SINC / Eva Rdoríguez.- Conocer la relación entre crecimiento económico y sus fluctuaciones cíclicas es fundamental para la toma de decisiones políticas a largo plazo. Omar Licandro, director de investigación de la Barcelona Graduate School of Economics (GSE) y profesor de investigación del CSIC, trabaja sobre estos y otros temas. Sus estudios han contribuido a que su centro esté preseleccionado para optar a uno de los distintivos Severo Ochoa 2011.
– Como experto en macroeconomía, ¿qué le pronostica a la economía española y a su crecimiento?
El mundo desarrollado está viviendo la crisis más profunda de la posguerra y todavía queda mucho camino por recorrer antes de que veamos el final del túnel. En particular, a España le llevará un tiempo salir de la recesión, con el agravante de que algunos sectores, como la construcción, tardarán aún más en recuperarse.
Omar Licandro, director de investigación de la Barcelona GSE: “El mundo desarrollado está viviendo la crisis más profunda de la posguerra”
– ¿Debemos ser pesimistas ante la salida de la crisis?
Que el árbol no nos oculte el bosque. Los ciclos económicos son una parte intrínseca de las economías modernas, el contrapunto del crecimiento y la prosperidad. El estado actual de la tecnología y su permanente progreso, así como la solidez de nuestras instituciones, son una señal inequívoca del futuro prometedor que nos espera. España recuperará su senda de crecimiento en unos años. Esperemos que sean pocos.
– ¿Qué destacaría de sus últimas investigaciones sobre crecimiento económico?
El eje central de mi trabajo científico es el estudio del crecimiento a largo plazo de las economías modernas. Dentro de mi línea de investigación destacaría la relación entre progreso técnico y crecimiento económico, y su otra cara, la obsolescencia del capital físico y humano; y la frontera entre crecimiento económico, historia económica y demografía.
– ¿En qué medida afecta a la economía que las tecnologías se queden obsoletas?
El elevado ritmo al que el progreso técnico se expande en los países desarrollados, con todas las ventajas económicas y sociales que conlleva, destruye continuamente aquellas tecnologías que van quedando desfasadas, así como el tipo de cualificación asociado. Este patrón de comportamiento de las economías modernas tiene múltiples efectos sobre el ciclo económico, a través de procesos de creación destructiva. En particular, tiene efectos redistributivos que afectan negativamente a aquellos que no han sabido o no han podido adaptarse a los nuevos tiempos.
– En la actualidad, ¿qué proyectos tiene en curso?
Trabajo en varios proyectos. El primero estudia el papel del comercio internacional en el crecimiento de la productividad de las empresas. El trabajo concluye que la apertura al comercio provoca que las empresas que sobreviven inviertan más en I+D. Un segundo proyecto estudia la evolución de la esperanza de vida con anterioridad a la revolución industrial, y revela que la esperanza de vida ha fluctuado de forma constante hasta el siglo XVII d. C., para luego aumentar de forma sostenida. Por último, trabajo en un tercer proyecto que analiza la relación entre crecimiento y fluctuaciones.
– Su centro es uno de los 22 preseleccionados a la distinción Severo Ochoa del Ministerio de Ciencia e Innovación, ¿qué supone esta valoración para usted?
Es de esperar que con la creación de este reconocimiento la ciencia española se eleve al nivel de prestigio que le corresponde, a través de un esfuerzo conjunto de la administración, el sector privado (todavía ausente) y la comunidad científica. El programa Severo Ochoa puede marcar un antes y un después para la ciencia española, al traer consigo un cambio cualitativo en la financiación pública, y seguramente privada, de la investigación. Al ser una señal inequívoca de excelencia, permitirá que los fondos públicos y privados destinados a la investigación se asignen de forma eficiente, dirigiéndose a los centros de investigación con mayor impacto.
Añade un comentario