concede el Ministerio, poniendo sobre el tapete un secreto a voces muchas veces insinuado pero sobre el que nadie quiere pronunciarse para no desarticular todo el sistema actual de ayudas.
El último ejemplo de las situaciones bochornosas que esto provoca lo encontramos las semana pasada durante la promoción de la película “El Capitán Trueno y el Santo Grial”, con el protagonista, Sergio Peris Mencheta, arremetiendo contra el productor de la película, Pau Vergara, acusándole de haberse acreditado como autor del guión en solitario (excluyendo de los créditos a Antonio Hernández, el director), de eludir pagos y de la forma penosa en que se ha organizado la promoción de la película (cancelando ruedas de prensa y eliminando publicidad de la película en los medios). Antonio Mansilla, uno de los productores de la película, ha sido quien ha respondido a algunas de las acusaciones de Peris Mencheta, alegando que las acusaciones del actor se deben a un enfrentamiento personal de éste con Vergara y que en lo referente a los apartados económicos, estos se deben a la situación de crisis económica en la que nos encontramos y que se irán solucionado poco a poco. Sea quien sea quien tenga la razón en este caso, da la impresión de que tras la negativa recepción de la película ahora sus responsables están lanzándose el muerto unos a otros intentado dirimir responsabilidades en lo que puede ser perfectamente el mayor fracaso artístico y económico del cine español en este 2011.
Resulta lamentable que mientras, en algunas partes del mundo, hay artistas como Marzieh Vafamehr o Jafar Panahi que comprometen su libertad y su salud física para denunciar una tiranía, en nuestro país sigamos anclados en esa España de la picaresca y el pitorreo. Sea cual sea la industria que queramos crear, está claro que éste no es el camino. Si, como asegura Vicente Aranda, el cine español realmente necesita de subvenciones para subsistir, flaco favor es el que se hacen los cineastas al promover y permitir circos como éste. Evidentemente, y por fortuna, no todo el monte son hierbajos, hay cineastas que hacen esfuerzos titánicos para poder sacar a delante sus proyectos con las ayudas que pueden conseguir, pero en épocas de crisis como la que vivimos actualmente, el ciudadano necesita confirmar que el dinero de sus impuestos destinado a cultura se está gestionando realmente con inteligencia y sensibilidad y casos como “El Capitán Trueno y el Santo Grial” hacen muy difícil justificar el apoyo institucional a nuestra industria cinematográfica.
Visítanos en adivinaquienvienealcine.com
Añade un comentario