Este es el UARS, lanzado por EE.UU. en 1991. El satélite se desintegrará al entrar en contacto con la atmósfera. Tiene componentes de titanio que podrían no quemarse en la reentrada. 26 grandes piezas podrían caer entre 57º Norte y 57º Sur. Las partes del satélite podrían extenderse sobre una superficie de 800 kilómetros.
El viernes estaré pendiente de Pepe Moreno (por las emergencias de Radio El Día), Daswani (por los avances informativos de la autonómica), el ex seminarista de un confidencial grancanario (por la mala leche que se gasta) e Internet, la mayor fuente de información conocida incluyendo una bolsa llena de mentiras y rumores. No quiero que los trozos del satélite UARS vayan a cogerme caminando o conduciendo y caiga sobre mí un `cacho´ de titanio que pueda dañar mi ya desajustada cabeza. La falta de precisión a sólo 24 horas del suceso que tiene revolucionada la red y los medios convencionales, hace que la gente se pregunte dónde diablos puede caer esa chatarra espacial.
Poco se ha oído estos días sobre el tan cercano Astrofísico de Canarias, donde sus grandes ojos estelares se encargan de contabilizar y relacionar la basura espacial desde hace años. Mucha mierda en esos cielos de Dios. Desde allí podrán caer pedazos de un satélite inservible, como otros muchos, abandonado a su suerte desde el 2005.
El PP de Santa Cruz anda como loco animando a los primeros espadas del actual pacto capitalino a que inauguren alguna acera, parterre o fiesta vecinal este viernes, a ver si les cae encima. Guimerá y Guigou no paran de mandar mensajes a Odalys Padrón para quedar con ella en un descampado de Añaza, con la excusa de recomponer el otrora reivindicativo Ciudadanos pero con la finalidad de un `satelitazo´. Y la azafata política y orinal de Rubalcaba, Elena Valenciano, ha convocado a Curbelo y afectos al virrey gomero en las pistas del aeropuerto para una supuesta reunión conciliadora…
En fin, que el viejo satélite del que se sabe todo menos dos cosas -dónde caerá y si realmente cumplió su misión de estudiar la alta atmósfera-, es objeto de conversación en tertulias, bares, taxis, peluquerías y hasta en programas del corazón peninsulares. Menos mal que en Canarias no hay espacios de ese tipo que si no cualquier `Guanchimariñas´ aseguraría que el objeto final del satélite es caerle encima a Paulino, por influencia del planeta Soria.
Me pregunto si los seguros cubren daños en viviendas o vehículos en este tipo de accidentes. También cómo puede el satélite ser tan rápido y dar 14 vueltas al día a la Tierra; y si esa es la razón por la que no se sepa dónde coño caerán los trozos. Un amigo me animó a sacar a pasear a la suegra, sin casco. Otro afirma que cada año `llueve´ sobre el planeta mucha porquería del espacio y nunca pasa nada. Las autoridades norteamericanas se han apresurado a anunciar que, si por casualidad cae en zonas pobladas, a nadie se le ocurra tocar pieza alguna, ni esconderla con el propósito de venderla en e-Bay. Este tipo de curiosidades las compran coleccionistas, tanto como unas bragas de Marilyn Monroe, a precio de oro.
Espero que reproduciendo mi escasa suerte en la Once y las quinielas, la probabilidad de que caiga sobre mí sea incluso menor de lo que anuncian los científicos de la NASA: una entre 3.200 ó 10.000 (depende del medio). Si el día 23 tiene que caerme algo que sea el Euromillón.
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