Elblogoferoz / C. Ruano.- La sede central de CajaCanarias ha sido insuficiente para contener la obra del artista plástico José Abad, cuya retrospectiva ha entrado en erupción, ha desbordado salas y vestíbulos, ha discurrido por las calles y plazas cercanas, ha tomado el Museo de Bellas Artes y ha subido hasta La Laguna para que podamos hacernos una idea de la prolífica obra de uno de los artistas plásticos más importantes de Tenerife. Abad, cuya capacidad de creación es inagotable, considera esta retrospectiva de su obra como “un testamento de juventud”, pero lo que de verdad le interesa es “lo que viene a partir de ahora”.
Bajo el título “Eros, formas y azar”, la retrospectiva de José Abad abarca medio siglo de creación, donde el azar ordena y desordena la naturaleza”, según el presidente de CajaCanarias, Álvaro Arvelo. Estamos, sin duda, ante una de las exposiciones más importantes llevadas a cabo por la entidad de ahorro y ha supuesto “un esfuerzo titánico”, como reconoció Arvelo. Una prueba de ello es que la muestra se terminó de montar a las cinco de esta madrugada, pocas horas antes de su inauguración oficial, cuyo epílogo será la apertura, la próxima semana, de la exposición en la Sala Juan Cas de La Laguna. Allí también Abad invade la calle porque lo que le interesa “es llamar la atención de la gente; lo peor que podría ocurrir sería la indeferencia del público”.
La obra del artista plástico desborda la sede de CajaCanarias y fluye por el centro de Santa Cruz y La Laguna
Pero la indiferencia no es un estado de ánimo compatible con la visión de la obra de Abad. Nadie puede quedar impertérrito cuando pasee entre sus esculturas junto a la Plaza del Príncipe o cuando contemple, por primera vez en Tenerife, su monumental Retablo de Teguise. Y mucho menos cuando se asome y se multiplique y pase a formar parte de una tribu de ídolos africanos cuya instalación entre espejos provoca vértigo.
Ni siquiera Abad, el hombre huraño, pudo permanecer impasible al mencionar a su esposa, Reyes, la que organiza el caos creativo del escultor. “Yo no hablo, hago esculturas”, dijo al inicio de la presentación y su voz se quebró emocionada cuando quiso esculpir su agradecimiento eterno a la que ha sido su alter ego, la mujer “sin la cual yo no sería nada”, confesaría luego durante el recorrido por la exposición.
Desde hoy y hasta el 28 de enero, la obra de Abad convivirá con los transeúntes en las calles de Santa Cruz y de La Laguna y aguardará impaciente a que la visiten entre las paredes del Espacio Cultural de CajaCanarias, el Museo Municipal de Bellas Artes de la capital tinerfeña y la Sala de Arte Juan Cas de La Laguna. No deben perdérselo y no requiere un esfuerzo especial, basta con salir a la calle para tropezarse con las esculturas, monumentales, de José Abad y admirar la capacidad creadora de este artista plástico al que, en una ocasión, arrancaron de su taller para llevarlo a La Graciosa con el fin de que descansara. Al día siguiente, con piedras y desechos que el mar arrojaba a la orilla de una isla casi desierta, Abad se entretenía realizando esculturas, incapaz de contener la erupción creativa que ha convulsionado toda su vida. De la misma manera, cuando usted se tropiece con sus esculturas en la calle se verá, aún a su pesar, impelido a entrar en las tres sedes de la exposición para comprobar de qué es capaz el talento, el caos y el azar.
Añade un comentario